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Interés General
Niños, los únicos “privilegiados”
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Sábado, 28 de junio de 2008

En la nueva Argentina, construida a partir del peronismo en el poder, la creación de la “Fundación Eva Perón” fue el brazo ejecutor para la reparación de los sectores más humildes de la patria, atendiendo y resolviendo la situación de pobreza de miles de argentinos, quienes padecían de las necesidades básicas insatisfechas más elementales y, para que en todo el territorio nacional ningún niño, desde la infancia hasta la adolescencia, sufra la desigualdad por haber nacido en un hogar pobre.

Por Jorge Guidi

Esta realidad la vivió la propia “Evita”, por eso tuvo la comprensión y el apoyo incondicional de su mentor y maestro el General Perón, para realizar desde la fundación la tarea social mas humanista y cristiana que conoce Argentina y el mundo, convirtiendo a los niños, en los únicos “privilegiados”. Esta mujer incomparable a base de coraje y firmeza, a pesar, de los odios y rencores que cosechó, no doblegaron su espíritu combativo para lograr una patria más justa, más igualitaria y más solidaria con los que menos tienen o desvalidos de la argentina. La Fundación Eva Perón surgió para cambiar el concepto de beneficencia por el de justicia social, hace 60 años el 19 de enero de 1948, y comenzó a funcionar brindando asistencia económica y facilidades laborales a las familias más pobres y a las madres solteras, a los ancianos y las jovencitas que viajaban a las grandes urbes en busca de empleo. Para Perón y Evita, la Fundación fue la vanguardia política del peronismo asentada en la infancia como actor social del futuro.
Para la Fundación Eva Perón, los juguetes fueron el símbolo de igualdad, pero si hacemos una revisión de la industria del juguete tenemos que decir que la mayoría era importado e inalcanzable para los hogares de bajos recursos. Y los de fabricación nacional, comenzaron a producirse entre 1935 y 1947 en este período la industria del juguete tuvo su mayor penetración en el mercado argentino. La proliferación de los juguetes en la vida cotidiana de los hogares argentinos los hizo cada vez más deseables, a partir de esta realidad se producen las políticas de reparto masivo propiciadas por el Gobierno peronista, alcanzando la cifra entre dos y tres millones de juguetes cada Navidad, hasta el año 1954.
Esta simbiosis entre el Estado y la infancia del país, fue inédita en la historia de la política en la Nación Argentina, el proyecto encarnado por el matrimonio de Juan Perón y Eva Duarte de Perón de poner en un plano de igualdad por medio de los juguetes a la comunidad infantil del país, que marcó un antes y un después en la atención de este sujeto social olvidado por las clases dominantes que nunca abrió su corazón hacia el más necesitado, cosa que la Fundación Eva Perón vino a cubrir dándole al juguete el símbolo de una relación entre el Estado y la niñez de la patria, que después de 60 años, los privilegiados de ayer llevan grabados en su retina la felicidad de recibir por parte de Evita y Perón bicicletas, autitos, muñecas, pelotas de cuero, trencitos, etcétera, y hoy, transitando el siglo XXI, muchos de ellos abuelos, conservan esos juguetes por lo que significó ese obsequio en esa etapa de su niñez. A pesar de los enemigos que se opusieron a la entrega de estos objetos felices, nadie puede negarle a esta mujer inimitable que la Argentina de la justicia social y de la solidaridad tuvo una marca registrada que se llamó Evita, que dejando jirones de su vida fue un ejemplo en el tiempo de entrega para aquellos que la iniquidad de la pobreza los convirtió en parias en su propia patria.
Pero el odio recalcitrante y sectario de los poderosos borró la república de los niños, el 16 de septiembre de 1955, por la llamada Revolución Libertadora que ordenó la quema de los juguetes y la disolución por decreto de la Fundación Eva Perón y la prohibición de nombrar a Perón y a Evita y conservar objetos alusivos.
Todas estas medidas del Gobierno de facto de atemorizar a los seguidores del peronismo, no pudieron eliminar de la conciencia del pueblo, que hubo indiscutiblemente una Argentina solidaria y feliz, desde el 24 de febrero de 1946 hasta su caída en el 55. Por eso el general Perón decía de los gobiernos que lo sucedieron, “no es que nosotros fuimos buenos en el arte de gobernar, sino que ellos fueron muy malos”. Después de dieciocho años de exilio gobernó el país por tercera vez hasta el 1 de julio de 1974 en que fallece en ejercicio de la Presidencia de la Nación Argentina.


Sábado, 28 de junio de 2008

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