Corrientes (19-6-17): La millonaria donación de la familia Bonatti para la creación de un Centro Oncológico en Curuzú Cuatiá de alta complejidad, dejaría al descubierto la intrascendencia que le otorgó el gobierno radical de Ricardo Colombi a este tipo de mega-emprendimientos en materia de salud, más aún, destinados a un flagelo mundial como es el cáncer.
Foto: Elena Bonatti
En interior la carta de Elena Bonatti

Su pobre gestión en obras hospitalarias de envergaduras, las últimas fueron construidas durante la administración de Tato Romero Feris, el Hospital Pediátrico y el Zonal de Goya, hace exactamente dos décadas atrás, revelan que las preferencias de Colombi se recostaron más a lo deportivo, que al sistema sanitario de la población. Los tremendos fondos destinados a los clubes de básquet y de fútbol en la provincia, con más presencia en la Capital, superan los alrededor de 160 millones de pesos que los Bonatti, donaron para la construcción de algo que Colombi, estaba obligado hacerlo por una norma sancionada por la legislatura de Corrientes.

El 9 de noviembre de 2006 la legislatura provincial sancionó la ley 5761 de Creación del Instituto Oncológico de Corrientes, dependiente del ministerio de Salud Pública local. La obra de relevancia necesitaba de un interesante financiamiento. Por ese entonces el gobernador Arturo Colombi con escases de recursos, determinó que buena parte de los fondos sean obtenidos por la venta de terrenos ociosos pero de considerable valor ubicados frente al Hotel Turismo, como también de lo que resultare de la concesión del histórico alojamiento con la posterior opción a compra. Asimismo los beneficiarios estaban exigidos a mejorar las condiciones edilicias del Hotel costanero, antes de su posible adquisición.

La manzana 90, era una de las más codiciadas por los gobiernos a lo largo de la historia, a metros de la costanera y del Parque Camba Cuá, hacían exclusivo al sitio, pero ninguno, hasta la llegada del segundo mandato de Ricardo Colombi, osó meterle mano.

Entusiasmado el primo Arturo mandó confeccionar el proyecto y lo giró a la cámara de Diputados para su aprobación. Allí en comisión, finalmente durmió el sueño de los justos hasta que el expediente fue enviado al archivo sin tener tratamiento. La razón: la fuerte oposición del llamado Ricardismo a tratarlo.

Este sector, no veía viable esa cesión justificando que el predio hotelero como el terreno, debían quedar en manos del Estado.

EL NEGOCIADO

Iniciado su segundo mandato, en una de sus primeras operaciones financieras, para otros una inocultable devolución de favores, Ricardo Colombi le cedería la explotación por 30 años del Hotel de Turismo a Jorge Goitia (Casinos del Litoral), considerado el zar del juego de la región. Dentro de la concesión se le otorgaría gran parte de la manzana 90 (hoy la playa de estacionamiento), sumándose también unos metros más hacia el parque Camba Cuá. Ese corrimiento terminaría perjudicando las dependencias del área de antropología de la provincia, ubicadas en la Casa Ferro, un patrimonio edilicio y cultural de la ciudad. Pero dentro de esa irregular cesión, Colombi le camuflaría 10 años más de explotación del Casino de la Costa a su amigo Goitia, que tenía como fecha de vencimiento el 2021.
El inocultable negociado fue denunciado ante la justicia, pero el mosaico perverso que habita el Poder Judicial correntino, rechazó in limine el reclamo.

El tiempo pasó, y el Hospital jamás se construyó desobedeciendo la ley. Como premio consuelo, se inauguró un servicio de oncología dentro del Hospital Vidal. Y colorín colorado.

La Carta

Estimados amigos, les escribo esta carta porque quiero contarles que en Curuzú Cuatiá, desde el mes de octubre, se está construyendo un pabellón oncológico, de 2.150 m2.

Este pabellón servirá para el diagnóstico y tratamiento de tumores, estará equipado con maquinaria de última generación, la misma que hoy en día utilizan en los hospitales de mayor complejidad del mundo. Allí será posible hacerse todos los análisis, controles y radioterapia necesarios para combatir esta enfermedad. Enfermedad que yo misma sufrí, un cáncer muy agresivo y del cual me curé en Milán.

Mientras estaba haciendo la quimioterapia pensé que tenía mucha suerte en poder acceder a uno de los mejores hospitales del mundo, donde contaban con tecnología de punta y cirujanos, radiólogos y radioterapeutas de primer nivel. Además, como ustedes saben, toda mi familia está muy ligada a la provincia de Corrientes desde los años 60. Es por todo ello que he pensado lo duro que puede ser para los correntinos tener esta enfermedad y tener que recorrer 600 km hasta Buenos Aires o 320 hasta Corrientes capital. Así es que no dudé y decidí hacer un hospital oncológico que cuente con todo esto, la maquinaría y las personas.

Así es que, en octubre he enviado un radiólogo (Cristian Larralde) y un técnico radiólogo (Sergio Pasetto) del Hospital Irastorza al hospital San Raffaele, de Milán uno de los mejores en Europa y referente a nivel mundial, para formarlos con las técnicas e infraestructura que tendremos en Curuzú.
El 15 de enero, al mismo hospital, irán 2 oncólogas una del Hospital Irastorza y otra del Hospital de Goya, allí vivirán 3 meses y aprenderán los diferentes protocolos que hoy en día se utilizan en el tratamiento de los diferentes tipos de cáncer. Finalmente, el primero de marzo, viajarán 2 cirujanos (José María Álvarez y Sergio Miño) también por 3 meses al Hospital Humanitas, que al igual que el hospital anterior es muy reconocido a nivel mundial. Esto se debe a que creo que además de tener la estructura y el equipamiento, es fundamental tener el capital humano comprometido y preparado para enfrentarse con esta enfermedad que, afortunadamente, siempre son más las personas que se curan.

Este pabellón oncológico lo he dedicado a mi mamá, Ana Rocca de Bonatti conocida también como Doña Ana, que amaba mucho esta tierra y sus habitantes. Tanto ella como mi papá, nos enseñaron a vivir en el mundo no de forma indiferente, sino con la idea de que cada uno, con y como podía, debía participar de algún cambio o mejora en la sociedad. No se puede, en un mundo híper globalizado, vivir aislado de los problemas y padecimientos de los demás. Es por esto que les cuento queridos amigos, que dentro de un año van a tener este centro donde encontrarán no solo los médicos que antes les mencioné, sino donde se dictarán constantes charlas de médicos extranjeros para seguir actualizándonos, y así estar siempre preparados para combatir contra esta enfermedad.

Quiero solicitarles que esta buena noticia sea difundida en toda su comunidad, ya que ellos serán los beneficiados con esta obra.

Descontando desde ya vuestra colaboración en esta solidaria tarea, los saludo con atenta consideración.

Elena Bonatti

Un poco de historia

En el Año 1996 médicos oncólogos de Corrientes decidieron redactar el proyecto de Ley de Creación del Instituto de Oncología de Corrientes. Previamente en el año 1994, tras conversaciones con el entonces Ministro de Salud, Pedro Braillard Poccard, hoy senador nacional, se creó un comité de Tumores encargado del Control de los Protocolos Oncológicos y de colaborar con el MSP en la Adquisición de Drogas Antineoplásicas para los habitantes de la población. Tras la llegada de la nefasta intervención federal (radical), el comité prácticamente que disolvió. Se registró entonces una caída abrupta del número de entregas de Drogas a los más necesitados que sufrían el flagelo del cáncer.

Sobre el final de su primer mandato, Ricardo Colombi, había dado precisas instrucciones de preparar un Proyecto para la construcción del Instituto de oncología de corrientes. Insólitamente al regresar como gobernador, desistió de ejecutarlo por sus celos con su primo Arturo, quien fue el artífice de la sanción de la Ley. Quien corregiría el proyecto en aquel momento, paradójicamente sería el entonces diputado de la provincia, Pedro Braillard Poccard.
Finalmente la ley 5761 se sancionaría, pero jamás se cumpliría con su objetivo.

Lunes, 19 de junio de 2017