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Política - DD HH
A 42 años de La Noche de los Lápices, un delito de lesa humanidad contra estudiantes secundarios
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Domingo, 16 de septiembre de 2018

(16-9-16): El 16 de septiembre de 1976 efectivos de la Policía bonaerense, comandada por el entonces coronel Ramón Camps, salieron a la caza de un grupo de estudiantes secundarios del Colegio Normal 3 de La Plata cuyas edades oscilaban entre los 16 y los 18 años, en un hecho denominado “La Noche de los Lápices”.

Las víctimas habían participado en la movilización que un año antes consiguió la implementación del Boleto Estudiantil Secundario (BES) en la capital de la provincia de Buenos Aires. En agosto de 1976 la dictadura decidió suspender este beneficio con el propósito de identificar a los referentes del movimiento estudiantil que lideró este reclamo. Así consta en un documento de inteligencia titulado La Noche de los Lápices, que años más tarde fue hallado en dependencias de la Policía bonaerense, y en el cual el comisario mayor Alfredo Fernández describe las acciones que se debían emprender contra estos jóvenes, “integrantes de un potencial semillero subversivo”.

La mayoría de ellos integraba la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), una agrupación de superficie que estaba ligada a la Juventud Peronista. Claudio De Acha; María Clara Ciocchini; María Claudia Falcone; Francisco López Muntaner; Daniel Racero y Horacio Ungaro eran arrancados de sus domicilios en la primera jornada de esa acción criminal. En tanto que el 17, los represores apresaban a Emilce Moler y Patricia Miranda, que estudiaba en el Colegio de Bellas Artes de La Plata. Cuatro días después caía Pablo Díaz.

Todos fueron conducidos al centro clandestino de detención conocido como Arana, donde se los torturó durante semanas, y luego se los trasladó al Pozo de Banfield. Moler y Díaz recuperaron la libertad tras permanecer varias semanas cautivos en ese centro de detención ubicado en el partido de Lomas de Zamora. Miranda también salió con vida de Arana, la trasladaron al Pozo de Quilmes y quedó alojada en la cárcel de Villa Devoto, a disposición del Poder Ejecutivo hasta marzo de 1978. Gustavo Calotti, que había terminado el secundario un año antes, cayó en cautiverio el 8 de septiembre, y se lo considera un sobreviviente de estos hechos, ya que padeció la tortura junto a estos jóvenes. Once años después de los hechos, Díaz testimonió en el Juicio a la Juntas, y dio cuenta de los padecimientos que sufrió en el pozo de Banfield junto a sus compañeros. Sus vivencias quedaron reflejadas en el libro La Noche de los Lápices, publicado en 1985 y que dio origen a una película, que se estrenó en 1987 y se convirtió en un éxito de taquilla. La sanción de la Ley de Obediencia Debida impidió en los años ’80 que el comisario Miguel Etchecolatz, autor material de estos secuestros y desapariciones, enfrentara la acción de la Justicia.

Tras derogarse en 2003 las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y los indultos dictados por el expresidente Carlos Saúl Menem, se iniciaron los juicios de lesa humanidad y Etchecolatz recibió sentencias por varios crímenes. Pese al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), los cuerpos de las víctimas aún no pudieron ser identificados. El excabo de la policía Roberto Grillo, que participó en el secuestro de los estudiantes, le confió hace años a la familia Ungaro que debió “quemar los cuerpos de los chicos”, pero que él no los mató. En reconocimiento a la lucha de este grupo de jóvenes militantes desaparecidos se conmemora cada 16 de septiembre el Día de la Reafirmación de los Derechos de los Estudiantes Secundarios.


Domingo, 16 de septiembre de 2018

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