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Sexualidad
Todo bien lubricado
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Miércoles, 27 de mayo de 2009

El lubricante se ha convertido en uno de los grandes aliados de nuestras relaciones sexuales, tanto homosexuales como heterosexuales, bien para lubricar el pene, la vagina y/o la zona anal.
M. A. Martín


La utilización de lubricante en la mujer se ha asociado fundamentalmente a la etapa de la menopausia, que es cuando fisiológicamente existe un grave déficit de la acción lubricante por parte de la vagina. Pero resulta conveniente informar de que no es necesario que exista un problema grave de lubricación para que se tenga que recurrir en determinados momentos a la utilización de un buen lubricante. De hecho, su uso puede mejorar la calidad, la duración y la satisfacción de las relaciones sexuales.

En determinados momentos del ciclo menstrual, la mujer puede sentir una mayor sequedad vaginal, debido a los cambios hormonales que se producen. Además, la existencia de diferentes factores como por ejemplo, el consumo de tabaco, de alcohol y el estrés, también pueden menoscabar la función natural de lubricación. Es importante saber que, en estos momentos concretos, recurrir al botecito de lubricante situado en nuestra mesita de noche siempre nos puede salvar de una mala experiencia sexual.

Si la penetración o el coito se llevan a cabo cuando no se está lo suficientemente lubricada, se pueden producir pequeñas microlesiones, que son las responsables de la irritación y el escozor durante y después del coito. Estas microlesiones pueden llegar a ser foco de infecciones e incluso de hongos vaginales, como por ejemplo las cándidas. De ahí la gran importancia de tener siempre a mano un lubricante que nos ayude a disfrutar más de las relaciones sexuales y que, además, actúe como medida preventiva de posibles problemas de salud.

La zona anal es una zona erógena más de nuestra anatomía y que, estimulada correctamente, puede ser fuente de grandes placeres, tanto para hombres como para mujeres, independientemente de que su orientación sea homosexual o heterosexual. Es importante saber que esta zona no se lubrica por sí misma y que siempre es necesaria la utilización de un lubricante para evitar posibles lesiones y proporcionar un mayor placer. Cualquier lubricante puede ser válido para esta zona, pero los hay específicos, que tienen un componente anestésico y de efecto calor que ayudan a relajar y dilatar la zona.

El lubricante también es un buen amigo del pene, porque, aplicado sobre su glande, ayuda a experimentar una agradable sensación de frescor y de flexibilidad con el movimiento, tanto manual como coital.

Todos los lubricantes pueden ser utilizados sobre cualquier parte erógena de nuestro cuerpo. Además, los hay que van acompañados de deliciosos y variados sabores que incitan a lamer y hacen del sexo oral una experiencia sexual especialmente inolvidable.


Miércoles, 27 de mayo de 2009

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