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Sexualidad
Posturas sexuales: de “fiaca” a pura energía
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Jueves, 7 de abril de 2011

Tiene que ver con los gustos, en primer lugar. Pero también con las pilas con las que llegues cada día, cada noche, al encuentro amoroso. ¿Estás a full o preferís algo tranquilo? ¿Pasión o romanticismo? Explorá la postura ideal para cada momento. Un sitio de internet repasa las posiciones sexuales de una forma original. Explica que, para encontrar la ideal, hay que tener en cuenta el nivel de energía de la pareja. Por ejemplo:

* “Estoy para escalar una montaña”. Tu postura: la mujer invertida.

Empiezan los dos parados, uno frente al otro. Saltá y envolvé tus piernas alrededor de su cintura y tus brazos alrededor de su cuello. Avancen, muy despacio y con cuidado, dejá que la parte superior de tu cuerpo caiga hacia atrás, llevando la cabeza hacia el piso. Para mantener el equilibrio, apoyá tus manos en el suelo.

Lo mejor: genera sensaciones que te llevan al orgasmo y, de paso, entrenás tus abdominales.


* “Tengo más pilas que la mayoría de los días”. Tu postura: la sillita.

Él se acuesta de espaldas y lleva las piernas hacia su cara, como si hiciera el antiguo ejercicio de "bicicleta". Vos te ponés de espaldas a él y te sentás sobre la parte trasera de sus muslos. Él debe mantener las piernas un poco abiertas para poder avanzar en la relación sexual.

Lo mejor: vos manejás los tiempos y las intensidades.


* “Trabajé todo el día, pero tengo fuerzas para el amor”. Tu postura: TAC (Técnica de Alineación Coital).

Se acuestan los dos, vos abajo y él arriba. Él sostiene su cuerpo sobre sus codos y se deja caer hacia uno de tus costados, con la cadera un poco más arriba que la tuya. Entonces comienza suavemente la penetración. Lo importante es el movimiento: no es el típico “entra y sale”, sino un desplazamiento sincronizado: la mujer hacia arriba y delante, él hacia atrás. Así siempre, de forma constante y rítmica.

Lo mejor: ayuda a alcanzar el orgasmo simultáneo.

* “Estoy exhausta; sólo quiero algo tranquilo”. Tu postura: estrella de mar.

Los dos se acuestan en la cama, boca arriba, con las cabezas en direcciones opuestas. Poné tus piernas como tijeras: una por debajo de su cuerpo y la otra por arriba. Así, facilitás la penetración. Los dos agarran de las manos y se ayudan para ir haciendo presión. Acá tampoco hay que “entrar y salir”; el objetivo es que juntos muevan las caderas hacia delante y hacia atrás.

Lo mejor: alcanzás mayor profundidad y podés ajustar el ángulo para buscar el máximo placer.

EntreMujeres


Jueves, 7 de abril de 2011

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