Anunciará medidas para evitar una avalancha de importaciones de Brasil y otros países que devaluaron fuerte sus monedas. Discuten cómo frenar la corrida contra el peso. ¿Subir las tasas o dolarizar depósitos? La soja se volvió a desplomar y volvió a precios de 2007.
El Gobierno ya definió sus primeras medidas para amortiguar el impacto de la crisis financiera sobre la economía local. Su objetivo es frenar la incipiente corrida contra el peso de quienes empezaron a comprar dólares y terminaron por impulsar la suba de ayer, que llevó la divisa de 3,18 a 3,21 pesos para la venta.
También se busca reforzar los superávit fiscal y de la balanza comercial. Por eso, según adelantaron fuentes oficiales, habrá nuevas barreras contra las importaciones que amenazan con aumentar ante la menor demanda de los países ricos. Y además discuten si rehabilitar las cuentas particulares en dólares o dejar subir las tasas de los plazos fijos, para hacerlos más atractivos frente al dólar.
El jefe de Gabinete, Sergio Massa, reunirá esta mañana en la Casa Rosada al equipo económico. Irán el ministro de Economía, Carlos Fernández, el presidente del Banco Central, Martín Redrado, el jefe de la AFIP, Claudio Moroni, y el titular de la ANSES, Amado Boudou. Poco afecto a ese tipo de cumbres, el Gobierno decidió convocarla cuando confirmó que, pese a haber vendido 150 millones de dólares, el Central no pudo evitar que la divisa suba tres centavos. Y que en los barrios más alejados de la City la gente ya la comprara a 3,25 pesos.
La primera pata del plan se anunciará en las próximas horas. Es una batería de medidas proteccionistas para contrarrestar lo que más temen los industriales: que ante el enfriamiento de la economía mundial, las potencias cierren sus mercados a las manufacturas chinas y asiáticas en general y que éstas se terminen volcando a precio vil a mercados como los latinoamericanos.
La idea también es frenar la sangría de dólares de las importaciones, que insumieron entre enero y agosto 39.303 millones, un 40% más que en el mismo lapso del año pasado. Para eso se impondrán licencias no automáticas (trabas burocráticas) a quienes quieran traer al país electrodomésticos, textiles, ropa y productos de la industria metalmecánica.
El paquete incluye utilizar “en forma intensiva” instrumentos como las salvaguardas sectoriales y los recursos antidumping, que se aplican en forma puntual y por un período limitado cuando se verifica que la importación de un producto perjudica a sus fabricantes locales.
El inconveniente es que Brasil devaluó sensiblemente su moneda en menos de un mes (de 1,55 reales por dólar a los 2,19 de ayer), por lo que sus productos también se abarataron para los argentinos. Y por el Mercosur, las barreras comerciales generales no se aplican al gigante vecino. Hasta septiembre inclusive, el déficit bilateral acumula este año 3.830 millones de dólares, un 30% más que en 2007.
“Ahí lo que vamos a hacer es recordarle a Brasil que tenemos firmado el mecanismo de adaptación competitiva (MAC) y que estamos dispuestos a usarlo”, dijeron a este diario en Economía. El régimen permite frenar importaciones unilateralmente dentro del Mercosur si hay daños sobre alguna industria.
En paralelo, el Central impulsa una suba de las tasas de interés para tentar a los ahorristas y frenar la dolarización. La idea no cuaja mucho en el ala política del Gobierno –con Néstor Kirchner a la cabeza–, que la considera una opción “ortodoxa” que profundizaría el enfriamiento de la actividad. La alternativa que se discute es volver a fomentar las cuentas en dólares en los bancos, como las que proliferaron durante la década pasada. Servirían para evitar que los ahorristas retiren sus depósitos y compren dólares para guardarlos fuera del país, en cajas de seguridad o en el colchón. Pero implican un riesgo: desandar la pesificación del sistema lograda tras la crisis de 2001 y reactivar el peligroso mecanismo de los préstamos en dólares (sin respaldo local del Central) en un momento de máxima tensión financiera mundial.
Martes, 7 de octubre de 2008