La desaparición de unos 100.000 pesos de la recaudación en la oficina de cobranzas de Bonpland de la Dirección Provincial de Energía (DPEC), mantiene preocupada y nerviosa a la conducción de la entidad energética estatal. Se buscó tapar el agujero financiero con una maniobra contable, pero la interna gremial quebró el hermetismo. El dinero pertenecía a las cobranzas por facturas de luz. El faltante fue acumulativo. La malversación se habría producido durante varios meses, aunque permaneció escondido por fallas en el control de recaudaciones, tanto en la DPEC Paso de los Libres como en la Central de Capital. Una protesta sindical provocó que “salte la liebre”.
En la zona de Bonpland, Parada Pucheta y los parajes San Antonio, Ledesma y otros, no existen “Rapipago” ni “Pagofácil” ni sucursal del Banco, por lo que los usuarios de esas localidades abonan las facturas de luz en la dependencia del Distrito Bonpland.
Dicen que la irregularidad se descubrió luego que la jefa del sector Administrativo-Comercial de Paso de los Libres (Julieta Arqué), reclamó los arqueos de caja a la oficina administrativa de Bonpland, la que jamás entregó la documentación. Ante el extraño retaceó se dio aviso a la superioridad, recién después de varios meses de insistencia, aunque su responsabilidad en el control de la cobranza sobre la oficina del Bonpland, le faculta incluso a habilitar y cerrar la caja con la clave de ingreso al sistema informático. Algo que dejaría también en una situación incómoda al distrito Paso de los Libres. Todo se tornó más grave aún, al interpretarse que la malversación se produjo durante cierto tiempo y el sector comercial no lo detectó. Expertos en informática coinciden en la imposibilidad que un faltante de dinero pueda pasar desapercibido a los controles cruzados entre el sistema de control de la DPEC y el procedimiento de cortes por falta de pago.
Lo más insólito: al no ingresarse la información de los pagos, el departamento comercial debió ordenar la paralización del suministro. Algo que no sucedió. En el caso de aquellos pagos efectuados y no rendidos, habrían quedado en evidencia con los comprobantes de los usuarios. En los registros de la DPEC tampoco figura la existencia de cortes por falta de pago. Y si surgían impagas las facturas, nadie ordenaba hacer los cortes.
Sencillamente el dinero no fue rendido dejando un hueco contable.
Por ahora se supone que los pagos realizados en Bonpland posiblemente eran hurtados o tomados prestado por alguien e insólitamente la DPEC no estaba enterada de la malversación, lo que complica la situación. ¿Alguien pudo anular las alarmas con las claves de operación del sistema informático? o “no enterarse” el sector de cobranzas del faltante. El episodio se ajusta más a un supuesto encubrimiento o complicidad con el hurto de la recaudación. Tras el incidente surge el interrogante si con fondos de la DPEC, sucedería algo similar en otros lugares.
LA CONJETURA
Puede que no esté ocurriendo, pero al no haber cortes por falta de pago, es un campo fértil para desfalcos millonarios, los que no serían advertidos jamás por cúpula de gobierno. La acción podría quedar potenciada ante la imposibilidad de la DPEC de hacer débitos con el ponderado SAP, nuevo sistema informático que se puso en funcionamiento el 14 de julio de 2010. CAMMESA aplica $30 millones anuales de multa por altas pérdidas, sencillamente porque la entidad energética no tiene un control por esas evasiones. La ruta del dinero hurtado en Bonpland debería ser establecida a partir de confrontar los datos de la facturado con la documental base papel de las cuentas cobradas y con la información de cortes.
Martes, 13 de diciembre de 2011