Bs. As. (27-6-17): Pasado de boyero y esquilador hasta que se metió en el sindicalismo. Se acercó a Menem, a Duhalde y en el último tiempo fue el líder gremial favorito de Macri y la Rural. Cuando en febrero de 2011 Gerónimo “Momo” Venegas salió esposado del edificio de UATRE -por su presunta participación en la mafia de los medicamentos- la mayoría de los analistas consideraron que estaba “políticamente acabado”.

Sin embargo, con el apoyo incondicional de su amigo Eduardo Duhalde, que fue su abogado defensor; piquetes para pedir su libertad y fogoneo de medios amigos, el “Momo” salió en libertad.

Venegas supo llevar el pan a su hogar como peón rural desde temprana edad. Cuando su padre -al que no conoció- abandonó a su madre y a sus 7 hermanos el destino de trabajo en el campo estaba marcado.

Empezó de chico levantándose con el sol y cumplió tareas como fileteador, aprendiz de herrería, boyerito, ordeñador, esquilador (dicen que era rápido con las tijeras), peón, alambrador, tropero, palero y estibador.

Apenas pasaba los 20 años y se metió a militar en la juventud sindical de Mar del Plata. Su primer cargo importante fue a los 27 años cuando se transformó en el secretario de Actas, Prensa y Propaganda de la Seccional de la UATRE de Necochea. Estuvo en ese puesto hasta 1976.

Como sucede con muchos sindicalistas, los tiempos de la dictadura militar fueron un misterio en su vida. De Venegas poco se sabe en aquellos sangrientos años: hay quienes dicen que pasó un tiempo preso y otros aseguran que se alejó del sindicalismo y trabajó en el campo alejado de la política.

Con la vuelta de la Democracia volvió al ruedo y logró ser elegido al frente de la UATRE en la seccional de Necochea. Desde ese lugar supo tejer las alianzas necesarias para alcanzar durante el menemismo el cargo de líder nacional del gremio rural.

Con Carlos Menem hicieron buenas migas y esa relación derivó en que el riojano firmara uno de sus tantos decretos a favor de Venegas. En 1995 el presidente decidió que el Instituto de Servicios Sociales para las Actividades Rurales y Afines se convirtiera en la actual Obra Social de Personal Rural y Estibadores de la República Argentina (Osprera).

¿Quién fue elegido al frente de la entidad al año de su creación? Sí, Gerónimo Venegas. Con un más de 1 millón y medio de afiliados a la mutual el dinero que se maneja en esa caja sólo lo saben “el Momo” y sus hombres de confianza.

Su también buena relación con Lorenzo Miguel lo llevó a ocupar el sillón de liderazgo de “Las 62” organizaciones peronistas tras la muerte del capo de los metalúrgicos.

A la par, Venegas supo hacer buenos negocios. En sus pagos posee cientos de hectáreas de campo y construyó allí un hotel en nombre de UATRE que posee baños termales: una inversión que superó los 20 millones de dólares.

Hincha fanático de Independiente, no solía ir a la cancha pero era dueño de un palco del Libertadores de América que convida a sus amigos hinchas del Rojo.

Coleccionista de Unimogs (esos camioncitos de tracción en las cuatro ruedas fabricados por Mercedes-Benz), cada tanto juega con ellos en los médanos de Necochea.

Por su amistad con Duhalde apoyó a Néstor Kirchner en los primeros tiempos de su presidencia, pero fue tomando distancia de a poco hasta que el conflicto con el campo, en el 2008, lo puso definitivamente en la vereda opuesta y aplaudió el “voto no positivo” de Cobos al que reivindica en la actualidad.

Quizá por eso, quizá porque el sindicato que condujo durante largos años con mano de hierro era el que tenía mayor porcentaje de trabajo esclavo y no registrado, fue uno de los ídolos indiscutidos de la Sociedad Rural y la olgarquía ganadera argentina. De yapa, su último adiós llegó con sentidas palabras del presidente Mauricio Macri, la vice Gabriela Michetti y la gobernadora María Eugenia Vidal. Y de la Rural, claro está.

Martes, 27 de junio de 2017