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Política - Historia
El Cabildo Abierto de 22 de agosto y el Renunciamiento de Evita
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Sábado, 22 de agosto de 2009

Antes de analizar los hechos, ubiquémoslos en tiempo y espacio.
Estamos en agosto de 1951 y al año siguiente debe renovarse el mandato presidencial, porque termina el período iniciado por seis años en 1946. El Gral. Perón es presidente y el vicepresidente es Hortensio Quijano, radical incorporado al peronismo.


La reforma constitucional de 1949, habilita para reelegir al presidente por un segundo mandato.

Los partidos deben elegir sus candidatos, porque en noviembre de ese año serán las elecciones generales presidenciales.

El peronismo, organiza un gran acto en la avenida 9 de Julio de la ciudad de Buenos Aires y a propuesta especialmente de la C.G.T., se impulsa la fórmula Perón-Evita.

Al acto se lo denomina Cabildo Abierto del Peronismo y concurren al mismo cerca de 2 millones de personas.

Pero, ¿ que es un Cabildo Abierto ? y ¿ porqué no se recurre a una elección interna del Partido Peronista para elegir la fórmula ?

Cabildo Abierto era, en tiempos de la dominación española, una forma ampliada de toma de decisiones, donde se convocaba para casos de excepcional importancia, a los vecinos de la ciudad, para que tomaran una decisión en conjunto, aparte de los funcionarios del Cabildo que eran nombrados por la corona española.

Es decir que, era una forma con elementos de democracia directa, diferente al sistema del Cabildo, cerrado a la voluntad popular y reducido solamente a las decisiones de unos pocos funcionarios. ¿ Era totalmente democrático ?, no. Porque para ser convocado en calidad de vecino, había que cumplir determinados requisitos de reconocimiento social. La totalidad del pueblo no era convocada. Pero aún así, con esta limitación, es un paso importante hacia formas abiertas de participación directa y así es que el peronismo lo reconoce como antecedente histórico.. Recordemos que la revolución de mayo de 1810, comienza con un Cabildo Abierto el día 22.

El 22 de agosto de 1951, no había ningún requisito que cumplir para ir al acto, solo la voluntad de concurrir. Resultado: 2 millones de personas presentes.

El peronismo había perfeccionado aquella forma limitada de mayo de 1810, y el conjunto de esa enorme masa popular, iba a tomar una decisión de conjunto, en un mismo lugar y al mismo tiempo, por eso no se recurre a una elección interna. Es un acto absolutamente revolucionario.

El acto comienza con un discurso de Evita, en el que no acepta ser candidata a vicepresidente y a continuación se produce un extenso y superlativamente dramático diálogo entre Evita y la multitud. ¿es posible un diálogo en esas condiciones? Sí, así fue lo que ocurrió.

El Pueblo insiste para que acepte y Evita explica que ella, se siente más útil en el terreno de la lucha que ha elegido y no ocupando un cargo. Continua el diálogo. Hay una contradicción evidente entre lo que se le pide y lo que Evita reclama conservar: la misión asumida en el movimiento. La presión de la multitud para que acepte, crece y por momentos es extrema.

Evita dice, en tono de ruego: “compañeros, por el cariño que nos une, no me hagan hacer lo que no quiero hacer” y más tarde afirma “Yo no renuncio a la lucha, renuncio a los honores”. (3)

Y esto es así, porque si hubiese aceptado ser candidata y seguramente, elegida vicepresidente de la nación, es muy difícil que el sobrepeso burocrático de tal cargo electivo, le hubiese permitido estar las 15 o 18 hs. diarias que le dedicaba a su misión.

Simplemente, aceptar ser vicepresidente, la sacaba del terreno de la acción para la justicia social donde era virtualmente irremplazable. Era ella, la que personalmente entregaba un bien, una herramienta o un subsidio a un argentino humilde y era ella la que relevaba “in situ”, por ejemplo, la necesidad de un nuevo policlínico en algún lugar de la Argentina, controlando además, que se hiciera en el tiempo y forma previstos. Era ella la que tendía un “puente de amor” entre el pueblo y Perón. No era imaginable todo este vértigo de justicia social desde la vicepresidencia.

Pero además, hay una segunda cuestión, un segundo factor presente ese día en la avenida 9 de Julio : ¿ a quién beneficiaba su llegada al aparato del estado en la vicepresidencia ? Obviamente al sector sindical, por lo menos a la cúpula de la C.G.T., que se veía a si mismo detrás de la vicepresidencia, aumentando su espacio de poder político con más cargos.

Durante el acto y en un momento en que Evita, pide a la multitud, unas horas para poder responder al reclamo para que acepte la candidatura, Espejo, secretario general de la C.G.T., que se encuentra a su lado en el palco, le reclama a viva voz, que no, que debe responder ¡¡¡ ahora, ahora, ahora ¡¡¡ (4)

Desde luego no tuvieron en cuenta , ni los deseos de Evita, ni las necesidades que respecto del conjunto del movimiento, tenía la conducción superior, es decir Perón , por cuanto de haber aceptado, se hubiese producido un gran desequilibrio entre los sectores del movimiento y una pérdida difícil de reemplazar en el terreno de la acción de Evita, concretamente de la ayuda social, de la justicia social.

Sí tuvieron en cuenta sus propias necesidades y desafortunadamente para todos, marcaron una fisura en el movimiento.

Evita resiste ante tanta presión y finalmente el acto termina sin que la cuestión sea dirimida.

Nueve días más tarde, el 31 y por la cadena nacional de radiodifusión, Evita comunica al pueblo, su decisión irrevocable y definitiva de renunciar a la candidatura a vicepresidente de la nación.

Afirma en ese mensaje, que transcribiremos a continuación de este punto, que lo hace con “total y absoluta libertad” y que prefiere seguir estando junto al pueblo en su puesto de lucha y no ser vicepresidente.

Sin embargo, después de tanta claridad y contundencia, a menudo surgen interpretaciones siempre distintas y cuestionando su propia palabra. En realidad siempre dirigidas a enfrentar a Evita con Perón, porque entre otras cosas, afirman: “ Perón no se lo permitió porque amenazaba su propio poder”, “estaba enferma”, “los militares se opusieron”.

Los que así interpretan el hecho son habitualmente, politólogos, historiadores, sociólogos, dirigentes políticos, directores de cine, novelistas, entre otros, todos ellos no peronistas. Todos interesados en demostrar consciente o inconscientemente, una fractura entre los jefes del movimiento.

A su turno, algunos peronistas repiten, muchas veces desaprensiva e interesadamente, otras irreflexivamente y algunos faltos de información , estas explicaciones “de afuera”, como válidas.

No conocemos una sola prueba documental, que avale alguna de las teorías que mencionamos antes. En cambio, si conocemos el testimonio de Evita.

Creemos, que cualquier persona puede y debe tener el derecho a opinar en la dirección que prefiera y creer en lo que más le guste. Lo que les reclamamos a todos es que, antes de hacerlo, lean y escuchen la palabra de la principal protagonista de este extraordinario acontecimiento político.

Finalmente, y para abonar el hecho de que se había producido una fisura en el dispositivo, la oposición a Perón que esta atenta y entiende lo acontecido, el 28 de septiembre, menos de un mes después del renunciamiento, provoca por medio de uno de sus sectores más recalcitrantes y gorila, un intento de golpe, alzando un minúsculo grupo de militares, encabezado por el Gral. retirado Luciano B. Menéndez, que rápidamente es sofocado.

Si bien fue una “chirinada” de poca monta, habían partido de un dato cierto: en el peronismo había dificultades.

MENSAJE DEL 31 DE AGOSTO DE 1951

La transcripción que sigue es el texto completo del mensaje que, por la cadena nacional de radiodifusión, diera Evita en esta fecha y que consideramos la verdadera de su renunciamiento.

Nos permitimos subrayar algunos párrafos o palabras, especialmente aquellos que hacen a la total y absoluta libertad de acción y pensamiento que tuvo Evita en esta decisión, creyendo que al hacerlo ayudamos a su comprensión, aunque es de una claridad que no deja lugar a dudas sobre las causas de su proceder.
Volvemos a afirmar que no es posible, seriamente, tratar este tema, soslayando, ignorando u omitiendo las explicaciones que da Evita. Lamentablemente es lo que ocurre con frecuencia.
El texto es el siguiente: “Compañeros, quiero comunicar al Pueblo Argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico cabildo abierto del 22 de agosto.

Ya en aquella misma tarde maravillosa, que nunca olvidarán ni mis ojos ni mi corazón, Yo advertí que no debía cambiar mi puesto de lucha en el Movimiento Peronista por ningún otro puesto.

Desde aquel momento, después de aquel diálogo entre mi corazón y mi pueblo, he meditado mucho en la soledad de mi conciencia y reflexionando fríamente he tomado mi propia decisión en forma irrevocable y definitiva, presentada ya ante el Consejo Superior del Partido Peronista y en presencia de nuestro jefe supremo el Gral. Perón.

Ahora quiero que el Pueblo Argentino, conozca por mí misma las razones de mi renuncia indeclinable.

En primer lugar y poniendo estas palabras bajo la invocación de mi dignidad de mujer argentina y peronista y de mi amor por la causa de Perón, de mi patria y de mi pueblo, declaro que esta determinación surge de lo más íntimo de mi conciencia y por ello es totalmente libre y tiene toda la fuerza de mi voluntad definitiva.

Yo, que he vivido varios años, los mejores de mi vida, junto al Gral. Perón, mi maestro y amigo, he aprendido de él a pensar y a sentir y a querer, teniendo como únicos ideales la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.

La felicidad del pueblo, se concreta en el bienestar de trabajadores y en la dignificación de los humildes y en la grandeza de la patria que Perón nos ha dado y que todos debemos defender como la más justa, la más libre y la más soberana de la tierra.

Yo invoco en este momento el recuerdo del 17 de octubre de 1945, porque en aquella fecha inolvidable me formulé Yo misma y ante mi propia conciencia, un voto permanente y por eso me entregué entonces al servicio de los descamisados, que son los humildes y los trabajadores.

Tenía una deuda casi infinita que saldar con ellos, que habían reconquistado a Perón para la patria y para mí.

Yo creo haber hecho todo lo que estuvo en mis manos para cumplir con mi voto y con mi deuda.

No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, mas que una sola ambición. Una sola y gran ambición personal: que de mí se diga cuando se escriba este capítulo maravilloso que la historia seguramente dedicará a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente las esperanzas del pueblo, que Perón convertía en hermosas realidades y que a esta mujer el pueblo la llamaba cariñosamente Evita. Nada más que eso.

Evita quería ser cuando me decidí a luchar codo a codo con los trabajadores y puse mi corazón al servicio de los pobres, llevando siempre como única bandera el nombre del Gral. Perón a todas partes.

Si con ese esfuerzo mío, conquisté el corazón de los obreros y de los humildes de mi patria, eso ya es una recompensa extraordinaria que me obliga a seguir con mis trabajos y con mis luchas. Yo no quiero otra cosa que este cariño.

Aceptar otra cosa, sería romper la línea de conducta que le impuse a mi corazón y darle la razón a los que no creyeron en la sinceridad de mis palabras, que ya no podrán decir jamás que lo todo lo hice guiada por mezquinas y egoístas ambiciones personales.

Yo sé que cada uno de los descamisados que me quiere de verdad, ha de querer también que nadie tenga el derecho a descreer de mis palabras y ahora, después de esto, nadie que no sea una malvado podrá dudar de la honradez, de la lealtad y de la sinceridad de mi conducta.

Estoy segura que el Pueblo Argentino y el Movimiento Peronista que me lleva en su corazón, que me quiere y que me comprende, acepta mi decisión porque es irrevocable y nace de mi corazón. Por eso ella es inquebrantable, indeclinable y por eso me siento inmensamente feliz y todos les dejo mi corazón.”


Sábado, 22 de agosto de 2009

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