No solo soborno, aparentemente corrupción también.
La empresa alemana Siemens no se encuentra envuelta solamente en un escándalo por sobornos en el extranjero, sino que aparentemente la corrupción también fue importante a nivel interno, según se intenta esclarecer en el juicio que hoy comenzó en la ciudad de Nuremberg.
A primera hora de la mañana y en medio de una enorme expectativa mediática comenzó el proceso contra el ex miembro de la junta directiva de Siemens, Johannes Feldmayer, y contra el ex presidente del sindicato independiente AUB y ex miembro del comité de empresa de Siemens, Wilhelm Schelsky, por presunta estafa.
La agencia alemana de noticias DPA indica que, según la acusación, ambos firmaron un acuerdo en 2001 según el cual Schelsky recibiría 500.000 euros (734.320 dólares) trimestrales, que, de acuerdo a la versión oficial, irían destinados a la formación de empleados y a asuntos financieros del grupo sindical.
En forma extraoficial, sin embargo, trascendió que con ese dinero se trataba de fortalecer a la asociación de trabajadores AUB frente al poderoso sindicato alemán IG Metall, incrementando así su influencia en las decisiones de la empresa de Munich.
“Ya en la firma del contrato, los dos acusados estaban de acuerdo en que Schelsky no tenía que cumplir los servicios acordados oficialmente, sino que los honorarios habrían de servir para la creación, conservación y el apoyo de AUB”, dijo la fiscal superior del caso, Antje Gabriels-Gorsolke, al comienzo del juicio.
Según la acusación, entre el 23 de enero de 2001 y el 2 de noviembre de 2006, Schelsky presentó un total de 44 facturas por un valor de más de 30,3 millones de euros (44,5 millones de dólares), además de los impuestos sobre la cifra de negocios.
Además, se presume que Schelsky no sólo empleó ese dinero para el sindicato, sino que a partir de 2006 lo empezó a utilizar también para sus propios fines, para patrocinios deportivos y para otras empresas en las que tenía participación. Por todo ello se le acusa de estafa y fraude fiscal.
Miércoles, 24 de septiembre de 2008