El crucero C-4 “General Belgrano” era una de las naves más importantes de la Armada Argentina para 1982. Con sus 13.470 toneladas era el tercer buque en desplazamiento, tras el portaaviones “Veinticinco de Mayo” y el rompehielos “Almirante Irizar”, mientras que la potencia de su artillería difícilmente podía ser igualada, incluso por la Royal Navy, aunque esto no significaba que fuese una ventaja para este crucero con casi 45 años de servicio en sus cuadernas y superviviente de Pearl Harbor
Se podría discutir ampliamente sobre la validez del crucero como blanco militar prioritario en su aspecto netamente táctico, más aún cuando el propio almirante británico Woodward reconocería que su principal preocupación eran los misiles “Exocet” de los destructores y no principalmente el crucero.
Sin embargo, y más que nada a modo de cruel explicación de lo que es la política y la guerra, el crucero era un blanco de altísimo valor simbólico y de oportunidad, que permitiría la completa obtención de la superioridad naval por parte de los británicos a partir de ese momento.
A las 1601 horas del 2 de mayo se sintió la primera explosión, el Comandante Bonzo se encontraba subiendo hacia el puente de comando del buque con la última información recibida por la central de comunicaciones, en la cubierta 01. Cuatro segundos después sobrevino la segunda explosión.
El humo de la explosión se disipó y los testigos, incluyendo el comandante del buque, pudieron ver que faltaban 15 metros de la proa.
Hoy, el crucero es la Tumba de Guerra de 323 marinos argentinos, incluyendo dos civiles, que ofrendaron su vida por la Patria en una causa justa, la recuperación del Territorio Nacional usurpado por los británicos en 1833.
Restan, inmediatamente después del hundimiento, 770 supervivientes, todos ellos han de ser considerados como Héroes de Guerra y, sea cual fuese la razón del hundimiento, merecen ser reconocidos como tales.
Nuestro homenaje a todos ellos.
FM SUR
Lunes, 2 de mayo de 2011