Por Gabriel Link
Una patota de alrededor de 60 personas atacó en la tarde del lunes la radio FM Argentina 99.5, de nuestra ciudad. Testigos aseguran que la concejal Griselda Alegre, presidenta de la Unión Cívica Radical, se encontraba a pocos metros del lugar arengando a su tropa, acompañada de los secretarios de Salud, Lina Altamira y de Desarrollo Humano Marcos Aguirre. El grueso de los manifestantes eran, justamente, contratados del área de salud, y se vio en el lugar a la madre y la hermana de la jefa de Personal del municipio. El hecho, de cara a las elecciones, recuerda al cajón incendiado por Herminio Iglesias en el cierre de campaña de 1983.
Una seguidilla de informes telefónicos se dio este lunes en “Mi Opinión”, apenas comenzado el programa. El director de FM Argentina, Ernesto Medina, denunciaba que se estaba preparando un escrache a su radio, algo que no dimensionamos en la totalidad de su importancia hasta que nuestro compañero Lorenzo Olalla, quien se apersonó rápidamente en el lugar, nos informaba que la horda, custodiada por personal de tránsito y acompañada burdamente por las cámaras del “canal oficial”, ya se encaminaba hacia la emisora. Pocos minutos más tarde, angustiado por la llegada de los manifestantes, Medina se volvía a comunicar con nosotros para ponernos en autos, ya con la manifestación en el lugar. Impresiona el relato telefónico que realizaba en tiempo real el director de la 99.5 a nuestra radio. En esa pormenorizada crónica Medina nos contaba que veía al secretario de Desarrollo Humano, Marcos Aguirre, y también a la secretaria de Salud, Lina Altamira, quien minutos más tarde también se comunicó con FM Sur para desmentir su presencia en el lugar, algo que luego también hizo Aguirre, aunque en esta discusión… le daremos la derecha a la víctima.
Llamó la atención la ausencia total de policía en el lugar, tanto los damnificados como quien firma esta nota llamamos al 101 reiteradas veces, y en cada una de ellas el teléfono fue colgado de manera deliberada por personal de la fuerza. Medina declaró que el comisario Barboza habría liberado la zona para permitir que la patota lograra su cometido.
Como siempre, la “voz” oficial intentará acallar los gritos de la razón, los voceros oficiosos tratarán, en los próximos días, de hacernos creer que esto fue una simple manifestación “pacífica y espontanea”, pero en verdad todos los que trabajamos en los medios sabemos de que se trató, y no es necesario hurgar demasiado para descubrir la verdad, pues ahí nomás… en la superficie, salta a la vista que todo el aparato de la municipalidad estuvo al servicio de la violencia, verbal y física, contra un medio de prensa. Contra dos comunicadores cuya única arma es la palabra.
Y eso es grave, muy grave, tal vez lo más grave de todo lo hecho por este gobierno municipal.
Parece raro que estos usos se den en el radicalismo, un partido célebre por su impronta democrática. Claro que estos no son radicales tradicionales, están lejos de los preceptos de Raúl Alfonsín, están mucho más cerca de los consejos de Nicolás Maquiavelo que de los principios del desaparecido ex presidente. Estos radicales son conservadores, y para ellos el fin SIEMPRE justificará los medios. A no olvidar la muerte de Hernán González Moreno, quien días antes había denunciado penalmente al jefe político de Peteco, el actual gobernador Ricardo Colombi, justo para ésta época, durante la campaña anterior.
Hay varios indicios que prueban que el intendente estuvo detrás del apriete a la radio, la presencia de varios funcionarios de rango (incluyendo a su chofer personal) es una; el corte del tránsito en la calle Colón por parte de inspectores municipales pocos minutos antes de que se iniciara la manifestación es otra; y, la principal, la presencia de las cámaras del “canal oficial” (Tele diez), antes mismo de que todo se iniciara es la principal prueba, sobre todo teniendo en cuenta que permanentemente el camarografo, en lugar de enfocar la manifestación, filmaba el interior de la radio, es decir, la cámara no estaba para "informar", estaba para "escrachar". Nada se hace en Tele Diez sin la autorización del intendente. Para eso paga las cuentas!.
El concejal Walter Fontana declaró haber sido increpado duramente por Federico González, hijo de la presidente del partido y también que había reconocido entre la horda a “varios funcionarios municipales” principalmente trabajadores contratados del Hospital San José y de los Caps municipales. Y diversos testigos que se encontraban a pocos metros del lugar, en la casa partidaria del Partido justicialista, aseguran que la presidenta del comité departamental de la UCR estaba junto a su auto, a la vuelta de la radio, frente al portón del supermercado La Frontera.
Nadie entiende semejante error político, es difícil comprender que el intendente se haya metido en tamaño problema en pleno año electoral, pero lo cierto es que el hecho ocurrió y que cada uno de los que participaron en el apriete a la radio pertenecen al riñón de Peteco, comenzando por la presidente de la UCR y terminando en dos integrantes de la primera línea de su gabinete, a quienes varios testigos aseguran haber visto en el lugar poco antes de iniciarse el apriete a los conductores radiales Fernando Calia y Ernesto Medina.
Todo hace recordar aquella quema de un ataúd con la sigla “UCR” que signara la derrota del peronismo en 1983. Herminio se llamaba aquel burro, Peteco pareciera llamarse el actual.
Martes, 24 de mayo de 2011