Tomohiro Kato, un hombre de 25 años mató ayer con un cuchillo a seis personas e hirió al menos a otras doce en un céntrico barrio de Tokio a plena luz del día.
El agresor, que ha sido identificado como Tomohiro Kato, fue detenido en el barrio de Akihabara donde ocurrieron los hechos.
"Vine a Akihabara para matar a gente. Estoy cansado del mundo. Cualquiera estaba bien. Vine solo", dijo Kato a la Policía, según la agencia local de noticias Kyodo.
El agresor acabó con la vida de seis hombres y una mujer, según las autoridades policiales. Los cinco hombres que resultaron muertos tenían 19,20,29, 47 y 74, la mujer tenía 21 años.
Según contaron los testigos del ataque, el joven llegó a las inmediaciones de la estación de tren de Akihabara en una camioneta, con la que atropelló a varios transeúntes. Luego se bajó del vehículo y atacó, cuchillo en mano, a unas 12 personas.
"El hombre saltó sobre otro que había atropellado con su vehículo y lo apuñaló varias veces. Después fue hacia la estación atacando a personas al azar", relató otro de los presentes en el terrible suceso que conmovió a Akihabara, una de los destinos preferidos de los turistas que visitan la capital japonesa.
La principal atracción del barrio radica en sus tiendas de electrónica y en ser reducto de varias tribus urbanas, como los fans del manga, el animé y los videojuegos.
Kato fue detenido en el mismo lugar en el que mató a las 6 personas e hirió al doble, cerca del mediodía (medianoche argentina).
El detenido, que tenía aparantemente pasión por la subcultura de los mangas y de los videojuegos, confesó a la policía haber relatado con detalle su periplo mortal en internet, enviando mensajes a partir de su teléfono móvil. "Lanzaré mi vehículo contra la gente y, si resulta inútil, saldré con un cuchillo. Adiós a todos", anunció en un mensaje difundido varias horas antes de la matanza, según la prensa japonesa.
En otra página web, un mensaje anómino fechado del 27 de mayo con un título premonitorio (Un desastre en Akihabara) advertía de que se produciría una tragedia "el 5 de junio o un poco antes". Según su patrón, Kato trabajó hasta el 4 de junio, fecha en que se ausentó sin dar razones. "Tenía una muy buena actitud en el trabajo y no daba problemas", declaró a los periodistas Naoyuki Hashimoto, portavoz de la fábrica Kando Auto Works.
En la mañana del lunes japonés, la lluvia de la noche había borrado las manchas de sangre en las calles de Akihabara, mientras los asiduos del barrio dejaban flores y se recogían ante un altar improvisado sobre una mesa en un cruce de calles. Conforme a la costumbre japonesa, caramelos, bebidas e imágenes de cómic se acumulaban en memoria de los desaparecidos. "He dejado café porque pienso que algunas de la víctimas necesitarán un café esta mañana", afirma Ukyo Murakami, un adolescente de 14 años de camino a la escuela.
Lunes, 9 de junio de 2008