La Presidenta fustigó así la actitud del campo durante su discurso en cadena nacional desde el Salón Blanco de la Casa Rosada. Anunció medidas de redistribución económicas en materia de infraestructura y alimentos financiadas con la recaudación por la exportación de soja. Dijo que "no hay crisis", pidió perdón por "si alguien se sintió ofendido" con su discurso y convocó a la unidad nacional.
La presidenta Cristina Fernández comenzó a hablar a las 18.05, por cadena nacional, por primera vez desde que inició su mandato. La acompaña el gabinete de ministros a pleno, en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Convocó sorpresivamente a funcionarios, gobernadores, intendentes, empresarios y banqueros, y en primera fila Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La cantidad de invitados obligó a abrir un salón paralelo.
Fernández de Kirchner defendió la aplicación de las retenciones móviles por encima del 35 por ciento y señaló al respecto que "el Estado no quiere cerrar las cuentas fiscales, quiere cerrar la cuenta social".
Al respecto, señaló que parte del diferencial entre los 35 puntos porcentuales y la tasa que se llegue a cobrar, se destinará a la construcción de "por lo menos 30 hospitales y más de 300 centros de atención primaria para la salud".
En el comienzo de su discurso fustigó al campo, y afirmó: "Los argentinos no comemos soja. De cada 10 kilos, 9 van al exterior". Y luego: "Los argentinos toman leche, comen carne, comen pan. Y ahora muchos más pueden hacerlo porque mejoraron sus salarios". Tras eso, en tono serio, señaló:
"Nuestro objetivo es cuidar los alimentos de los argentinos y redistribuir el ingreso".
Al responder su propia pregunta sobre "¿qué pasó en estos tres meses, donde vimos cortar rutas y derramar leche?", su respuesta fue: "El error que cometió el Gobierno tal vez haya sido la ingenuidad política de no advertir que tocar una parte de la renta extraordinaria de un sector para redistribuir el ingreso. El error fue creer que la redistribución del ingreso se hace con una política que pese a haber sido revalidada en las urnas requería mayor explicación y comunicación".
Entonces volvió a pegarle al sector agrario, y dijo que "Nadie puede arrogarse el derecho de restringir el derecho de otros argentinos a transitar los caminos. Si otros argentinos quieren trabajar, hay que dejarlos trabajar".
Tras eso, hizo una convocatoria. "Todos debemos interrogarnos si realmente estamos decididos a abordar en la Argentina el problema de la pobreza que no se sin tocar las renta extraordinarias es imposible". La jefa de Estado reconoció que “todavía hay mucha deuda social pendiente”. Además, prometió que “mientras haya un pobre en la patria, no habrá victoria definitiva para ninguno”. Y finalizó: “Estamos trabajando para resguardar la soberanía alimentaria. Todavía hay argentinos que no han podido ganar nada, sin trabajo, sin casa sin salud ni educación”.
“¿Que sería el gesto de estadista?”, se preguntó la Presidenta. “Decirle a los sectores que más rentabilidad han tenido en los últimos tiempos está bien, como durante 90 días cerraron caminos, hicieron lock out, no permitieron que otros trabajen, quédense con todo y vamos a ver que hacemos el resto de los argentinos”. Y entocnes recurrió a la célebre frase de Raúl Alfonsín y dijo, "Así podría decir el Gobierno y el campo están en orden. Pero no me siento estadista".
Con la culminación de su discurso, la Presidenta pidió perdón por "si alguien se sintió ofendido, por una palabra o un gesto, desde este lugar le pido perdón”.
Fuente Crítica Digital
Lunes, 9 de junio de 2008