Por Catriel Etcheverri
A pesar de las declaraciones del canciller británico, Almagro, Patriota y Moreno le confirmaron a su par Héctor Timerman que sus países mantienen la prohibición de atracar en sus puertos a barcos con bandera de las Islas Malvinas.
El respaldo político de los países de la región al reclamo argentino sobre las Islas Malvinas fue expresado de manera abierta en numerosos foros internacionales en los últimos años. Sin embargo, la decisión en diciembre pasado de los miembros plenos y Estados asociados del Mercosur de llevar este respaldo al plano de la acción, prohibiendo a los barcos con bandera de Malvinas atracar en sus puertos, profundizó la preocupación en Londres frente a su creciente aislamiento en la disputa. La reacción fue inmediata. El primer ministro británico David Cameron endureció su discurso en las últimas semanas al tiempo que el encargado de la diplomacia de Gran Bretaña mantuvo numerosas comunicaciones con sus pares del bloque sudamericano.
A pesar del rechazo regional a las presiones británicas, el canciller William Hague intentó convertir ayer en un triunfo sus fallidas negociaciones. Ante el pleno del Parlamento, Hague aseguró que Uruguay, Chile y Brasil no participarán del “bloqueo económico propuesto por la Argentina” a las Islas Malvinas. “Hemos tenido discusiones productivas y honestas con Uruguay, Chile y Brasil”, dijo Hague y explicó que los países vecinos se comprometieron a que el transporte marítimo comercial desde y hacia el archipiélago “continuará teniendo acceso a sus puertos” mientras los barcos tengan “bandera británica o cualquier otra bandera nacional”. En definitiva, aunque Hague intenta mostrar un triunfo de la diplomacia británica, está reconociendo que ningún barco con bandera de Malvinas podrá atracar en los puertos de esos países, demostrando que ninguno de ellos modificó un ápice el compromiso contraído en la última cumbre de presidentes del Mercosur.
A través de un comunicado, la Cancillería argentina aclaró que el canciller Héctor Timerman se comunicó ayer con Antonio Patriota, Alfredo Moreno y Luis Almagro sus pares de Brasil, Chile y Uruguay respectivamente, quienes le confirmaron que los gobiernos de sus países no han modificado su posición desde que se adoptara la “Declaración de los Estados Partes del Mercosur y Estados Asociados sobre buques que enarbolan la bandera ilegal de las Islas Malvinas” del 20 de diciembre pasado.
Hague señaló además que instruyó a los embajadores británicos en la región para que llamaran a los gobiernos ante los cuales desempeñan sus funciones y les expresaran su “fuerte objeción a la declaración del Mercosur”. “Dejamos en claro que la decisión de cerrar puertos a barcos con la bandera de Malvinas no tiene base legal y que sería inaceptable e impropio para cualquier democracia latinoamericana colaborar en los intentos de la Argentina de bloquear económicamente” al archipiélago, señaló el canciller.
Al respecto, la Cancillería argentina aclaró en su comunicado que las acciones dispuestas por el Mercosur “se encuadran en la defensa de los recursos naturales renovables y no renovables que pertenecen al pueblo argentino tal como lo reconocen, entre otros países, todas las naciones de la región”. La Cancillería encabezada por Timerman fustigó además a Hague por reclamar ante el Parlamento de su país la necesidad de que se respeten los principios de la Carta de Naciones Unidas al tiempo que obvió que Gran Bretaña ha incumplido diez resoluciones de la Asamblea General de ese organismo multilateral y 29 resoluciones del Comité de Descolonización que instan a ambos países a reiniciar el diálogo para arribar a una resolución pacífica del conflicto.
El intento por Gran Bretaña de mostrar un triunfo que no es tal responde quizás al clima que se vive en ese país sobre la marcha de la disputa y el creciente respaldo a nivel global que está logrando la posición argentina. Clima que fue analizado la semana pasada por el semanario británico The Economist que destacó que la política argentina sobre Malvinas ha logrado una victoria diplomática sobre otra durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Además de la reciente decisión del Mercosur, The Economist destacó la nueva actitud tomada por los Estados Unidos frente al conflicto: “En 2010, Hillary Clinton, secretaria de Estado estadounidense, convocó al diálogo en torno a la disputa, un contraste con 1982, cuando los Estados Unidos apoyaron a Gran Bretaña.” Desde 2003, el reclamo argentino a Gran Bretaña para sentarse a negociar una salida al conflicto ha sido una constante en los discursos presidenciales ante la Asamblea General de la ONU. Sin que Londres acceda a dialogar, el próximo 2 de abril se cumplirán 30 años desde la guerra.
Miércoles, 11 de enero de 2012