Día de la afirmación de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas, Sector Antártico e Islas del Atlántico Sur
La soberanía argentina sobre las Islas Malvinas no es un capricho ni una mera (aunque válida) cuestión geográfica, sino que tiene su origen en el derecho español sobre los territorios americanos, y se hereda con nuestra Independencia. En cambio, el Reino Unido de Gran Bretaña sólo puede argumentar como derecho sobre estos territorios el adquirido por medio del uso de la fuerza. Así lo demuestran los diversos hechos históricos narrados a continuación.
Durante el siglo XVI, tras la llegada de los europeos a América, las Bulas Papales establecían los derechos de España sobre los territorios descubiertos, y le adjudicaban "todas aquellas islas y tierras firmes, encontradas y por encontrarse, descubiertas y que se descubran, hacia el occidente y hacia el mediodía", imaginando y trazando una línea que se fijaba a cien leguas de la isla septentrional de las Azores. Como las Islas Malvinas se hallan incluidas en la zona descripta, "España no necesitaba descubrir las islas para tener sobre ellas pleno derecho, cualquiera que fuese el descubridor". A pesar de ello, es igualmente un español quien las descubre en el año 1520, cuando una de las naves de la expedición de Magallanes, comandada por Don Esteban Gómez, las avista de regreso a España.
Recién 72 años después un marino inglés (John Davis) las divisa, pero la cartografía inglesa de la época no las registra.
En 1670, por medio del Tratado de Madrid se acuerda que Gran Bretaña conservaría todas las tierras, islas, colonias y dominios que poseyere en América del Norte, mientras que en contrapartida los súbditos de Gran Bretaña no dirigirían su comercio ni navegarían a los puertos o lugares que el Rey Católico tenía en América del Sur, ni comerciarían con ellos.
Un nuevo foco de disputa nace el 6 de febrero de 1690, cuando el Capitán inglés Strong, arrastrada su nave por una tormenta, se refugió en el estrecho que divide las islas. Él fue quien por primera vez las llamó "Falkland".
Al firmarse en 1713 el Tratado de Ultrech, que daba fin a la guerra de Sucesión entre Inglaterra y España, los británicos se comprometieron a restituir al rey católico Felipe V los territorios en disputa. Así se cerró el primer capítulo de discordia.
Pero algunas décadas después, todo vuelve a empezar: en 1748, Inglaterra decide enviar una expedición a las Islas Malvinas, a lo que España lógicamente se opone. Gran Bretaña desiste entonces de su intención, implicando un reconocimiento tácito pero categórico de los derechos de España sobre las islas.
En 1764 acontece otro episodio que reafirma el derecho español sobre las Malvinas: el rey francés Luis XV autorizó una expedición a las islas, la cual creó el Puerto San Luis en la Malvina Oriental. Las islas fueron llamadas "Maluines" (de los habitantes del puerto Saint-Maló), y luego los españoles le otorgaron su actual denominación. España protestó y obtuvo el reconocimiento de sus derechos de dominio, por lo que el rey Luis XV ordenó la entrega de Puerto San Luis, pero exigiendo el previo pago de todos los gastos en que se había incurrido.
En 1765 Inglaterra envía a John Byron en una expedición clandestina, con el objeto de efectuar "mejores reconocimientos" en las islas Falkland. Enterada España de esta usurpación, expulsó a los ingleses y destruyó el fuerte que habían creado.
De allí hasta 1811, España ejerció la soberanía y administración de las Islas. La nómina de Comandantes que administraron las Malvinas en nombre de España (entre 1776 y 1810) por designación del Virreinato del Río de la Plata es la siguiente: Ramón Carassa (1777), Salvador de Medina (1779), Jacinto de Mtolaguirre (1781), Fulgencio Montemayor (1783), Agustín Figueroa (1784), Pedro de Mesa y Castro (1786), Ramón Clairac (1787), Pedro de Mesa y Castro (1788), Ramón Clairac (1789), Juan José de Elizalde (1790), Pedro Pablo Sanguineto (1791), Juan José de Elizalde (1792), Pedro Pablo Sanguineto (1793), Juan Aldana y Ortega (1794), Pedro Pablo Sanguineto (1795), Juan Aldana y Ortega (1796), Luis de Medina y Torres (1797), Francisco Xavier de Viana (1800), Ramón Fernández de Villegas (1801), Bernardo Bonavia (1803), Antonio Leal de Ibarra (1803), Bernardo Bonavia (1804), Antonio Leal de Ibarra (1805), Bernardo Bonavía (1806), J. C. Martínez (1807), Gerardo Bordas (1810) y Pablo Guillén (1810).
En 1820, Londres reconoció la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y hasta firmó con Buenos Aires un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación en 1825. En ninguno de ambos instrumentos jurídicos hizo reclamos o reservas del legado histórico de la nueva República Argentina, la cual a partir del 10 de junio de 1820 hizo efectivo el control político sobre las Islas Malvinas y otros territorios insulares en el Atlántico Sur. El 6 de noviembre de 1820 fue izada por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas por el nuevo gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, como reafirmación de su derecho a las anteriores posesiones españolas.
Luis Vernet fue el primer gobernador argentino: ocupó su cargo el 10 de junio de 1829 y prohibió la pesca en toda la zona. A pesar de las agrias protestas británicas, detuvo en 1831 a la goleta norteamericana Breakwater por no respetar dicha ley. El cónsul norteamericano en Buenos Aires protestó, amenazó con tomar represalias y apoyó su decisión con un navío de guerra (el USS Lexington) que en ese momento estaba en la zona del Río de la Plata. El USS Lexington navegó hacia las islas, destruyó todas las instalaciones militares, tomó prisioneros a la mayoría de los habitantes y se retiró, declarando que las islas carecían absolutamente de gobierno. Fue el principio de un conflicto aún irresoluto: El 10 de septiembre de 1832, Buenos Aires designó un nuevo comandante militar en las Malvinas y envió una cañonera, la ARA Sarandí, para reparar los daños y restablecer el orden. Así fue que desembarcó el segundo gobernador, pero dos meses después, mientras la cañonera se alejaba de las islas, la guarnición se rebeló y lo mató. Entonces la Sarandí regresó y trató de reprimir a los amotinados. Pero al mismo tiempo, la corbeta británica HMS Clio apareció en Puerto Soledad, enviada para consolidar la soberanía británica en las islas aprovechando la desorganización provocada por el incidente de la USS Lexington. El capitán de la Clio informó al capitán Pinedo, de la Sarandí, que la bandera británica remplazaría a la argentina a partir del día siguiente, 3 de enero de 1833. Pinedo expresó su desacuerdo, pero no pudo resistir ante la fuerza superior. No hubo disparos, y dos días después la Sarandí abandonó las islas llevándose a los soldados argentinos, los convictos de la colonia penal de San Carlos y algunos (no la totalidad) de los pobladores argentinos.
Así fue que las islas fueron declaradas colonia de la Corona Británica en 1840, y el primer gobernador británico, el teniente Richard Moody, partió desde el Reino Unido en 1841. Después, se desarrolló una pequeña comunidad agrícola y Gran Bretaña mantuvo la ocupación.
Sin éxito en el reconocimiento de sus derechos por la vía diplomática, la Argentina intentó la recuperación de las Islas por la vía militar en 1982 (también sin éxito), lo cual se detalla por separado en la conmemoración del 2 de abril. La legitimidad de la Soberanía Argentina sobre las Islas Malvinas es, por lo tanto, una grave deuda de la comunidad internacional hacia nuestro pueblo, que no debe claudicar en sus deseos de recuperación, pero dejando de lado el camino de las armas y apelando al entendimiento entre los hombres.
Martes, 10 de junio de 2008