La intención del Instituto de Viviendas de Corrientes de salir en búsqueda de deudores morosos en toda la Provincia tendría una razonable y hasta previsible justificación, de no ser por la característica del ente que en los últimos veinte años se convirtió en el deudor principal de la sociedad correntina, al no cumplir en lo más mínimo con los objetivos para lo cuál fue creado.

La ilógica pura, entonces, se enmarca en la pretensión del ente provincial, que salió a dar a conocer a toda voz que “inicia acciones sobre adjudicatarios morosos y decide el recupero de viviendas deshabitadas u ocupadas por personas ajenas al grupo familiar registrado en declaracion jurada suscripta por el titular”.

“Ante el creciente incumplimiento de estas condiciones y la falta de interés por parte de los adjudicatarios para regularizarlas, pese a las reiteradas notificaciones y propuestas de acceder a los planes de pago que ofrece la Institución, se han tomado las pertinentes determinaciones”, dice la misiva enviada a los medios.

El trámite formal tendría pleno sentido si, como decimos, el Invico cumpliese con sus obligaciones, pero todos sabemos que hoy Corrientes tiene un déficit más que importante de viviendas, y que incluso algunos se animan a calificar a la situación como ‘de emergencia’.

La situación se viene dando desde hace años, con miles de familias que esperan en vano llegar a la ansiada casa (que dicho sea de paso no es una mansión, ni mucho menos) y de otros tantos (o más) que desanimados por la absoluta falta de respuestas ni siquiera se inscriben para acceder al techo propio.

Ni hablar de las cuestiones laborales. El hoy ‘sufrido acreedor’ de la sociedad correntina es tal vez el organismo que más reclamos tiene en cuanto a una precarización laboral y salarial irrefutable. El peleador Juan Arnedo viene reclamando desde décadas por sueldos flacos y compañeros que no son formalmente incluidos en el sistema.

En ese contexto de incumplimiento absoluto, pretender ‘cazar’ a morosos suena irracional e incomprensible.

El más deudor de todos pretende cobrar, pero no cumple con su obligación.

Con un toque de humor, es como ‘el chancho que predica higiene’.

Años de desentenderse de la sociedad, y ahora salen a cobrar. ¿Y si cumplen primero?


Domingo, 4 de marzo de 2012