Por Daniel Caram
Por convencimiento, por imprudencia, por incontinencia verbal. O por todas esas cosas juntas, el Ministro de Salud de la Provincia osó decir hoy que hay chicas en Corrientes que “se embarazan por un premio económico”. Tal vez, motivado por un odio intestinal contra el Gobierno Nacional, dijo lo que cree, y atendiendo a muchos comentarios, hay una parte que coincide con esa retrógrada postura. Ahora bien, un funcionario responsable de implementar, coordinar, y apuntalar políticas de estado de contención no puede ni siquiera soñando decir tal incoherencia, más aún en tiempos en los cuáles los medios muestran y reflejan las cosas en tiempo récord.
Así, no hay tiempo para analizar tal opinión en una provincia con una pobreza enquistada, y donde la costumbre parece ser cargar de los males a quienes lo padecen.
No podemos ni debemos obviar que habrá –y de hecho los hay – programas de educación sexual integral que buscan responder a la problemática. Entonces, apuntando a la acción en sí, es incomprensible que alguien siga criticando a los sectores más vulnerables, como culpándoles de una pobreza de la que les cuesta horrores salir, y tal vez hasta mueran con ella.
El maestro hace lo que puede, el doctor hace lo que puede, el policía hace lo que puede. No se apunta a responsables directos, ante una problemática que trasciende estructuras formales de administración. Sí, deberíamos aceitar los eslabones que permitan un funcionamiento acorde a una cadena de prevención y contención.
El resto, las responsabilidades ajenas que chocan y dejan en evidencia una inmoralidad inconcebible, que por lo menos debería tener el respeto social de ‘cuidar la lengua’.
Decir por decir, suele ser peligroso. Y muchas veces los silencios imponen un manto de coherencia ante una deuda social que excede – por mucho, y en defensa de ellos – a lo que hacen los actuales funcionarios.
Por eso la irresponsabilidad de una frase incorrecta, amoral, e irrespetuosa.
Lunes, 19 de marzo de 2012