El tratado abre la enseñanza de la religión en las escuelas públicas, pero con una apertura a todas las confesiones religiosas. Brasil es el país con más católicos del mundo.
El presidente Luiz Inacio Lula da Silva dialogó ayer durante 24 minutos con el Papa Benedicto XVI, quien le dio las gracias de antemano por la firma posterior de un acuerdo global que estipula el estatuto jurídico de la Iglesia en Brasil, el país católico más grande del mundo.
En los altos ambientes vaticanos se notaba un ambiente de euforia por la concreción final de un acuerdo que se había iniciado a discutir hace cinco años con iniciativas y presiones de la Iglesia, que tiene 125 millones de fieles sobre una población de 190 millones de habitantes. Sin dudas Lula es hoy el latinoamericano favorito de las altas esferas de la Santa Sede y un líder mundial escuchado y respetado por el mismo Papa.
El texto del tratado, que contiene un preámbulo y veinte artículos, no fue difundido porque "primero debe verlo y ratificarlo el Parlamento brasileño", dijo un alto funcionario vaticano a Clarín. El tratado abre la enseñanza de la religión en las escuelas públicas, pero con una apertura a todas las confesiones religiosas.
El nuncio (embajador) del Papa en Brasil, monseñor Lorenzo Beldisseri, levantó algunos velos del contenido del acuerdo en declaraciones a la radio Vaticana. "El tratado garantiza a toda la sociedad una enseñanza religiosa en las estructuras públicas. Abrimos así una puerta no sólo a los católicos sino a las otras confesiones religiosas. Garantizamos una mayor expresión, una mayor libertad para las otras confesiones, con espíritu de libertad religiosa".
"Ahora la Iglesia tiene una personalidad jurídica cierta, que es lo que los obispos de Brasil trataron de establecer. El acuerdo contempla todos los temas que se refieren a la evangelización como misión de la Iglesia, en relación con la sociedad y al Estado", agregó el nuncio Beldisseri.
Los sacerdotes y los agentes pastorales en Brasil "podrán entrar en las estructuras sanitarias, penitenciarias, escolásticas y en todos los otros lugares donde la Iglesia pueda llevar su mensaje espiritual".
El tratado establecerá también todos los aspectos del status financiero de la Iglesia en Brasil. El acuerdo hace continuas referencias a la compatibilidad de las normas del nuevo instrumento jurídico bilateral con las normas jurídicas brasileñas.
El nuncio Beldisseri hizo un elogio enérgico del presidente brasileño. Dijo que el católico y socialista Lula "creció en un ambiente católico y aprecia profundamente a la Iglesia". En Brasil "actualmente hay estabilidad política pero también económica y financiera. Esto da confianza para un bienestar que está creciendo".
Otras fuentes consultadas por Clarín dijeron que el tratado establece reconocimientos legales de los certificados de escuelas católicas y hasta de los casamientos oficiados por sacerdotes.
Al Salón del Tratado Vaticano acudieron el presidente Lula y el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, que se habían reunido tras la audiencia del Papa a Lula. Allí firmaron el acuerdo el canciller brasileño Celso Amorím y el secretario para las Relaciones entre los Estados de la Santa Sede, monseñor Dominique Mamberti, de origen francés.
En la audiencia pontificia, el Papa y el presidente de Brasil hablaron en un clima de gran cordialidad de la crisis financiera y económica internacional. Benedicto XVI se mostró preocupado por la situación mundial y Lula le explicó aspectos de la reunión del G20 que se iniciará mañana en Washington, hacia donde el presidente partió en avión con su comitiva tras la visita al Vaticano.
Viernes, 14 de noviembre de 2008