Por Carlos Pérego
Hoy se conmemora el Día del Militante, es una fecha que cala hondo en el espíritu de quienes somos peronistas por convicción y es debido al retorno del Gral. Perón a la Argentina luego del largo exilio al que se vio obligado, aquel ya lejano 17 de noviembre de 1972, y se recuerda como el día en que a Perón le dio el cuero.
“Luche y vuelva” decían los muchachos de la JP, y volvió, debido al trabajo militante de muchísimos compañeros que tenían como único objetivo recuperar un país grande, digno de ser vivido, con justicia, con trabajo, con dignidad como cuando estaba el General.
En esta fecha es el momento adecuado para rever varios conceptos que hacen a la militancia y que se fueron perdiendo, en primer lugar debemos entender que es ser militante, que hace un militante y quien es militante.
El militante no tiene individualidad, el militante pertenece a un grupo, y por eso cree en la solidaridad, sabe que su realización está en ese grupo de pertenencia, con sus compañeros, con sus amigos, es por eso que será una mejor persona.
Un militante lucha por un ideal, por un concepto de vida, por el bien general, sin actitudes mezquinas, y no las puede tener porque en su militancia hasta la vida llega a dar, es una persona que lucha por sus hermanos.
El militante peronista es quien en su diario quehacer proyecta, propone, ayuda a modificar su medio para hacerlo mejor, es quien despojado de los intereses personales trabaja, y de ello hace un culto, para lograr la verdadera justicia social, y no como un latiguillo político sino como un sentimiento de vida.
La ideología lo hace un sujeto y no un objeto, la organización que proviene de esa ideología da sentido a su trabajo, y es ese trabajo de grupo que da sentido al mismo, por que por fuera de ese trabajo esta solo la miseria, la conceptual y la humana, y el militante es lo contrario al miserable. El militante sabe que su vida es luchar, trabajar por un ideal, por la humanización del hombre y su inclusión en igualdad dentro de la sociedad.
Esta es la verdad del militante peronista, sabe que esta en este mundo para luchar junto a los demás, no para usarlos, sabe que la verdad esta en el grupo, en el proyecto para lograr intereses comunes, sabe que tiene esa razón para vivir y por ende también para morir, como ocurrió en décadas pasadas, pero hoy la mayor realización del militante es su vida y no su muerte, para poder seguir militando por sus creencias.
Estas reflexiones nos tienen que hacer pensar, a los peronistas, que lo primero es la realización de nuestros principios y no la realización de nuestros intereses personales, que no solo debemos hablar de militar, sino que debemos hacerlo, que las luchas estériles por posicionamientos personales deben dejarse de lado en pos del beneficio mayor del grupo, la sociedad.
Y como decía Perón “…cuando un peronista se cree que es mas de lo que realmente es, deja de ser peronista para convertirse en oligarca”, estas son las enseñanzas que nos imprime la militancia, por eso, compañeros, en honor a todos los que dieron su vida por los mismos ideales que profesamos, dejemos de lado los intereses personales por un cargo insignificante, dada las necesidades actuales que tiene nuestro pueblo, de Concejal o hasta de Intendente, por el interés mayor que es el de trabajar para poder lograr esos cargos pero por imposición de la gente y no por determinación personal, y eso solo se logra, simplemente, militando.
Viernes, 14 de noviembre de 2008