Brasil (23-6-13): La titular del Ejecutivo aseguró haber escuchado los reclamos de los manifestantes y recordó el pasado de su generación en las luchas en favor de la decir que no está dispuesta a tolerar actos de violencia. Mi gobierno escucha las voces democráticas que exigen cambios", aseguró anoche la presidenta Dilma Rousseff, en su primer mensaje al pueblo brasileño tras la serie de marchas que conmovieron al país en las últimas dos semanas
Como prueba de sus palabras, la mandataria se comprometió a promover una reforma política y a convocar a gobernadores y alcaldes de todo el país para diseñar un gran pacto para mejorar los servicios públicos. Mientras su discurso se transmitía por cadena nacional, miles de personas seguían marchando en algunas ciudades de Brasil.
"Las manifestaciones trajeron lecciones importantes. Las tarifas ya bajaron y las consignas de las marchas subieron en las prioridades del gobierno", aseguró Rousseff durante su mensaje. "Es la ciudadanía (la que estaba en la calle) y no el poder económico el que debe ser escuchado en primer lugar", ratificó la mandataria.
El discurso de la primera mujer en la historia de Brasil en llegar a la presidencia era muy esperado, tras la multitudinaria marcha del jueves en la que alrededor de un millón de personas salieron a las calles en más de 80 ciudades del país. Poco se había escuchado de Rousseff en estos días, y la reunión de gabinete convocada de emergencia para ayer por la mañana también había culminado sin declaraciones a la prensa. Finalmente, decidió hacer uso de la cadena nacional a las nueve de la noche, prime time televisivo, y allí aseguró haber escuchado el reclamo.
"Mi generación luchó mucho para que la voz de las calles sea escuchada. Pero eso no puede confundirse con el caos promovido por algunos", diferenció Rousseff. "No podemos aceptar que una minoría destruya el patrimonio público", agregó, haciendo alusión a los hechos de violencia registrados hacia el final de las movilizaciones.
El más grave fue el intento de ingreso por la fuerza en la Cancillería brasileña que fue respondido con violencia por la policía. Ayer, empleados de la sede diplomática, realizaron un abrazo simbólico al edificio en el que también participo el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota.
"Soy la presidenta de todos los brasileños, de los que se manifestaron y de los que no se manifestaron; el mensaje directo de las calles es pacífico y democrático, reivindica un combate sistemático a la corrupción y el desvío de dinero público; todos me conocen: de eso no me aparto", subrayó Rousseff. Sin embargo, agregó, los pedidos demostraron que es necesario "oxigenar nuestro sistema político".
Para eso pidió ayuda de los dirigentes de las organizaciones sociales y políticas que participaron de las manifestaciones, a quienes afirmó que invitará al Palacio de Planalto porque "precisa su energía y creatividad" para crear mecanismos de control sobre los representantes. No obstante, volvió a fijar el límite de la discusión sobre la reforma política, al señalar que "no se puede prescindir de partidos ni del voto popular que es la base del proceso democrático".
Sin olvidar que la chispa que inició la revuelta surgió por un reclamo sobre el sistema de transporte, Rousseff afirmó que convocará a las autoridades de los diferentes distritos para implementar un plan de nacional de movilidad urbana. Pero la presidenta brasileña fue más allá y prometió un "gran pacto por los servicios públicos" que incluirá mejoras en los sistemas de salud y educación.
Por último, la presidenta brasileña aprovechó su intervención para garantizar que su país está en condiciones de realizar la Copa del Mundo de fútbol en 2014. A propósito de ello destacó "que el dinero del gobierno federal gastado en las arenas deportivas es un financiamiento que será debidamente pagado por las empresas y los gobiernos que están explotando los estadios". "Jamás permitiré que esos recursos provengan del presupuesto público federal, perjudicando a sectores prioritarios como la salud y la educación", finalizó.
Domingo, 23 de junio de 2013