Que el Presidente John F. Kennedy haya denunciado hace 46 años el temible movimiento de sociedades secretas actuantes en los entresijos del poder norteamericano, y que alguno de sus miembros haya estado en la Argentina hace unos meses, es motivo más que suficiente como para sacar a luz la historia de esta secta que ahora amenaza (cuando sus miembros dicen que algún funcionario no es de su agrado, vale tomarlo como una amenaza y no un simple comentario) al Presidente electo Barak Obama.

El escritor y periodista norteamericano Ron Rosenbaum, del prestigioso periódico “The New York Observer, organizó una infiltración junto a un equipo de periodistas munidos con filmadoras secretas, y logró captar imágenes y frases en un lugar llamado “la tumba”, sito en la Universidad de Yale en el Estado de Conecticut, sede central de “Calavera y Hueso” y lugar en el cual cada año son iniciados en la sociedad secreta quine nuevos miembros. Es el máximo de aspirantes a ingresar anualmente que permiten los estatutos de la secta.

Una idea de lo que significa este grupo, lo explicó el mismo periodista al reconocer que “Calavera y Hueso” desde hace dos siglos opera en los ámbitos norteamericanos desde la Universidad de Yale ocupando en sucesivos gobiernos desde la misma Presidencia de la Nación (los Bush, padre e hijo, pertenecieron a la organización ), la Suprema Corte, el Congreso y los Servicios de Inteligencia, comenzando por la CIA.


Rosenbaum relató un detalle tragicómico producto de la infiltración realizada en los actos iniciáticos de la sociedad secreta. Un miembro de la secta que tuvo que interpretar el papel de George Walker Bush en una teatralización realizada en esa jornada, protestaba insatisfecho frente a sus colegas por sentirse “insultado” por interpretar al actual Presidente norteamericano. De hecho, ningún mandatario yanky tuvo en la historia del país del Norte tan mala imagen como el actual Jefe de Estado, al cual no lo quieren ni para representarlo en absurdos dramas sectarios.

Pero volviendo al relato del periodista que investigó “La secta de la Calavera y los Huesos”, su descripción no deja de ser un misterio por la actuación que le cupo a estos ex estudiante de la Universidad de Yale en la vida pública norteamericana (y lo que refiere al mundo entero, merced a la influencia que siempre tiene una potencia en el resto del Planeta).


“Los fundadores de la CIA, tres Presidentes, varios asesores de seguridad nacional, quienes decidieron el bombardeo a Hiroshima, tres de los cuatro hombres que decidieron la invasión a Playa Girón en Cuba y los que estiraron indefinidamente la guerra en Vietnam, fueron parte de esta secta”.

“En Yale hay varias sociedades secretas, una de ellas es la del “Papiro y la Llave” del espía veterano James Angleton, de quien se dice conserva parte de la vajilla que perteneció a Adolf Hitler. La otra secta es la de “La Calavera y los Huesos”.

En otro escrito, se advierte que “La Calavera y los Huesos” fundó ya en 1823 una empresa –Russell y Cia.- que se dedicó a vender opio de Turquía a China y con parte de lo recaudado se apoyó un movimiento político encabezado por Warren Delano Jr., quien fuera el abuelo del que más tarde fue Presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt.

De “Calavera y Hueso” se han escrito libros, filmado películas y parece nunca perder vigencia.
¿Qué hacía uno de sus miembros en la Argentina hace pocos meses? Es un misterio que nadie se atreve a develar. Sólo se recuerda que no proferían comenrarios halagüeños hacia la figura del entonces candidato a Presidente, hoy ya electo, Barak Obama.

Hasta hace poco, la sociedad secreta no admitía el ingreso de mujeres a su membresía , aunque algún comentario recogido por el periodista que se infiltró en sus filas parece traslucir que ese prejuicio ya fue abandonado.


Pero que la figura de Obama no les cae en gracia, y que esa secta es muy poderosa, es un dato para no dejar pasar desapercibido. Kennedy los denunció en su momento y ya se sabe cómo termino esa historia.

Martes, 9 de diciembre de 2008