Bs. As. (30-3-14): Tanto a Bianchi como a Ramón Díaz sólo les sirve una victoria para que sus equipos puedan ilusionarse con pelear el campeonato. El definitorio superclásico se juega en una Bombonera repleta y con propuesta de emoción
Boca Juniors y River Plate, Carlos Bianchi y Ramón Díaz, Juan Román Riquelme y Teo Gutiérrez. Equipos, técnicos y jugadores se juegan en la estadio de Boca gran parte de su futuro. Los ganadores mantienen viva la idea de pelear del Torneo Final. Los perdedores tendrán que pelearla desde atrás como lo vienen haciendo desde hace más de un año cuando los técnicos más ganadores de la historia de ambos equipos retornaron con el objetivo de repetir las viejas épocas gloriosas.
Además éste también podría ser el último superclásico de Juan Román Riquelme si la dirigencia finalmente no se decide a renovarle el contrato. En River será la gran oportunidad para que el colombiano Gutiérrez por fin se meta en el bolsillo a la hinchada millonaria y le demuestre a José Pekerman que está listo para ser uno de los delanteros de Colombia en el mundial de Brasil.
El encuentro, cuenta con transmisión de la TV Pública y arbitarje de Néstor Pitana, quien representará a Argentina en el Mundial.
En Boca, Bianchi dispuso en cancha la formación más cercana de lo ideal que tiene disponible. Reaparecen catamarqueño Daniel Díaz y Cristian Erbes tras cumplir una fecha de suspensión (no estuvieron ante los cerveceros) y la inclusión del Burrito Juan Manuel Martínez como titular luego de cinco fechas en el ostracismo en detrimento del juvenil Luciano Acosta, de buenos rendimientos pero tal vez sin la experiencia necesaria, según la visión del Virrey para un partido tan trascendente. Para el ex Corinthians también puede ser un superclásico que defina su continuidad en el club.
En River, enterado de la presencia de Martínez, el Pelado Díaz, quien pudo contar con Vangioni por suspensión, decidió sacar a Osmar Malevo Ferreyra e incluir a un defensor como Ramiro Funes Mori, para cubrir el lateral izquierdo a pesar de que su función natural es la de central y pegado a la banda puede tener serias dificultades en la salida, más teniendo en cuenta que delante suyo no hay un volante izquierdo que sepa jugar bien abierto. Además, regresa el delantero colombiano Teófilo Gutiérrez, recuperado de una lesión, ingresa en lugar de Daniel Keko Villalba, la figura millonaria en el triunfo de la semana pasada sobre Lanús. Teo y el capitán Cavenaghi, quien juega infiltrado, más el acompañamiento de Lanzini son la apuesta ofensiva de Ramón Díaz.
Puede ser el último Superclásico de Juan Román Riquelme. Al capitán xeneize en junio próximo se le vencerá su contrato y aún no existen certezas de que el club vaya a renovárselo. Más allá de los planteos tácticos que propondrán, los datos estadísticos y las rachas, lo cierto es que del superclásico jamás se sale ileso, y que las secuelas inciden en el ánimo del ganador, y hacen añicos al perdedor. Incluso, fue varias veces detonante para ponerle final al ciclo de un director técnico.
El duelo más importante del país, que se vive con interés desde Ushuaia hasta La Quiaca, favorece en el historial a Boca, que está al frente por 70 triunfos contra 62 de River y 59 empates al cabo de 191 partidos.
Calma es la palabra que mejor se adapta para definir la semana previa al Superclásico. Los nervios, las ansiedades, las ganas, esta vez se escondieron bajo un manto de cautela desde las dos veredas. Salvo por las declaraciones de Emmanuel Gigliotti, que calificó de “boludez” el deseo de Fernando Cavenaghi de besarse la camiseta si convierte un gol esta tarde, tanto en Boca como en River eligieron la mesura a la hora de pronunciarse sobre el partido más esperado por todos.
Hasta el históricamente picante Ramón Díaz bajó un cambio, admitió que “no es momento para chicanas” y elogió a Carlos Bianchi, quien le devolvió las flores. Tan tranquilo estuvo todo que, pese a esconder durante buena parte de las prácticas sus elecciones, ambos entrenadores llegan al choque con las formaciones definidas.
Calma es la palabra que, tanto en las dirigencias como en el Estado, esperan que defina la tarde de hoy. Muchos mensajes de paz enviaron los presidentes Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio en los últimos días (fueron, incluso, a la Cámara de Diputados junto al presidente de la AFA, Julio Grondona). Y muchas serán las medidas de seguridad que se tomarán hoy desde bien temprano para evitar cualquier tipo de incidentes alrededor del partido.
1472 serán los efectivos de seguridad que estarán a cargo del operativo –entre miembros de la Policía, Prefectura y empresas privadas–, que comenzará a las 12 del mediodía con una requisa integral en el estadio, para controlar que no haya explosivos ni elementos de pirotecnia escondidos en las tribunas. Con el objetivo de evitar inconvenientes en los accesos, las puertas de La Bombonera se abrirán a las 14:10, cuatro horas antes del arranque. Calma es la palabra que desean todos que sirva para caracterizar el clima en la tarde porteña. Porque, según indica el pronóstico del tiempo, las probabilidades de que el Superclásico se juegue bajo la lluvia son más que elevadas. Y nadie quiere que suceda lo del Clausura 2010, cuando una tormenta obligó a suspenderlo cuando apenas se habían jugado seis minutos. Se juega un nuevo Boca-River. El número 202 por torneos locales. Que sea en calma.
Domingo, 30 de marzo de 2014