San pablo (9-7-14): El arquero de la Selección atajó dos penales y dejó al equipo argentino en una nueva final luego de 24 años. En los 120 minutos que duró el encuentro, Argentina y Holanda no se sacaron ventajas y fue un empate sin goles. La próxima cita será el domingo, ante la temible Alemania.
Los primeros quince minutos de partido alcanzaron para dejar en evidencia las intenciones de los dos equipos que esta tarde en San Pablo se enfrentaron con el objetivo de acceder a la final del próximo domingo. La Argentina de Sabella plantó en cancha dos líneas de cuatro con Enzo Pérez por derecha y Lavezzi a la izquierda. Defender primero, no desorganizarse después y buscar una contra con Enzo Pérez rompiendo líneas.
Así fue como el mediocampista de Benfica encabezó las principales acciones en la ofensiva. A veces en soledad, otras juntándose con Higuaín, que más de una vez se tiró a la derecha para armarle el callejón a Pérez. Ninguna situación fue del todo clara, únicamente el tiro libre que Cillessen le atajó a Lionel Messi.
Del otro lado poco más que la intención. El bloque defensivo argentino, con el doble cinco parado siempre en campo propio y la última línea achicando espacios le cerró los caminos a los europeos que más de una vez debieron rifar la posesión con un pelotazo que mayormente le devolvió el protagonismo al equipo argentino.
Pasado ese tiempo la Selección ocupó el rol protagónico de las acciones. Tomó el control de la pelota, creció en confianza desde la posesión adelantándose unos metros en el campo pero siempre reculando. Jamás se desprotegió en pos de atacar con más cantidad. Difícilmente alguno de los laterales pasó más allá de los tres cuartos de cancha.
El ganador jugará al final del próximo domingo en el Maracaná ante Alemania.
Ese terreno fue exclusividad de Lavezzi, Higuaín, Enzo Pérez y Messi. Solo Rojo lo pisó cuando la Pulga lo buscó con un pelotazo profundo en la última acción de la etapa inicial, acción que Higuaín no llegó a completar. Sólo le faltó el gol a la Argentina para coronar una buena actuación, y eso en instancias como estas no es un detalle menor.
En el complemento las acciones se mantuvieron de la misma manera. Con la albiceleste intentando generar y los europeos cortando sistemáticamente para impedir que las sociedades argentinas en ofensiva se encuentren. Así y todo, pese a las faltas, Lavezzi se las ingenió para en na arremetida personal encender las alarmas holandesas. Y tuvo otra posibilidad la Selección con la mejor sociedad de la tarde: Pérez-Higuain, pero Pipita estaba en off side (igualmente su remate salió desviado).
El cierre de los 90 lejos estuvo de la brillantez. Cuando los nervios empezaron a jugar su partido las piernas pesaron más y Robben tuvo su, hasta el momento, primera y única aparición. Dejó en el camino a los zagueros para quedar pie a mano contra Romero cuando milagrosamente el cierre de Mascherano le devolvió la vida a la Argentina.
En el alargue, con el despertar del hombre de Bayer Munich, Argentina padeció en cada ataque naranja. Sus embates fueron lo único que generó algo de peligro. Recién sobre el cierre del primer capítulo del suplementario un centro de cruzado de Palacio que Agüero no llegó a conectar hizo soñar que se podía.
Miércoles, 9 de julio de 2014