(5-10-14):
Por Oscar Laborde
Brasil pertenece al grupo de las seis economías más importantes del mundo, integra los BRICS y es una referencia insustituible en el esquema de integración regional. Su gobierno está conformado por una coalición de fuerzas políticas, conducido por elPT y estos datos, perfectamente corroborables, plantean, ante las elecciones presidenciales, un marco de análisis, pero también una referencia desde donde abordar el proceso brasileño.
El primer dato político es que Brasil no escapa a la estrategia de la derecha norteamericana y a las herramientas elegidas por ella, para sabotear los gobiernos nacionales y populares y, por sobre todo, fracturar la nueva institucionalidad de la región en sus dos emergentes, la UNASUR y la CELAC.
Contradicciones, planteos ideológicos, alineamientos políticos que hay que tener presentes en el futuro inmediato en general y en los tiempos electorales que se avecinan en 2014 y 2015 en Latinoamérica, en particular.
Los grandes medios vienen sosteniendo una tarea paulatina de desgaste sobre el gobierno, que se hizo más evidente luego de la muerte de Eduardo Campos (PSB) potenciando la figura de Marina Silva y planteando una polarización, tras la figura de una candidata que hace recordar el perfil y los planteos de Capriles en Venezuela, Rodas en Ecuador, Massa en Argentina y Lacalle Pou en Uruguay.
Vale tener presente también las protestas que intentaron masificarse con el tema del transporte, primero, y con los gastos que implicó la realización del Mundial de Fútbol, después, donde quedó claro que más allá de la validez de algunos planteos, existió una manipulación de las protestas. Fue la derecha brasileña y sus aliados quienes primero impulsaron –en el Parlamento– la necesidad de que el país se relacionara e ingresara a la Alianza del Pacífico, buscando deslegitimar al Mercosur.
Pero, en el mismo sentido, tampoco la realidad brasileña escapa a los desafíos que tienen los gobiernos progresistas en América Latina, es decir, avanzar sobre el cambio de la matriz productiva, aceptando que con la mera restitución de derechos sociales y económicos no se resuelve el problema de la concentración de la riqueza y las inequidades que sigue produciendo frente a las grandes mayorías populares.
Lula salió a la calle a militar la candidatura de Dilma recordándoles a sus compatriotas todos los logros alcanzados en estos últimos años. La presidenta mostró la solidez de sus convicciones y realizaciones, en los debates entre candidatos y en la ONU.
Hay muchos aprendizajes para realizar sobre esta campaña electoral, donde el tema regional, la relación con EE UU, las características de la propia integración y el rol de cada nación en un mundo que busca transformarse en multipolar han estado rondando en las declaraciones, propuestas y discursos de todos los candidatos. Y esto tampoco ha sido casual.
Contradicciones, planteos ideológicos, alineamientos políticos que hay que tener presentes en el futuro inmediato en general y en los tiempos electorales que se avecinan en 2014 y 2015 en Latinoamérica, en particular.
Domingo, 5 de octubre de 2014