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Cultura
La genialidad de Landriscina y la de Julián Zini se combinaron sobre el escenario Sosa Cordero
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Viernes, 23 de enero de 2015

Corrientes (23-1-15): La sexta fue la única velada que no contó con la actuación del Ballet Oficial, en su lugar estuvo el ballet Cruz de Papel. Shana Muller propuso un gran espectáculo. Chingoli Bofill conquistó al auditorio e invitó a cantar a su padre Mario.

Asistir a un espectáculo cuando el artista convocante brilla es un privilegio, pero cuando los que brillan son dos y comparten escenario la experiencia se vuelve mágica. Eso pasó el miércoles en la Fiesta Nacional del Chamamé donde la genialidad de Luis Landriscina se conjugó con la inteligencia y la empatía del pai Julián Zini para dar vida a una propuesta única. La presentación de estos talentosos artistas fue sin dudas lo mejor de una noche en la que también hubo muchas sorpresas y homenajes. La sexta fue además la única luna que no contó con la actuación del Ballet Oficial, en su lugar estuvo el ballet Cruz de Papel.

La convocatoria que viene logrando la edición de plata de la Fiesta Nacional del Chamamé desde que comenzó hace una semana supera ampliamente a lo experimentado en ediciones anteriores. Es que durante las seis primeras noches el Anfiteatro colmó sus asientos, lo que significa que nunca hubo menos de 7.500 personas, incluso en la mayoría de las noches hubo gente parada y en oportunidades fue necesario interrumpir el ingreso.

Pero la calidad del festival debe medirse principalmente por lo que sucede sobre el escenario Osvaldo Sosa Cordero y en este sentido la del miércoles fue una noche sobresaliente que tuvo como primer número fuerte a la actuación de Fernando Chingoli Bofill hijo de Mario Bofill y una joven promesa chamamecera. Simpático y muy carismático el acordeonista emocionó al auditorio e invitó luego a su padre a participar del show. Sobre el escenario padre e hijo interpretaron “Chamamé de los Esteros” anticipando lo que será hoy la actuación de Mario.

Los Sheridan estuvieron también entre los números fuertes de la noche y además de su espectáculo participaron de un homenaje al Gringo y Michel Sheridan quienes perdieron la vida hace más de dos décadas en la tragedia de Bella Vista. Se destacó también Lorena Larrea Catterino quien invitó a bailar sobre el escenario a la reina del chamamé Florencia de Pompert y su Jeroky Yara Cayo Fernández.
Esta fue la única noche en que no ingresó a escena el Ballet Oficial que desde el inicio de la Fiesta viene presentado exquisitas obras. En su lugar estuvo el Ballet Cruz de Papel que está cumpliendo 25 años motivo por el cual recibió un reconocimiento. La actuación de Mauro Bonamino se llevó muchos aplausos mientras que los Hermanos Barrios hicieron bailar, cantar y conmover al auditorio. El grupo también se llevó un reconocimiento a la trayectoria.

El Cocomarola se levantó el miércoles para aplaudir a la brasileña Shana Muller que cantó con la misma naturalidad chamamés en castellano y en portugués, una propuesta de excelencia que precedió al número central de la noche.

El Mago de La Nueva Luna también cantó el miércoles en el Cocomarola junto a Cristian Leguiza, mientras que Daniel Cardozo se presentó como invitado del guitarrista correntino Tony Rojas.

El don de contar
Saber contar es un don reservado a unos pocos y sin dudas el padre Julián Zini y Luis Landriscina lo tienen, pero además lo fortalecen con una genialidad extraordinaria. Ambos se presentaron el miércoles en la Fiesta Nacional del Chamame y propusieron un show que combinó humor y emotividad. El Pai pisó el escenario junto a su grupo Neike Chamigo que arrancó la presentación con el tema de igual nombre. Alrededor de la 1 hizo su aparición el chaqueño Luis Landiscina que viene de una operación por lo que aclaró “vine porque me invitó el curita este. Yo a él lo admiraba antes de conocerlo”, y remarcó: “voy a tener que hablar bajito, pero por suerte tengo micrófono”.

La actuación continuó desde entonces con cuentos y cantos. Es que Landriscina buscó un cuento para cada canción. Así hubo historias de borrachos para escuchar luego “Compadre que tiene el vino”, cuentos sobre aspirantes a las Fuerzas Armadas antes de “Los Ramones” o historia de supuestos milagros para cantar a la Virgen.

Pese a su voz ronca, Landriscina volvió a dejar en silencio a todo el Cocomarola tal y como sucedió en la presentación que ofreció allí años atrás también en el marco de la Fiesta Nacional del Chamamé que de esta manera avanza hacia las veladas finales de su edición de plata.


Viernes, 23 de enero de 2015

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