Primero extorsionaron a su víctima. Una y otra vez, cuatro estudiantes de secundaria enviaron a su compañero de 18 años mensajes SMS con exigencias para entregar dinero. Luego subieron a Internet una foto del alumno desnudo, junto al nombre y correo de la víctima.
El joven comenzó a recibir entonces más SMS, también de otros alumnos que se burlaban de él. Al final, el chico de 18 años no halló escapatoria y se suicidó lanzándose desde el techo del colegio. El caso, que causó conmoción en la ciudad de Kobe, no es el único en Japón, país en el cual muchos escolares usan celulares para cometer abusos.
Una y otra vez, en el país por excelencia de los móviles salieron a la luz pública casos en los que los celulares eran la plataforma de comunicación, tanto para los delicuentes como sus víctimas, además de ser considerados por la sociedad como una razón de los problemas.
El problema abarca desde abusos contra alumnos y profesores, prostitución de chicas estudiantes a través de páginas de contacto en Internet hasta instrucciones para el suicidio. Ahora el Estado quiere actuar y prohibir los celulares en las escuelas públicas del país.
Según informes de prensa, el Ministerio de Educación en Tokio pretende informar hasta fines de enero a las autoridades educativas en todo el país de que los móviles deben desaparecer de las escuelas básicas y secundarias del país.
Sin embargo, los críticos dudan que los problemas simplemente se resuelvan mediante una normativa gubernamental. “Incluso a pesar de estar seguro de que un niño tenga un móvil, no se lo puedo quitar simplemente por la fuerza. Podrían acusarme de aplicar castigos corporales”, señala una profesora de Osaka al diario “Asahi Shimbun”.
Según una encuesta del comité educativo de la prefectura de Tokio, entre 11.000 escolares de las escuelas públicas, un 33,2 por ciento de los niños de 10 años ya tiene un celular propio. Entre los jóvenes de 15 años, es el 73,3 por ciento, y entre los de 16, un 95,4 por ciento.
Según otro estudio de la prefectura de Osaka, entre los niños de 13 años, uno de cada seis habla más de tres horas diarias por celular. Entre los chicos de 16 años, es uno de cada tres. Además, uno de cada seis entre los jóvenes de 16 reconoce enviar diariamente más de 50 SMS.
No asombra el resultado de otra investigación, según la cual en casa los niños estudian menos mientras más tiempo pasan con el celular.
En Japón, que según los expertos en tecnología móvil está dos a tres años adelantado a Europa, y donde es imposible imaginar la vida sin los “keitai” (móviles) con acceso a Internet, hace muchos que los celulares sirven para más que telefonear o enviar SMS.
Con los móviles se pueden pagar buses, trenes e incluso taxis, ver televisión gratis, reservar viajes de vacaciones, leer comics Manga y novelas enteras.
Sin embargo, la oferta celular también incluye pornografía, páginas de Internet en las cuales suicidas acuerdan una muerte grupal y páginas “deai-saito”, a través de las cuales frecuentemente adultos logran contactos sexuales con alumnas.
Según una encuesta, uno de cada diez alumnos de educación básica tuvo contacto con estos contenidos. Aunque recientemente se reforzó la ley y los administradores de Internet deben borrar las inscripciones de menores de 18 años que se ofrecen para la prostitución, así como a los adultos que buscan a estos menores, no está claro que sea efectivo.
Según la policía nacional, en un mes después del cambio de la ley fueron denunciadas a las autoridades más de 1.600 páginas de contactos de Internet.
El joven gobernador de Osaka, Toru Hashimoto, recientemente causó conmoción tras abogar por prohibir los celulares en los colegios. Hasta ahora, los propios colegios deben decidir cómo lidian con el problema. Muchos impusieron prohibiciones con anterioridad, aunque con escaso éxito.
El ministro de Comunicación de Japón, Kunio Hatoyama, apoya la propuesta de Hashimoto: “Las personas demasiado dependientes del correo electrónico en celulares podrían perder sus habilidades comunicativas”, dijo.
Sin embargo, no todos apoyan la prohibición de los móviles en los colegios. El gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, cree que hay que dejar el asunto en manos de los padres, según la agencia de noticias Kyodo.
Otros creen que los celulares son útiles porque así las escuelas y los padres pueden ubicar a sus hijos y asegurarse de que están bien. Otros, como el profesor Shigeki Ito de la Universidad de Komazawa, duda de que la prohibición en los colegios tenga efecto. Agrega que, después de todo, los niños siguen utilizando sus celulares después de clases.
Lunes, 26 de enero de 2009