Las dos mayores productoras de ambos citrus, Corrientes y Entre Ríos, tienen frutas que no alcanzan el tamaño mínimo de exportación, que vale el triple, ni resultarán tentadoras para el mercado interno.
Las exportaciones de naranjas y mandarinas de la Argentina, que representan un cuarto de los volúmenes de frutas exportados por el país, se verán recortadas considerablemente este año por la baja calidad que alcanzaron esta campaña, producto de la sequía que azotó a sus dos mayores productoras, las provincias de Entre Ríos y Corrientes.
Según el director ejecutivo de la Cámara de Exportadores de Citrus de Concordia, Mariano Caprarulo, las inclemencias del clima redujeron el tamaño final de la fruta, que, “en la mayoría de los casos, no alcanzará el estándar de exportación”. El especialista precisó que “los destinos de exportación piden frutas medianas o grandes, y más de la mitad de la producción no va a llegar a un tamaño mediano”.
Aún no se puede estimar cuánto calibre le faltará a las frutas para ser aprobadas, porque la producción de mandarinas comienza a ingresar a fin de mes, y el comienzo de la cosecha de naranjas arranca terminando abril. Pero los daños ya son perceptibles, sobre todo en las fincas que no tienen riego, que son alrededor del 85% del total.
Entre Ríos y Corrientes producen, en conjunto, el 75% de las mandarinas y el 60% de las naranjas del país. Según datos de la Secretaría de Agricultura, el 20% de las mandarinas que se cosechan en la Argentina se exporta, al igual que el 19% de las naranjas. Pero el clima azotó de tal forma a las dos mayores productores a nivel nacional, que el analista Miguel Giacinti confirmó a El Cronista que quedan dos alternativas: “Exportar 50% menos o vender a precios mucho más baratos, por la mala calidad de los cítricos”.
En paralelo, la demanda mundial se recorta. Rusia, el mercado que más creció en importaciones de frutales argentinos en los últimos tres años, se llevó el año pasado el 22% de los despachos argentinos de naranja y el 41% de los de mandarina.
Según Giacinti, este mercado “desacelerará su consumo en 2009, de la mano de los fuertes problemas de financiamiento”. Las pérdidas para las empresas serán notorias, si se tiene en cuenta que el valor internacional de las naranjas y mandarinas de exportación “triplica el precio en el mercado local”, indicó Caprarulo.
El mercado interno podrá absorber los excedentes que no se exporten, pero a precios rebajados, porque las frutas chicas tampoco tientas a los consumidores locales, en un año en que, además, difícilmente puedan convalidarse aumentos en precios de alimentos.
Según el Senasa, en 2008, las exportaciones de naranjas totalizaron un ingreso de divisas de u$s 78,5 millones, con 155.573 toneladas despachadas, y las de mandarinas de u$s 69,8 millones, con 96.807 toneladas. Entre los dos rubros, representaron el 12% del ingreso de divisas del país por exportación de frutales.
El limón, salvado
Las fuentes consultadas señalaron que la producción de limón, proveniente en un 85% de la provincia de Tucumán, no padece daños serios por la sequía, aunque sí la caída de los valores internacionales, por la recuperación de la producción mundial.
Las ventas de este cítrico representaron el 22% del total de exportaciones frutícolas de 2008 en volumen, y el 29% en valor.
Miércoles, 4 de febrero de 2009