Un estudio del Centro Nacional de Diagnóstico e Investigación en Endemoepidemias (CENDIE) notificó la presencia del vector de la enfermedad en siete áreas geográficas de Corrientes. El doctor Jorge Gorodner advierte la importancia del ordenamiento ambiental.


Especialista recomienda extremar medidas contra leishmaniasis visceral
Un estudio del Centro Nacional de Diagnóstico e Investigación en Endemoepidemias (CENDIE) notificó la presencia del vector de la enfermedad en siete áreas geográficas de Corrientes. El doctor Jorge Gorodner advierte la importancia del ordenamiento ambiental.

Un informe enviado a Corrientes desde el Centro Nacional de Diagnóstico e Investigación en Endemoepidemias (CENDIE), notificó, luego de un estudio que realizó sobre la distribución y densidad actual del vector de la leishmaniasis visceral en Corrientes, la presencia de Lutzomyia longipalpis, en siete áreas geográficas de esta provincia.

A partir de esa información, declaraciones periodísticas y recomendaciones radiales expresan que “la prevención debe centrarse en el ambiente, por lo que se recomienda el ordenamiento del medio ya que el mosquito transmisor se cría en tierra húmeda, escombros acumulados, copa de los árboles, gallineros, chiqueros y barriales, considerados como escenarios de riesgo, que deben estar lo más alejados posible de la vivienda”, recordó el doctor Jorge Osvaldo Gorodner

Refiriéndose a la preocupación que entrañan además de la leishmaniasis Visceral, el dengue y la fiebre amarilla, el especialista recomendó “hacer el descacharrizado de nuestro hogares, porque es la única forma de combatir al mosquito y erradicar el temor de una infección”.

“Estamos perdiendo la batalla ante el mosquito por falta de conciencia social. Las acciones de prevención tenemos que realizarlas todos los días de nuestra vida, tenemos que tener nuestros patios limpios y nuestros municipios ordenados porque es la única forma de solucionar estas problemáticas”, aclaró.

El especialista de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) explicó que “el insecto vector del dengue y de la fiebre amarilla urbana es en nuestro medio el Aedes aegypti, el cual necesita para procrear de fuentes de agua limpia y quieta. En cuanto a la fiebre amarilla selvática, con el mono como gran susceptible, tiene como vector al Haemagogus sp. La leishmaniasis visceral es transmitida por la Lutzomyia longipalpis y si incluimos a la forma cutaneomucosa de la citada patología, endémica en nuestra región, el vector principal es la Lutzomyia nievai y L. migonei en menor medida”.

Precisó que “las Lutzomias tienen como hábitat las anfractuosidades en la base de los árboles cubiertas por follajes u hojarasca o desperdicios de variada índole y no la copa de los mismos” por lo que “ninguno de los agentes mencionados se cría y desarrolla en la copa de los árboles. Sí lo hacen otros mosquitos herbívoros, que no es el caso”.

“Por lo tanto, la lucha contra el dengue, la fiebre amarilla y la leishmaniasis, debe ser integral para abarcar a los agentes vectores mencionados, pero teniendo en cuenta la característica de sus distintos lugares de cría y la particularidad que tiene cada uno de los mosquitos vectores a los fines de optimizar las acciones”, advirtió Gorodner.

El especialista es doctor en Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), académico de Medicina, profesor honorario de la UBA, profesor titular en Infectología, secretario de Ciencia y Tecnología de la Facultad de Medicina, además director del Instituto de Medicina Regional UNNE.

Martes, 17 de febrero de 2009