Corrientes (20-11-16):
La etiqueta argentina, siempre en el afán creativo, se quedó con la imagen del “bolsero”, a partir de la figura de José Francisco López, el ex secretario de Obras Públicas, quien fue pescado infraganti cuando arrojaba bolsos con u$s 9.000.000 entre billetes norteamericanos, alhajas, joyas, relojes y otras divisas extranjeras. Sobre los muros de un convento, donde las esperaban unas adorables monjitas para brindarle protección a semejante fortuna, por pura intención samaritana. Nada más.

La figura sirve para señalar también que el Presidente Macri arrojó $19.000 millones de pesos, unos u$s1.200 millones de dólares al cambio de hoy, sobre los muros de EDENOR, EDESUR, EPEC, DPEC, SECHEEP, entre otras empresas provinciales de energía, a cuyos directivos condonó las deudas por semejante dinero y les dio aire suficiente, para barajar y dar de nuevo en su política energética, de cara a un mejoramiento real del servicio.

En lo concerniente a Corrientes, cuántos bolsones habrá tirado Ricardo Colombi sobre los muros de la DPEC, que acumuló una deuda perdonable de $1.400 millones o su equivalente en dólares de u$s93.000.000. Si se leyó bien: 93 millones de dólares que la gente le abonó a la DPEC y que no se le pagó a la distribuidora CAMMESA.

Está visto que entre aquellos que pueden ofrecer conductas dudosas, siempre estuvo la imposición del “bolso”. Es decir que durante 10 años o más, mientras el “cherapichá” correntino magramente asalariado pagaba esforzadamente sus boletas de luz; el “cherubichá” cacique iba redireccionando ese dinero, vaya a saberse hacia qué bolsos, para no pagarle a la proveedora mayorista del mercado eléctrico nacional.

Situación anómala que jamás se explicó, teniendo en cuenta que, además, se estaba ante un doble canal de “recaudación”. Por un lado la figuración presupuestaria en cada año, asentada en la Ley de leyes. Y segundo, aunque muy baja, la recaudación propiamente dicha por el servicio domiciliario, comercial, industrial o como fuere.

En una década, se fue haciendo un hermoso colchón dinerario de $1.400 millones que hoy nadie podrá explicar dónde están, quién los tiene, cómo se los dispuso, adónde fueron a parar. Quién o cómo se los gastó. Cuál fue el destino de esos fondos.

La mitad del país se asustó por los bolsos de López que hizo volar u$s9 millones sobre los muros del convento de un monasterio. Por acá se arrojaron sobre los muros de la DPEC diez veces más que esa cifra. Con una gran diferencia: a José López lo descubrieron y está rindiendo cuentas por eso. Por acá volaron los mismos billetes y nadie sabe a ciencia cierta si alguna buena monjita correntina ayudó para resguardarlos.

Tal vez José Enrique Vaz Torres tenga esas respuestas. Llamativamente desde su doble condición de ministro de Hacienda e interventor de la Dirección Provincial de Energía. Nadie mejor que el contador de Ricardo Colombi para cuidar las gallinas de los huevos de oro: la DPEC.

Domingo, 20 de noviembre de 2016