La Mesa de Enlace consideró “escasos” los avances en la negociación con el Gobierno. De Angeli y los autoconvocados metieron presión. Desorientación en la Rosada. Luego de las promesas de la 2ª reunión la irrupción de Moreno a apretar a los frigoríficos complicó todo, Las retenciones en el ojo de la tormenta
Un tortazo de cumpleaños
La Mesa de Enlace consideró “escasos” los avances en la negociación con el Gobierno. De Angeli y los autoconvocados metieron presión. Desorientación en la Rosada.
El diálogo entre el Gobierno y las entidades rurales dio ayer un nuevo vuelco. En apenas siete días las relaciones pasaron de un pequeño idilio a un clima espeso que amenaza con dar lugar a un nuevo conflicto. Los dirigentes del agro dijeron que la reunión con los ministros Débora Giorgi y Florencio Randazzo tuvo “escasos resultados” y convocaron a los productores a movilizarse mañana a las rutas, cuando se cumpla un año de la primera protesta contra la resolución 125. Hugo Biolcati, de Sociedad Rural, fue más lejos: advirtió que la reunión del próximo martes con los funcionarios será “una bisagra”. Por su parte, Randazzo dijo sentir una “enorme sorpresa y frustración” porque se había “respetado el espíritu de los acuerdos y se pusieron en marcha los mecanismos en el menor tiempo posible”.
“La reunión fue mala”, sintetizó el presidente de Federación Agraria, Eduardo Buzzi, por la noche, en rueda de prensa, esta vez acompañado por Alfredo De Angeli, a fin de evitar nuevos cortocircuitos en público.
“Les pedimos que el jueves estén presentes en las rutas y en las plazas para marcar que la movilización de los productores va a seguir hasta que consigamos soluciones”, convocó Mario Llambías, de CRA, rodeado de productores bonaerenses que llegaron hasta la sede de la entidad para hacerse escuchar con consignas como “Nunca más retenciones”.
Las dos entidades con mayor peso territorial en el interior dejaron al descubierto que las actas acuerdo firmadas con la presidenta Cristina Kirchner hace una semana no alcanzaron para terminar con el descontento de sus afiliados.
Las retenciones a la soja fueron el núcleo de la discusión. “No vamos a bajar la bandera”, subrayaron. Pero el Ejecutivo se mostró inflexible. Giorgi y Randazzo repitieron que el Gobierno pretende incentivar los cultivos que consumen los argentinos y que sin retenciones no hay movilidad jubilatoria ni obra pública. Llambías les replicó que dieran quórum en el Congreso para discutir los proyectos de ley para rebajar ese impuesto. “Es normal no dar quórum en estos casos”, le respondieron.
Los otros temas de peso en la discusión de ayer fueron los salvatajes económicos por la sequía y las exportaciones de carne. Pidieron que no se midan con mezquindad las urgencias de los productores. Desde el Gobierno, en cambio, describieron los avances y la celeridad de la implementación de los acuerdos de trigo, leche, carne y economías regionales en apenas siete de días. Randazzo razonó: “La demanda siempre es infinita y las respuestas siempre son insuficientes”.
El Gobierno no ocultó su molestia por la decisión de la Mesa de Enlace de redoblar la presión cuando aún no se recupera de la derrota luego de la alta exposición que tuvo en las elecciones de Catamarca, con la presencia de Néstor Kirchner. Un retroceso en el diálogo con el campo no estaba en los cálculos. Lo expresó Randazzo cuando señaló que la nueva protesta del campo “no contribuye a nada” y reprochó a la dirigencia rural que no tenga “conciencia de la situación que está viviendo el mundo y los desafíos que tenemos los argentinos este año”.
Los ruralistas habían llegado al encuentro en el Ministerio de Economía con más quejas. Denunciaron incumplimientos y reiteraron que el secretario de Comercio Guillermo Moreno amenazó a los frigoríficos con dejar de darles permisos de exportación si les pagan más cara la carne a los productores. “Todo es cartón pintado si sigue la discrecionalidad en la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario. La ONCCA es un monstruo que decide quién vive y quién no”, graficó el jefe de Sociedad Rural.
La siguiente advertencia salió de la boca del líder de Coninagro, Carlos Garetto, usualmente de los menos beligerantes: “Hemos puesto de manifiesto en el ministerio que hay en el interior un conflicto en el umbral”.
Mañana, los dirigentes de la Mesa de Enlace se reunirán a las dos de la tarde en Córdoba, ante unas dos mil personas, para presentarle un documento de propuestas del sector para los partidos políticos. La pretensión es que esas sugerencias se incluyan en las plataformas electorales de las próximas elecciones. El súbito cambio de clima le agregó a esa actividad una nueva convocatoria de los productores a la ruta y hasta un cambio de lema: “A un año y sin respuestas”.
Terminada la conferencia, en la sede de CRA, un productor influyente en Federación Agraria detallaba los lugares donde en ese momento los chacareros estaban en las rutas: varios puntos en Entre Ríos, otros más en el Chaco, en Córdoba y en Buenos Aires. “Si todo sigue así, el martes que viene no nos queda otra: vamos al paro”.
Para el Gobierno la atropellada es por efecto Catamarga
La desorientación era palpable, en el rostro y en las voces. “Veníamos bien. Los acuerdos de la semana pasada se cumplieron”, dijeron en público los negociadores oficiales. “Enloquecieron, se subieron al caballo, ¿qué bicho les picó?”, protestaron en privado buscando imágenes de resonancia gaucha. Pero esos interrogantes no existieron en Olivos. Néstor Kirchner estaba convencido de que la mesa del diálogo estallaba este martes. Tenía informes –imprecisos– la semana pasada. Pero que se confirmaron tras la derrota en Catamarca. El golpe de las urnas, el estado de deliberación del peronismo, la diáspora legislativa y la presión de los gobernadores para que los dejen enfrentar solos las próximas elecciones (sin intervención, protagonismo ni liderazgo de Néstor) terminaron de delinear una foto que muestra al gobierno K en un momento de debilidad. Eso anima a la oposición en todas las variantes. Y la del campo es una, sino la principal, según el análisis kirchnerista. Eso explica –siempre desde los sillones de Olivos– por qué la “buena onda” de la semana pasada se transformó en la ofensiva de ayer.
OPINIÓN
Ni panes ni peces, sólo multiplican enemigos
Por Susana Viau
El Gobierno celebra un año de duelo con el campo y otro tanto de pulseadas con la prensa –sobre todo con el Grupo Clarín– con una multiplicación de “enemigos”, tal la palabra que comenzó a utilizar Néstor Kirchner. La presidente se trenzó en un gratuito riff-raff con una de las figuras más prestigiosas de la Corte y su marido ha comenzado a tirar contra la propia tropa. Cualquiera sea ella: el jefe de Gabinete, Sergio Massa, o el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli.
Marzo de 2009 reproduce así y casi al milímetro el patrón de escalada desatada por el oficialismo en marzo de 2008: los productores comenzaron ayer a acercarse a las rutas en Corrientes, Chaco, Santa Fe y sur de Córdoba. Mensajes de texto daban cuenta de que hoy lo harían los ruralistas de las rutas 5 (Trenque Lauquen, Pehuajó, 9 de Julio, Bragado) y 7 (Junín, Chacabuco; Carmen de Areco, Lincoln). Junín y 9 de Julio son, como Armstrong, bastiones de la agroindustria. La dirigencia agropecuaria tendrá que caminar sobre la cornisa, extremando la prudencia pero al compás que marquen sus bases. Lejos de colaborar con el armisticio, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, intervino para enardecer los ánimos exigiendo que los frigoríficos pichuleen a los productores el precio del ganado en pie. Caso contrario, amenazó, que se preparen para “inspecciones integrales” de la AFIP. El descontento del campo crece a la par de las dudas sobre la siembra de la próxima cosecha. Quienes se acogieron a la emergencia agropecuaria vuelven del Banco Provincia con las manos vacías: no hay crédito para ellos, que no pueden demostrar capacidad de pago.
Jaqueada por la demanda de seguridad, Cristina Fernández puso la pelota en el tejado de la Corte; su marido hizo lo propio pero con “los funcionarios que se preocupan de la inseguridad frente a las cámaras”, frase enigmática que algunos creyeron destinada a Massa y otros al propio Scioli y su secretario de Seguridad, Carlos Stornelli. Los segundos entienden que a Kirchner le gustaría ver a Martín Arias Duval en el lugar del ex fiscal federal y en esa línea se inscribiría la designación de Juan Carlos Paggi en reemplazo de Daniel Salcedo al frente de la Bonaerense. Arias Duval y Paggi, aseguran, responden a León Arslanian.
Demasiados focos de conflicto para quienes han perdido diez senadores en un año y entrevén que en el conurbano los intendentes empiezan a “oler a cala” y buscan evitar que una derrota legislativa arrastre sus listas de concejales y la gobernabilidad de los municipios. En la Capital, un baluarte del PJ porteño pide a los disidentes “discutir la situación”. Pero ningún golpe podría ser hoy más duro para el oficialismo que el eventual alejamiento del titular del Banco Central, Martín Redrado, sombrío, se comenta, porque la política monetaria está en manos del esposo de la Presidenta y no quiere cargar con las consecuencias. El lobbista de monseñor Jorge Bergoglio en la UCA, Joaquín “Cebolla” Ledesma, le habría ofrecido a Redrado un trasbordo al decanato de la Facultad de Ciencias Económicas. Redrado vacila y quizás descarte la invitación que, cuentan, disparó la ira del hombre al que por algo su entorno llama “la Furia”
Miércoles, 11 de marzo de 2009