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Política
El “churrascao” y la carne podrida de Temer
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Lunes, 20 de marzo de 2017

Brasilia (20-3-17): Fue un domingo negro para el mandatario conservador. Debió dar explicaciones a embajadores extranjeros por la carne vencida o en pésimo estado que se exporta, mientras Lula se daba un baño de masas en el nordeste.

Domingo negro por partida doble para Michel Temer: mantuvo una reunión de emergencia con embajadores extranjeros que amenazan embargar las importaciones de carne brasileña a raíz del escándalo de los frigoríficos al tiempo que el mayor antagonista del gobierno, Luiz Inácio Lula da Silva, era recibido por una multitud en la región nordeste, durante un acto visto como su lanzamiento hacia las presidenciales de 2018, en las que se perfila como favorito con más del 30 por ciento de las intenciones de voto, casi triplicando a los ubicados en segundo lugar.

“Quieren crucificarme pero voy a luchar hasta el fin” arengó Lula en la localidad de Monteiro, estado de Paraíba, enclavada en una región pobre y seca, el “sertado”, donde su popularidad siempre fue alta.

El líder del Partido de los Trabajadores, junto a la exmandataria Dilma Rousseff, visitaron las obras de canalización del Río San Francisco, iniciadas durante las gestiones petistas, y que permitieron llevar agua a unos 12 millones de personas.

Para no dejar dudas de que está en marcha hacia la disputa de su tercer mandato, el ex tornero metalúrgico dijo “Yo no sé si estaré vivo para ser candidato en 2018, pero lo único que sé es que ellos quieren evitar por cualquier medio que me presente”.

Dilma lo complementó al denunciar que se está tramando un “segundo golpe”: el primero fue para desalojarla a ella del gobierno en mayo del 2016, el segundo para tenderle trampas jurídicas a Lula, y proscribirlo en 2018.

De camisa roja, sudado, Lula habló de una forma apasionada en esa región de la cual él es originario, y donde vivió hasta mudarse con su madre y hermanos a San Pablo, donde se forjó como sindicalista, luego fundó el PT y más tarde fue presidente, entre 2003 y 2011. “Salir de donde yo salí, y llegar a donde llegué eso es algo posible solo de la mano de Dios”.

“Ellos le piden a Dios para que yo no sea candidato,porque si lo soy es para ganar, y para que el país vuelva a tener alegría, felicidad, y el pueblo otra vez tenga empleos y salarios dignos”.

De esa forma reiteró su denuncia contra el ajuste en curso que tiene como prioridad la reforma de la previsión social.

Esos ejes ya los había tratado Lula en otro acto muy concurrido la semana pasada en San Pablo, el más importante de los realizados en 24 capitales, que sirvió de barómetro para confirmar el descontento en alza contra la política económica de esta administración. Y el repudio casi unánime de su ejecutor, el presidente Michel Temer, con una aprobación de apenas el 10 %.

La crisis causada por el “Operativo Carne Débil”, que lanzó el viernes la Policía Federal marcó el domingo en Brasilia, donde Temer afirmó que “el gobierno reitera la confianza en la producción nacional”.

Los gigantes JBS y BRF, que están entre los frigoríficos más importantes del mundo, fueron acusados de integrar una organización mafiosa que vendía carnes vencidas y hasta de reses muertas por dolencias al mercado externo e interno.

JBS y BRF adulteraron las mercancías con la complicidad de fiscales del Ministerio de Agricultura, cartera al frente de la cual está Blairo Maggi, quien fue elegido para el cargo por ser empresario del agronegocio, un renglón crucial para la economía y en el cual Temer confiaba como palanca para salir de la recesión acumulada del 7,3 % en 2015 y 2016.

Ante el temblor político y económico causado por la denuncia de la Policía Temer convocó a Maggi al Palacio del Planalto, donde ayer ambos presentaron sus explicaciones –no se sabe cuán convincentes– a los embajadores de 33 países, entre los que había varios de la Unión Europea, China y Rusia: es decir el grueso del mercado hacia donde exporta Brasil.

El sábado representantes del gobierno hablaron con diplomáticos de Estados Unidos, casi a la misma hora en que Temer mantenía la primera, y tardía, conversación telefónica con Donald Trump, desde que el magnate estadounidense asumió el cargo el 20 de enero. Según el diario Estado el presidente tenía la intención de tranquilizar a su colega sobre el problema del ganado en mal estado, pero la oficina de prensa del gobierno no confirmó esa versión.

El fantasma del boicot internacional a las carnes sobrevoló el Planalto donde se vivió uno de los fines de semana más agitados de los últimos meses, en los que no faltaron sobresaltos.

El tamaño del caso de los embarques en mal estado se mide en la reacción del mercado donde el viernes las acciones de JBS cayaron más del 10 por ciento y las de BRF bajaron en torno del 7 por ciento.

“El escándalo alimenta dudas sobre la futura cotización de las acciones de JBS y BRF” en Estados Unidos escribió el diario Folha.

Lo cierto es que las reuniones del domingo tenían entre sus objetivos evitar otro sacudón bursátil hoy lunes en la Bolsa de Valores de San Pablo, según lo reconoció el ministro Maggi al hablar con la prensa después de reunirse con Temer y los embajadores.

“Con respecto a lo que puede pasar en el mercado, yo estoy preocupado, sí que lo estoy” planteó el funcionario.

“Brasil es un gran exportador, tenemos el 7 % del mercado mundial de alimentos, y una posición fuerte de los países contra nuestras exportaciones significaría una crisis grande, pararía nuestros procesos productivos (...) por eso apelo a los embajadores para que acepten nuestros argumentos, sepan que estamos trabajando fuertemente para resolver este tema”.

Maggi estaba acompañado de funcionarios de la Cancillería y el Ministerio de Justicia, cuyo titular Osmar Serraglio fue citado como un operador de la trama de corrupción formada por los frigoríficos y miembros del Ministerio de Agricultura.

La cabeza de Serraglio puede correr la suerte de otros ministros que dejaron sus cargos por corrupción, mientras hay otros seis en el patíbulo, que fueron denunciados la semana pasada por presuntos sobornos cobrados a la constructora Odebrecht.

Nada, sin embargo, es capaz de borrar la sonrisa (acaso retocada de botox) siempre exhibida por el presidente Temer.

Ayer al finalizar la cita con los embajadores de 33 países, junto a diplomáticos de segundo nivel de Estados Unidos y Gran Bretaña, Temer les propuso compartir un “churrasco” en un restaurant de Brasilia, como forma de probar la calidad de las carnes nativas.

El convite fue aceptado por los diplomáticos, según las primeras informaciones, pero las dudas siguieron en pie: ayer la Unión Europea y China enviaron consultas oficiales sobre los embarques de ganado en mal estado.

El Partido de los Trabajadores anticipó que este lunes iniciaba la recolección de firmas para una Comisión Investigadora de la carne, caso al que algunos ya bautizaron como el “Churrascao”, siguiendo la cacofonía del “Petrolao” y el “Mensalao”, los escándalos que hicieron mella en los gobiernos de Dilma y Lula, respectivamente.


Lunes, 20 de marzo de 2017

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