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Política - Opinión
Timorato accionar de Ricardo ante el estrago de las inundaciones
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Domingo, 30 de abril de 2017

Corrientes (30-4-17): Fuertes críticas sigue recibiendo el mandatario provincial por su quietud ante la situación de emergencia hídrica declarada por ley. Recién este viernes reaccionó. Se lo vio en algunos barrios capitalinos e intentó que los medios replicaran la información. Pero ya habían pasado tres días de la debacle. Dentro de ECO hubo cuestionamientos a esta cansina reacción del mercedeño. Algunos sostienen que estuvo ocupado en su avanzada por la "colonización de la Justicia" y otros en convencer a los gordos de la Cooperativa Universitaria para que bajen un cambio y le den más margen de acción a la hora de las decisiones que no llegan. Está en otra. Muchos dicen que no logra resignarse a que en unos meses será parte de la historia de Corrientes. Gane o pierda Encuentro por Corrientes, la birome la tendrá otro.

La Iglesia Católica salió por boca del Obispo de Santo Tomé, con definiciones de alto impacto que son algo más que un llamado de atención al Gobierno y a la clase política. La distribución discrecional de alguna ayuda por canales informales terminó siendo un boomerang como lo fue el hecho de privar al pueblo de Mercedes de la remesa de fondos retenidos arbitrariamente. El Gobierno tensó en demasía la cuerda. La reacción del clero y de la Fiscalía Federal no debe extrañar.

Todos están de una u otra manera bajo la atenta mirada de un pueblo que espera soluciones acordes a la gravedad de la situación que enfrenta.
Pasaron 72 horas para que se lo viera al Gobernador involucrado de lleno, en persona, en la problemática de las inundaciones, al lado de los vecinos damnificados. Una eternidad para la era de la inmediatez. Para entonces, miles de opiniones en redes sociales y medios de comunicación se hicieron sentir respecto a la "evaporación" de Ricardo Colombi.

El mandatario correntino sólo atinó, 48 horas después de los diluvios y desbordamientos, a manifestar su preocupación por lo sucedido (con miles de familias evacuadas y anegadas en el Interior y Capital) aduciendo que este tipo de escenario tienen un solo culpable: el cambio climático.
Esta opinión le valió un coscorrón mediático del candidato a Gobernador del PJ, Camau Espínola, quien dijo que le resultaba "insólito" escuchar al titular de un Ejecutivo provincial culpar al clima y calificó a la gestión como "una campeona de las excusas, porque tuvieron 16 años para hacer las obras que nunca hicieron".

En los últimos tiempos, Camau lo tiene a maltraer al antes impetuoso Ricardo, que ahora está en una meseta de plano inclinado con fecha de vencimiento 10 de diciembre, aunque sus órdenes dejarán de ser atendidas desde el momento en que se conozca el nombre de quién correrá con los colores de ECO, lo cual, según todo indica, ahora se dilataría hasta el 5 de junio.

Como se puede atender, la coyuntura para Ricardo no se le presenta favorable. Críticas de la opinión pública y cuestionamientos lapidarios de referentes políticos brotan por doquier, sin olvidar que el Gobierno nacional no parece dispuesto a darle un cheque en blanco. Es que el segundo mercedeño más poderoso se ocupó de otros temas del quehacer político subterráneo, sobre los que la ciudadanía (preocupada de que el agua no le entrase a sus casas, por la inseguridad, por llegar a fin de mes, etcétera) no muestra interés ni ganas de comprender.

Al hablar de segundo no nos referimos a su archienemigo Víctor Cemborain, que acaba de denunciarlo ante los estrados federales. Lo que provoca el enojo de Colombi es la persistente actitud de su ex asesor, Guillermo Semhan, quien acaba de asestarle otra estocada con el fallo del Superior relacionado con el sello del FpV. Aunque el voto del Presidente no alcanzó para volcar la balanza, fue otra señal clara de que le disputa poder y ya no responde a los designios de la Casa Rosada como fue en tiempos de Eduardo Farizano y Carlos Rubín. Ahora, al mejor estilo Lorenzetti, su ex pupilo tiene juego propio, toda una señal que no pasa desapercibida y que explica la desconfianza de los unos y los otros a la hora de avalar la lista de sustitutos por la que aboga desde tiempo atrás sin conmover a los senadores, que son conscientes que la política no puede estar en manos de los cambiantes intereses que conviven en la ex Casa Nalda.

Ricardo intentó continuar con su derrotero en el nombramiento de jueces y fiscales, siendo estos dos años -2016 y 2017- con varias irregularidades.
Se repitió la nominación de amigos y correligionarios, más allá de que eso -claro está- no le ha dado resultado en sus tres períodos de gobierno. A la postre, siempre el fiel de la balanza se vuelca hacia otro lado, al menos cuando sus insinuaciones colisionan con la de intereses más fuertes.

También estuvo auscultando qué pasará con causas de gran envergadura, como la del operativo Sapucay, del narco escándalo de Itatí y el de Goya. Así como el avance del caso de Paso de los Libres, sobre trata de personas y lavado de dinero, en el cual la propia procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó decidió añadir un fiscal que acompañe al doctor Schaefer, por considerar una causa de alto voltaje político. Todos estos asuntos salpican al poder local, por lo cual el Gobernador presta especial atención y a ello se ha sumado la nueva denuncia en los estrados federales que formuló el hombre fuerte de Mercedes y que encontró en el fiscal Federal, Schaefer una receptividad acorde a la gravedad institucional del caso, sin dejar de considerar que tras él se halla la figura del ex fiscal de Estado, Armando Aquino Britos, un hombre fundamentalista, seguidor y perseverante que de Derecho conoce.

A ello se debe sumar otra circunstancia apremiante para el mandatario: la elección del candidato a Gobernador de ECO. Tuvo que defender casi con sus puños una decisión ante la postura acérrima de sus adláteres, Flinta y Vignolo de manejar el escenario estratégico electoral. Aun no logró sortear este escollo y hay mar de fondo con un final abierto.

Todos estos temas ocuparon la agenda de Ricardo. Las fuertes definiciones de la Iglesia Católica, en boca del Obispo de Santo Tomé no fueron poca cosa. En esa localidad llovió en 11 días casi 1.000 milímetros.
El Gobierno no dio señales, con el agravante de que algunos camiones fueron descargados como en otras localidades en comités políticos o punteros de la UCR, dejando de lado la acción comunitaria, las parroquias y a Cáritas.

Tal vez decidió dejar que del tema de los inundados se ocupen los que saben, las áreas técnicas y de acción directa. Por lo menos esa es la mirada más piadosa que circula por los corrillos de la política correntina, que podría explicar el ralentí de Colombi ante esta situación catastrófica. El tiempo dirá.


Domingo, 30 de abril de 2017

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