Escaramuzas, empujones, insultos y hechos de sangre se produjeron entre la guardia imperial de Arturo Colombi y los pobladores y ruralistas que llegaron desde Yahaveré para solicitarle que ordene el derrumbe que está a punto de hacer desaparecer bajo agua esa zona de la provincia. Sucedió justo un día antes que se recuerda el golpe más duro que tuvo la vida institucional en la República Argentina, con la nefasta dictadura militar que, pareciera ser, dejó algunos alumnos por estas latitudes. Es el primer gobierno provincial que tiene las puertas absolutamente cerradas, como temiéndole al reclamo social.
Aunque nuevamente se equivocaron. Esta vez con los habitantes y productores de la zona del Iberá, desde donde llegaron para solicitarle al gobernador Arturo Colombi en persona para que actúe y ordene urgentemente la demolición del terraplén levantado en el corazón de la laguna más importante del continente americano. Con la barrera que se construyó ilegalmente en un parque nacional y reserva de la humanidad, Yahaveré está desapareciendo totalmente con su fauna, flora y habitantes.
Las medidas que dispuso la justicia no solo son desoídas por el gobierno, sino que los policías del portal de Gobernación aplicaron una vez más la política de la represión y terminaron machacando las manos de un manifestante que terminó envuelto en sangre, ante la feroz reacción de la zona militarizada por la secretaría general.
Los policías y ruralistas correntinos fueron intercambiando insultos y patadas en el marco de una fuerte escaramuza. “No nos dejan ingresar a casa de gobierno de donde la policía nos sacó de manera prepotente. Es un terraplén que tiene que ser demolido, queremos hablar con el gobernador, pero la policía nos sacó de forma violenta”, se escuchaba a metros del despacho oficial de Arturo Colombi. La policía que los increpaba no quería identificarse, tratándolos únicamente de “boludos”, todo un síntoma de mala educación.
Le cerraron la puerta en la mano a un manifestante, hubo sangre y la gente apoyó espontáneamente.
Lunes, 23 de marzo de 2009