Nueva York (7-9-17): El argentino se metió en semifinales del Grand Slam que ganó en 2009. -Tomó dos de las seis pelotas nuevas que correspondían por el nuevo game. El 44° de una noche neoyorquina inolvidable. Quedaban apenas 16 minutos para el nuevo día y el Arthur Ashe era una caldera. Delpo con un drive imparable dejó parado a Roger Federer y de esa forma definió su pase a las semifinales de Flushing Meadows.
El llegó a ese momento con un 82 por ciento de puntos ganados con el primer saque. Todo estaba a pedir del campeón de 2009 ante el mejor tenista de la historia.
El primer punto lo definió con un drive cruzado. El segundo fue un ace furibundo. En el tercero no pudo dominar la volea baja de revés y su pelota se quedó en la red. El cuarto, después de un largo peloteo, terminó con su revés apenas afuera. Hasta que el quinto lo ganó él con una volea muy mala de revés de su rival. Y apareció el match point.
Tras dos horas y 52 minutos de juego, el drive del que habla el mundo lo dejó parado a Roger Federer. Para que Juan Martín Del Potro definiera su pase a las semifinales de Flushing Meadows con un 7-5, 3-6, 7-6 (10-8) y 6-4 inolvidable. Para la historia. Para los libros. Para que ahora se venga Rafael Nadal el viernes en otro capítulo de una vida de película...
Corrían ya 33 minutos del partido y Del Potro aprovechó el primer break point que tuvo cuando con un drive cruzado dejó parado a Federer en la red. Fue también el primer grito del argentino que supo en ese momento que el primer set había quedado al alcance de la mano. Y no falló al asumir la responsabilidad.
Con cuatro primeros saques se quedó con el primer parcial. Hasta ese momento Federer y Del Potro habían jugado diez games muy equilibrados en el que no se habían podido sacar ventajas. Pero ambos lo hicieron con sendas posturas bien claras que serían las mismas a lo largo de casi todo el encuentro: uno, tratando de cortarle el ritmo al otro -en los primeros ocho puntos del encuentro Federer tiró tres drops- jugando puntos bien cortos; y el otro, buscando pararse siempre del lado de su drive para castigar con su potencia. Está claro quién fue cada uno en ese parcial inicial y quién lo sería a lo largo de todo el desarrollo.
En su primer turno de saque del segundo capítulo Del Potro superó su primer momento complicado. Después de dos aces no logró meter más un primer saque e incluso tuvo el primer break point en contra. Pero superó ese pasaje de dudas con actitud y un par de drives a pura potencia. Sin embargo, ese fue un aviso.
Porque en el cuarto game Federer se quedó por primera vez con el servicio de su adversario luego de un passing de drive invertido espectacular. Esa distancia en el marcador le permitió al suizo jugar más tranquilo. Y en el 5-3 con su saque cerró el parcial para igualar el encuentro. Lo hizo con un drive que le permitió, además, apretar el puño. Supo, en ese momento, que estaba otra vez en carrera.
Un drive a la red le dio a Del Potro la segunda posibilidad de quiebre en el partido. Y ahí Federer colaboró con una doble falta para el 2-0 parcial. Esa diferencia actuó como un detonante para que Del Potro dispusiera de un pasaje brillante en el partido mientras Federer se equivocaba más de la cuenta con su drive, el mejor golpe de su riquísimo repertorio.
Luego, en el séptimo game, tuvo el suizo su chance de nivelar y Del Potro devolvió la “gentileza” con una doble falta. Saque a saque desde el 4-4, llegaron al tie break. Y ahí Federer estuvo un poco más preciso. Esa mayor solidez le permitió mandar siempre en el desempate hasta que llegó a sus cuatro set points que su adversario levantó con cuatro drives descomunales; recién en el 9-8, Del Potro tuvo el primero de su lado. Se la jugaron los dos: Del Potro con su devolución y Federer subiendo a la red. La volea larga desató el segundo desahogo. La ventaja en sets otra vez estaba de su lado. Y ahora faltaba sólo uno.
Pasaron cuatro games sin histerias en el arranque del cuarto episodio. Y en el quinto a Federer se lo notó ansioso. En el tercer break point un delicioso revés cruzado lo dejó parado a Federer en la red. Fue el punto perfecto, el quiebre justo. Para el 3-2 que abrió el camino. Definitivamente. “Es acá, es ahora”, le indicó Diego Rodríguez, su kinesiólogo, antes de que Federer se dispusiera a sacar 5-3 abajo. El suizo quedó 30-0 abajo pero enseguida se quedó con su servicio. Quedaba un paso nomás...
Y llegó, en definitiva, ese último escalón que lo vio subir para llegar a la victoria. Que celebró con los brazos en alto. Con la mirada al cielo. Con la alegría desbordante. Con otro festejo gigante. Otra vez Del Potro estaba más vivo que nunca.
Jueves, 7 de septiembre de 2017