El ex presidente Raúl Alfonsín, fallecido el martes, a los 82 años, recibió ayer un conmovedor homenaje por su innegable aporte a la democracia argentina, y sus restos fueron despedidos en el cementerio de la Recoleta, tras una histórica caravana que convocó a la dirigencia del radicalismo y una multitud emocionada por la partida.
La muerte del líder del radicalismo, que presidió la Argentina entre 1983 y 1989, permitió cumplir con un objetivo impensado para el actual momento de la política argentina, al reunir a referentes de todos los sectores que destacaron su permanente búsqueda de consensos y llamado al diálogo.
Durante la madrugada de ayer, y pese a la intermitente lluvia, fue incesante el desfile de personas por la capilla ardiente que se emplazó en el Salón Azul del Congreso para despedir al ex mandatario hasta las 10, cuando fue cerrado el recinto para preparar la ceremonia institucional.
"Alfonsín, Alfonsín" era el cántico que de a ratos entonaban los simpatizantes que aguardaban, resguardados por paraguas, seguir todas las alternativas de los homenajes póstumos a quien fue considerado como uno de los demócratas más relevantes de la Argentina y Latinoamérica.
En el Congreso, tuvieron lugar los mensajes de quien fuera su vicepresidente Víctor Martínez; el titular de la UCR, Gerardo Morales; el senador Ernesto Sanz; el presidente de la Cámara de Diputados, el justicialista Eduardo Fellner y, por último el vicepresidente Julio Cobos.
Fernando de la Rúa fue el único ex jefe del Estado que estuvo presente en el acto de hoy, aunque el miércoles ya habían participado Néstor Kirchner, Eduardo Duhalde y Carlos Menem del velatorio.
Una vez finalizado el homenaje, el féretro del radical fue sacado a la explanada del Parlamento donde su primo, el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, ofició una misa en su memoria, seguido por miles de personas ubicadas sobre la avenida Entre Ríos, que agitaban banderas celestes y blancas y otras con los colores del radicalismo, rojas y blancas.
Montado sobre una cureña tirada por un todoterreno Gaucho del Ejército, el ataúd con los restos de Alfonsín, cubierto por una bandera argentina y el bastón de mando presidencial, partió después de las 14 rumbo al cementerio de la Recoleta, para ser depositado en la bóveda de los Caídos de la Revolución del Parque de 1890.
Acompañado por una multitud de unas 70 mil personas, la caravana tardó casi dos horas para cubrir un recorrido de menos de 20 cuadras por la avenida Callao, hasta la necrópolis.
En el trayecto, la gente pugnaba por tomar contacto con el cajón que llevaba el cuerpo de uno de los dirigentes políticos más reconocidos de los últimos tiempos y se poblaron los balcones de la avenida, desde donde se tiraban flores para homenajear a Alfonsín.
Por delante del féretro se encontraba Ricardo Alfonsín, uno de los hijos del ex jefe del Estado, junto a otros familiares, y era escoltado por la Juventud Radical y un cordón integrado por Cobos, Morales, Sanz, Jesús Rodríguez, Federico Storani, Mario Negri y Angel Rozas, entre otros, quienes avanzaban tomados del brazo.
En la necrópolis, se realizó otro acto donde brindaron un mensaje los ex integrantes de su gobierno Enrique Coti Nosiglia, Mario Losada y Leopoldo Moreau; la ex senadora Graciela Fernández Meijide; el titular de la UCR bonaerense, Daniel Salvador; el ex presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti; el titular de la convención nacional, Hipólito Solari Yrigoyen, y el patriarca del justicialismo Antonio Cafiero.
Finalmente, el ataúd de Alfonsín, envuelto en la bandera nacional, fue depositado en la bóveda donde descansan el fundador de la UCR, Leandro Alem, y los ex presidentes Hipólito Yrigoyen y Arturo Illia. El féretro estará allí de manera provisoria, ya que se construirá un monumento exclusivo para resaltar su figura.
Viernes, 3 de abril de 2009