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Interés General
"Cambacito", el soldado correntino que abrió el camino para la identificación de los caídos NN de Malvinas
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Lunes, 5 de febrero de 2018

Corrientes (5-2-18): Cuando Gabino Ruíz Díaz, ex combatiente y héroe de la guerra de Malvinas, anotó su DNI en la medalla que colgaba de su cuello, no sabía que ese número no solo serviría para identificar su cuerpo 35 años después, sino que también sería la punta del ovillo para impulsar la iniciativa de la Fundación No me olvides, que contó con el acompañamiento de la Cruz Roja Internacional, de los gobiernos argentino y británico, y del Equipo Argentino de Antropología Forense.

Se trata de un trabajo que ya permitió identificar 88 cuerpos, de los 121 que se encuentran sepultados en el Cementerio de Darwin descansando bajo la leyenda "Soldado argentino solo conocido por Dios".
Gabino era conocido como "Cambacito" en Colonia La Elisa, San Roque, su pueblo natal en la provincia de Corrientes. Tenía seis hermanos, solía andar a caballo y trabajaba en el campo cuando partió como soldado del Regimiento N° 12 de Mercedes a participar de la guerra del Atlántico Sur.

"Cambacito me envió dos cartas mientras estaba en Malvinas", cuenta a LA NACION Elma Pelozo, su mamá. "En la segunda me decía que si le pasaba algo no me preocupara, que había jurado dar la vida y que iba a luchar por su patria", recuerda la mujer, orgullosa. Según relatan sus camaradas, Gabino murió el 28 de mayo de 1982 en la cruenta batalla de Pradera del Ganso, luego de enfrentarse durante tres días con el Segundo Batallón de Paracaidistas Británico. "Gabino le puso el pecho a los ingleses y salió a pelear a campo abierto", recordaba Ramón Alegre, compañero de trinchera, durante un homenaje en la escuela de su pueblo.

Desaparecido La historia de "Cambacito" se torna más trágica cuando, una vez culminada la guerra, los soldados volvieron poco a poco a sus hogares. Gabino nunca regresó. La familia navegó en la incertidumbre, en la desazón de no saber qué pasó con su hijo, algo que se agravó mucho más en febrero de 1984, cuando las autoridades militares informaron a sus padres que el soldado Gabino Ruíz Díaz estaba "desaparecido". Esa figura, la del "desaparecido" que atravesaba con dolor la historia reciente de aquella Argentina, ahora volvía a manifestarse y a llenar de angustia a unos padres que querían saber qué había pasado con su hijo mientras combatía en Malvinas.

El tiempo pasó para la familia Ruiz Díaz hasta que en 1987 Elma pudo visitar el cementerio de Darwin, invitada por la Cruz Roja Internacional. Allí se encontró con 237 tumbas, pero no encontró la de Gabino. Caminó una y otra vez por cada calle angosta del cementerio y no encontró el nombre de su hijo en ninguna cruz. Lo que sí pudo observar fue que había 121 tumbas sin identificar. Se preguntó mil veces si en alguna de ellas estaría su hijo. Dejó una ofrenda floral en la cruz mayor, pero no lloró ni se resignó. Guardó ese dolor para mantenerse fuerte hasta saber dónde descansaba su Cambacito.

La punta del ovillo "En 2008 fui a las islas y no encontré a mis compañeros de trinchera, que yo mismo había enterrado después de la batalla", cuenta a LA NACION Julio Aro, ex combatiente y presidente de la Fundación No me Olvides, creada para ayudar a las familias de los soldados y con el objetivo primordial de lograr identificar los cuerpos de los jóvenes sepultados como NN en Darwin.

"Luego visitamos Londres, invitados por otros ex soldados ingleses", relata Aro sobre un viaje que cambió su vida. Es que allí tuvieron la suerte de conocer al Coronel Geofrey Cardozo, el militar al que en 1982 el Reino Unido le había encomendado la difícil tarea de recoger los cuerpos de los soldados argentinos de los campos de batalla y darles honrosa sepultura en el cementerio de Darwin, construido para ese fin.

"Cardozo nos entregó una documentación que resultó fundamental. Con ella podíamos comenzar a identificar a nuestros compañeros. Siempre dije que ellos no debieron perder su identidad, pese a haber perdido la vida", relata emocionado Aro, y agrega: "En ese documento había detalles de cada uno de los soldados sepultados sin identificar en Darwin. Todo dato valía muchísimo para nuestro objetivo. Pero había uno que nos llamó poderosamente la atención. Un cuerpo identificado por un número, el 16404614. Ese número era coincidente con nuestros DNI, era correlativo con nuestra clase, la de 1961, no podía ser de otra manera.
Era un DNI o un número de rol de combate. Llegamos a la Argentina, lo buscamos y pertenecía a Gabino Ruíz Díaz. Con solo ese dato habíamos identificado al primer compañero sepultado como "Soldado solo conocido por Dios" en Darwin. Ahí decidimos no parar más", agrega conmovido.

La Nación accedió a un valioso documento elaborado por el Coronel Geofrey Cardozo, quien en 1983 redactó los detalles de todos los pasos realizados antes de sepultar decorosamente a cada uno de los soldados.

Según ese informe, el cuerpo de "Cambacito" fue exhumado en febrero de 1983 de una fosa común que soldados argentinos habían construido en Darwin, y no en Ganso Verde como se creía en un principio. No se encontró ninguna identificación, excepto un número, el 16100924. Cardozo anotó este dato en un anexo a su informe como una modificación adicional y posterior al manuscrito, antes de publicar el informe y enviarlo a Londres. En el informe se encuentran datos relevantes, pordrían haber sido aprovechados durante las últimas décadas. Con él queda claro que todos los cuerpos podrían haber sido identificados poco meses después de culminada la guerra. De desaparecido a héroe Hace poco, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación entregó la identificación a Elma Pelozo junto con las pertenencias que permanecieron sepultadas en Malvinas durante 35 años: un reloj y un pañuelo bordado.

"El pañuelo seguro debió regalárselo alguna chica y él lo llevó a Malvinas. Y el reloj lo recuerdo perfectamente. Era suyo", cuenta conmovida Elma. Y agrega: "Gracias a Julito [por Aro] que es como un hijo para mí, las mamás de tantos chicos podemos viajar a Malvinas a dejar una flor y rezar en la tumba donde descansan nuestros hijos y decirles que nunca dejamos de buscarlos. Ahora sé dónde está ´Cambacito´.Ya no es un desaparecido", agrega emocionada.

Hoy la Escuela 216 donde estudió Gabino, en Colonia Elisa, lleva su nombre. Incluso hay un busto que lo recuerda. Es este el único busto de un militar sin cargo superior en nuestro país. Hace poco, además, la plaza principal también lleva su nombre.

Pero ahora también saben que el joven que anotó su número de DNI en su medalla de identificación, como una precaución para ser identificado si el destino quería que la muerte lo encontrara en la guerra, obtuvo un premio adicional gracias a esa acción.

También Gabino logró que ese gesto, el de anotar su número de DNI en su medalla, se convirtiera en la llave que permitió comenzar con la identificación de todos sus compañeros, que esperaron tanto tiempo como NN en el frío suelo isleño. Algo tan simple que, sin embargo, costó 35 años de dolorosa espera.


Lunes, 5 de febrero de 2018

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