Aunque el agua caída no fue tanta, habría alcanzado para contener las llamas que acechaban en varios lugares . De los cuatro puntos considerados como críticos, sólo el de San Luis permanecía levemente. “Se redujo bastante”, consignaron desde Defensa Civil.

Como nunca esperada, la lluvia comenzó ayer a poner fin a la cadena de incendios desatados en toda la extensión provincial, y se estimaba que en las próximas horas los focos ígneos habrían sido totalmente extinguido. De los cuatro puntos críticos, sólo el de San Luis del Palmar sobrevivía exhibiendo unas seis columnas pequeñas de humo; mientras que los de Villa Olivari-Ituzaingó, San Miguel y Paraje Yahaveré estaban prácticamente desaparecidos, y otros pequeños habían sido completamente extinguidos.

“La lluvia mitigó bastante” las llamas dijo ayer a La República la directora de Defensa Civil de la Provincia, Pabla Acosta de Servín. Desde hace más de tres semanas las llamas azotaban una vasta región de esteros, bañados y cañadas en la zona rural de San Luis del Palmar y Lomas de Vallejos, sobre todo en la zona de Cerrudo Cué y Cañada del Toro de esas jurisdicciones.

“Así como estamos, es un respiro”, reconoció ayer la funcionaria, cuya tranquilidad se fundaba en que llovía en todas las zonas consideradas como puntos críticos. “Según los pronósticos, las precipitaciones continuarían por varias horas más”, se esperanzó.

La magnitud de los incendios que se erigieron en distintos puntos de la provincia en el último mes, y sobre todo en las últimas dos semanas, obligó a que la provincia desplegara toda su logística para combatir las llamas que, sin embargo, nunca pudieron ser extinguidas. El mayor inconveniente siempre pasó por la inaccesibilidad de los lugares afectados y, también por la quema indiscriminada de particulares que fueron generando nuevos focos, algunos de los cuales se tornaron incontrolables.

Aun con la persistente lluvia, personal de Defensa Civil y de Recursos Forestales, así como también funcionarios municipales de las jurisdicciones afectadas, y sobre todo los respectivos cuerpos de bomberos, recorrieron a nivel terrestre las distintas zonas afectadas. En la mayoría de los casos, se reportaron no sólo el control de las llamas sino también la extinción de éstas. “Es un trabajo complejo, porque hay que hablar con los dueños de las estancias, ya que son incendios rurales y hay que pedir autorización para ingresar a esos campos”, reconoció Acosta de
Servín.

“Si sigue lloviendo ya podemos hablar de extinción”, manifestó la directora de Defensa Civil, quien viene de desarrollar un intenso trabajo durante todo este tiempo, coordinando acciones conjuntas entre su área y el de Recursos Forestales, como así también interactuando con los distintos municipios y el Comité de Emergencia para atender esta coyuntura que estuvo encabezada por el jefe del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Saladas, comandante Mayor Miguel Ramos. Aunque por la premura de la lluvia caída todavía no se podía confirmar la extinción total de los 85 focos relevados en toda la provincia, Acosta de Servín daba por hecho que en las próximas horas se podría ya hablar de la desaparición de todos los focos. “Es un reporte válido y serio”, aseveró la funcionaria.

Luego de un mes de sobresalto, es una nueva contingencia climática la que logra mitigar los efectos de este gran siniestro.


Miércoles, 22 de abril de 2009