El líder socialista Patxi López se convirtió en el primer jefe de gobierno no nacionalista en la historia democrática del País Vasco, con lo que se abre una nueva etapa política en esa región, tras 30 años de hegemonía del Partido Nacionalista Vasco (PNV), ahora en la oposición.
López, de 49 años, fue investido ayer nuevo "lehendakari" (jefe de gobierno) por mayoría absoluta, gracias a los votos recibidos en el Parlamento vasco de los 25 diputados del Partido Socialista (PSE), los 13 del conservador Partido Popular (PP) y el del único diputado del partido antinacionalista Unión, Progreso y Democracia (UPyD). Así sumó 39 votos, uno por encima de la mayoría absoluta.
En una alianza hasta ahora inédita en la historia de España, socialistas y conservadores habían suscripto un pacto para asegurar la llegada de López al poder.
Por otra parte, el jefe de gobierno vasco saliente, el nacionalista Juan José Ibarretxe, fue respaldado por los 30 parlamentarios del PNV, los cuatro del partido independentista Aralar y por el único diputado del partido nacionalista Eusko Alkartasuna (EA), sumando 35 apoyos. El único representante de la federación vasca de Izquierda Unida (IU-EB) se abstuvo.
En los comicios del 1º de marzo, el PNV, que gobernó durante 30 años, obtuvo la mayoría de votos y de escaños en el Parlamento de Vitoria, con 30 diputados frente a 25 del PSE de López. Pero sumando los 13 votos del PP y el de UPyD, los socialistas superaron la mayoría absoluta en una cámara con 75 escaños.
Combatir a ETA. En la sesión de investidura, López anunció que su "primer empeño" será combatir "con todas sus fuerzas" al grupo armado ETA, que ha matado a casi 850 personas en su lucha por la independencia del País Vasco y que hace tres semanas declaró "objetivo prioritario" al nuevo Ejecutivo de esta región de España.
"Yo seré el lehendakari que estará día a día frente a ETA", afirmó, para luego advertir que la sociedad democrática "no puede tolerar que su gobierno legítimo sea chantajeado por una organización terrorista".
ETA quiso perpetrar un atentado con coche bomba coincidiendo con la investidura, si bien el ataque se vio frustrado con la detención reciente de nueve presuntos terroristas en España y Francia.
"Si queremos que el terrorismo desaparezca no sólo tendremos que detener a terroristas, también deberemos reaccionar ante sus expresiones públicas y conseguir su deslegitimación social", manifestó López, para agregar que su meta es lograr la paz "con generosidad, pero sin precio político".
López prometió que gobernará "para todos" y expresó su deseo de "unir a la sociedad" vasca para terminar con décadas de confrontación.
El líder socialista fue designado por un Parlamento en el que, por primera vez desde el retorno de la democracia a España, no hay representantes de partidos proetarras que justifiquen la violencia terrorista, ya que éstos fueron prohibidos por la Justicia española antes de las elecciones vascas del 1º de marzo.
Adiós a Ibarretxe. Antes de hacerse patente su esperada derrota, Ibarretxe, quien estuvo una década al frente del gobierno vasco, anunció que abandona la política, sin revelar a qué se dedicará ahora.
En su discurso ante el Parlamento, Ibarretxe deslegitimó el futuro Ejecutivo del socialista López, al que consideró fruto de una "trampa" y de un "pacto frentista" diseñado desde Madrid para subordinar los intereses de los vascos a los intereses de España.
En este sentido, criticó la alianza de socialistas y conservadores como una "cruzada para destruir", cuyo único objetivo era desalojar del poder a los nacionalistas.
Ibarretxe auguró que el gobierno de López será "débil e inestable", porque se constituye "a espaldas de los deseos expresados en las urnas por la mayoría de la sociedad vasca", aseguró.
Miércoles, 6 de mayo de 2009