Agustín, un niño cordobés de tres años que hace tres meses recibió un "excepcional" trasplante multivisceral, fue dado de alta ayer en el Hospital Italiano de Buenos Aires.
Si bien necesita controles periódicos, los médicos consideraron que empieza "una nueva etapa" y que "su estado es muy bueno".
Agustín pasó los primeros años de vida alimentado por vía endovenosa y luego de la operación los especialistas lograron que comience a comer por boca, "lo que le permite subir de peso y desarrollar una vida distinta".
La abuela del niño, en una rueda de prensa, agradeció la labor realizada por los médicos y se limitó a manifestar, con el niño en brazos: "Está todo bien gracias a Dios y no tenemos apuro por volver (a su casa, en Córdoba) porque vemos que está bien atendido y que lo miman mucho".
Vía endovenosa. Los médicos explicaron que desde su nacimiento el niño fue alimentado exclusivamente por vía endovenosa y permaneció en lista de espera desde mediados de 2006 hasta el 4 de febrero último, cuando "llegó un donante acorde", otro niño de 45 días, oriundo de la provincia de Buenos Aires.
El trasplante multivisceral, de hígado, duodeno, páncreas e intestino delgado, fue realizado por un equipo multidisciplinario de 30 personas, encabezado por Eduardo de Santibáñez, jefe de cirugía, y Rodrigo Sánchez Clariá, a cargo del Programa de Trasplante Intestinal.
"Ahora la evolución de Agustín es favorable, si bien el post-operatorio fue extenso está dentro de lo esperable y lo importante es que el paciente siempre estuvo bien y ahora puede comer por la boca y está logrando subir de peso", dijo Clariá.
Excepcional. En tanto, De Santibáñes destacó que "el carácter excepcional del trasplante se debe a que es el primer paciente que logra superarlo en la Argentina, debido a que es una cirugía compleja cargada de complicaciones y hay pocos donantes adecuados para niños tan chicos".
Según explicaron los especialistas, a pocas horas de nacer el intestino delgado del niño giró sobre su eje y la arteria y la vena que lo nutren se tapó, por lo que perdió el órgano.
Para mantenerlo con vida fue alimentado por vía endovenosa y eso conllevó otras complicaciones porque derivó en una cirrosis hepática y hubo que trasplantar no sólo el intestino sino también el hígado y el páncreas.
La especialista en gastroenterología infantil Verónica Busoni precisó que si bien actualmente la alimentación por boca alcanza al 80 por ciento, "la idea es que en un futuro puede eliminar la endovenosa por completo para estar mejor y llevar una vida normal".
El niño junto a sus abuelos, oriundos de Córdoba, permaneció hasta el trasplante internado en la Casa Mc Donald, de la fundación homónima, que tiene convenio con el Hospital Italiano, y donde se prevé que permanecerá.
Los controles deberán ser permanentes al menos por un año porque "se está aplicando un tratamiento inmunorrepresor que baja las defensas para evitar el rechazo de los órganos nuevos, pero que a su vez puede generar la aparición de una infección".
"Tenemos que lograr un equilibrio y ello podrá hacerse mediante un cuidado permanente y ajustado para que Agustín pueda empezar una nueva vida", agregó.
Este tipo de intervención no es una práctica habitual en el país y es la primera vez que se realiza en el Hospital Italiano, de 155 años de trayectoria, donde el primer trasplante hepático se realizó en 1988, y en 1992 tuvo lugar la primera operación con un donante vivo.
Miércoles, 6 de mayo de 2009