Libertad, igualdad, fraternidad, valores de independencia y raíz nacional se conjugaron en aquel día lluvioso en que la revolución se imprimió en la memoria del país. Historiadores consultados por Hoy rescataron el legado que dejó el histórico suceso para nuestros días
Al relato todos lo conocemos. Es de las primeras lecciones de historia que tuvimos en la escuela. Es más, sin tener aún conciencia de lo que la fecha significaba, las maestras ya nos vestían de época y recreábamos su versión de lo sucedido para el acto escolar. Pero a casi 200 años de distancia, es bueno repasar, en dimensión certera, la importancia histórica que tuvo el 25 de mayo de 1810 para el país.
¿Cuál fue? Nada más y nada menos que el forjamiento de nuestra Nación, que ahora camina hacia la celebración del Bicentenario de su creación. “La enseñanza principal del 25 de mayo es que el éxito acompaña a aquello que se hace con convicción e inteligencia”, resaltó en una charla con Hoy el historiador Pacho O’Donnell. La Revolución de Mayo significó el proceso histórico que permitió la conformación del primer gobierno patrio. Atrás quedaba la colonia: después de años de dominación, en tierras criollas se fueron gestando intenciones independentistas que confluyeron en aquel día lluvioso, iluminado por un sentimiento de libertad y de necesidad de crear el propio destino del pueblo.
Tal como explica el historiador Natalio Botana en su libro La libertad política y su historia, el proceso revolucionario comenzó en 1806 y 1807, momento en que Buenos Aires rompía los moldes burocráticos establecidos para reclutar milicias y rechazaba de manera armada a los invasores ingleses. La ciudadanía se armó espontáneamente, y el Cabildo destituyó al virrey Sobremonte e instaló a Santiago de Liniers.
“La composición de la Primera Junta es un ejemplo de astucia política: la integraban poderes fundamentales de entonces y de ahora. Militares, como Saavedra y Azcuénaga; comerciantes ricos, como Mathew y Larrea; la Iglesia, con el sacerdote Alberti; y jóvenes progresistas e independientes, como Belgrano y Castelli. También, el prefecto secretario Juan José Paso; y además quien estuvo en el Congreso de Tucumán de 1816 y era un mensajero de Gran Bretaña, Mariano Moreno. Esta estrategia tuvo por causa que no tenga momentos de derrota, como sí ocurrió con las otras Juntas de Sudamérica, como la chilena”, describió en igual sentido O’Donnell.
La interrelación de voluntad de poder con el azar de las circunstancias hizo que en en el aire de aquellos días sobrevolara el afán de búsqueda de libertad, que se tradujera en instituciones y pueda plasmarse en costumbres. Así llegó el 25 de mayo de 1810.
Ema Cibotti, historiadora e integrante de la fundación Mujeres en Igualdad, destacó ante la consulta de Hoy que “mirando la Revolución de Mayo desde 2009, asombra no sólo 1810, sino todo el proceso de la revolución, porque nunca retrocedió en Buenos Aires como sí pasó en el resto de las Juntas de Sudamérica, desde Santiago de Chile hasta Caracas. Fueron cayendo una a una, y en 1816, cuatro años después, ya no quedaba ninguna, todas volvieron a manos de los realistas”.
“Hay tres cosas para destacar -argumentó la historiadora en tal sentido-: en primer lugar, la tenacidad y la capacidad de resistencia; en segundo lugar, la claridad para no defender el pasado colonial, es una revolución que no se achica nunca, proyecta ideas a futuro, porque están convencidos de sus acciones y de llevar adelante los postulados de igualdad, fraternidad, y libertad. Y en tercer lugar, las palabras de Bernardo de Monteagudo en La Gazeta de Buenos Aires, que explica la revolución y destaca, por sobre todos los valores, el valor primordial que es la seguridad. Dice que sin ese derecho humano universal, los demás postulados no tienen vigencia: la seguridad, si es individual, es colectiva, ése es el mayor legado y que es totalmente actual”.
Cabildo Abierto, pero poco concurrido
Es bueno tener en cuenta que no todo lo sucedido en aquella época fue del color rosa con que la distancia histórica tiñó la mayoría de los relatos sobre los hechos. El Cabildo Abierto del 22 de mayo reunió a menos de quinientos vecinos y Buenos Aires tenía, en ese momento, casi 40.000 habitantes. Es decir que sólo el 1% de la población participó de aquella trascendental reunión en la que se asentaron las bases conceptuales y jurídicas que fundamentarían el relevo del virrey y su reemplazo por una junta asentida por el pueblo. Es probable entonces, tal como apuntó el historiador Felix Luna en sus escritos sobre la fecha patria, que la asamblea reunida frente al Cabildo en la mañana del 25 de mayo no haya tenido un rating muy superior: 1.000 o 1.500 vecinos, como máximo.
En diálogo con Hoy, el historiador de Ensenada Carlos Asnaghi apuntó a que “la Revolución de Mayo fue una decisión de hombres de élite, pero de raíz popular, no de pueblo entero”. Sin embargo, la escasez de participación popular no restó al 25 de mayo la enorme importancia que tuvo, por varios motivos. “La decisión fue la de pisar fuerte en la propia tierra, decidir el futuro de la Nación. Pasar de la inacción y la imposibilidad de crecer en la que estábamos sumergidos a esforzarnos para labrar nuestro propio destino”, dijo Asnaghi.
El hecho de deponer a un representante del rey y reemplazarlo por un cuerpo colegiado fue algo insólito, atrevido, y trascendental. Más aún, en 1810, el derrocamiento del virrey era el resultado de un tranquilo y racional debate entre unos pocos vecinos, “la parte más sana y principal” de la capital del virreinato.
La historiadora María Rodriguez Aguilar también resaltó, en su opinión vertida a Hoy, que “los distintos sectores con intereses diversos acordaron sobre un bien común para reformular la situación de gobierno. Para ello, usaron a las instituciones civilizadas democráticas, como el Cabildo, resignificando las instituciones antiguas para tener una nueva mirada sobre la sociedad apoyada en instituciones con vigencia”, opinó.
Lo importante que ocurrió el 25 de Mayo fue la presencia activa de los militares criollos en el proceso político. Y lo más notable fue que tanto en la reunión abierta del 22 como en el compromiso adquirido el 25 de por los componentes de la Junta, se dejó claramente sentada la necesidad de convocar a los representantes del pueblo de las restantes ciudades del virreinato para que homologaran lo decidido por el de Buenos Aires.
“Dejaron abierta la revolución a la consulta: confiaron en la posibilidad de éxito del proyecto político, atendiendo a la posibilidad de consulta de los distintos integrantes de la sociedad”, subrayó Rodriguez Aguilar
Se reconoció, también, la necesidad de que un paso tan trascendente quede avalado por el pueblo del virreinato. Y en este reconocimiento venía implícita la idea de federalismo y también la noción de la integridad del virreinato.
La Suprema Corta de Justicia hace su búsqueda histórica
Anticipándose al Bicentenario de la República Argentina y como un “homenaje a la patria y sus habitantes”, la Suprema Corte de Justicia resolvió realizar una búsqueda histórica destinada a recuperar momentos, acontecimientos y personas que forjaron estos doscientos años, desde la perspectiva del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires. Para dicha misión dispuso encomendar a su ministro decano, Dr. Héctor Negri, la organización y dirección del trabajo de recopilación y su posterior difusión. Para ello, el Dr. Negri cuenta con la colaboración del departamento Histórico del Alto Tribunal.
En los fundamentos de la resolución que dispuso esto, el tribunal señaló que “la fecha es propicia para que las instituciones rindan homenaje a las mujeres y hombres que la forjaron” la patria y puntualiza “que, aun en los episodios más sencillos, la historia recoge experiencias y enseñanzas que iluminan el futuro”.
Por último, se destacó que la Suprema Corte de Justicia como “guardiana de la paz”, atesora en sus juzgados, especialmente los más antiguos, “la memoria de hechos que, a la luz de los tiempos, asumen una especial relevancia”.
Cristina gritará “viva la patria” en Misiones
La presidenta Cristina Fernández encabezará hoy, en la ciudad misionera de Puerto Iguazú, el
acto central por el aniversario 199º de la Revolución de Mayo, confirmaron.
La primera mandataria será saludada a las 9 por el cuerpo diplomático, gobernadores, funcionarios nacionales y otras autoridades en los jardines del hotel Sheraton local, situado a uno de los costados de las Cataratas de Iguazú. La Presidenta, que llegará a Puerto Iguazú acompañada de su marido y antecesor, Néstor Kirchner, se trasladará luego a la catedral Nuestra Señora del Carmen, donde participará a las 11 en el tradicional tedéum. Estará a cargo del oficio religioso el obispo de la Diócesis de Iguazú, monseñor Marcelo Martorell.
A las 13, la jefe de Estado y el ex presidente Kirchner encabezará la ceremonia principal de los festejos por el 199º aniversario de la Revolución de Mayo en el anfiteatro Ramón Ayala, ubicado frente al Hito Tres Fronteras, donde los ríos Iguazú y Paraná dividen Argentina, Brasil y Paraguay. Asistirán unos 80 embajadores, gobernadores, ministros, legisladores, jefes de fuerzas armadas y autoridades comunales. Fueron invitados a la ceremonia los presidentes de Brasil, Luiz Inácio “Lula” Da Silva; y de Paraguay, Fernando Lugo; pero no confirmaron asistencia. En el anfiteatro, con capacidad para unas dos mil personas, la Presidenta anunciará la construcción de un mirador en el Hito Tres Fronteras y la entrega de fondos para obras de salud pública por 48 millones de pesos, según reportaron las fuentes del gobierno de Misiones.
Por otra parte, el vicepresidente Julio Cobos asistirá a un acto en una escuela del departamento mendocino de Godoy Cruz y compartirá luego un locro en Las Heras.
Lunes, 25 de mayo de 2009