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Inseguridad
La mentira oficial del homicidio de Candia
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Jueves, 23 de abril de 2020

Corrientes (23-4-20): El pabellón de los violadores es uno de los involucrados en el motín, fue la rápida reacción mediática de Luis Bravo, subsecretario de seguridad, encargado de la Unidad Penal Nº 1 y de los presidios de toda la provincia. La afirmación fue idea muy sutil para desviar la opinión de la gente a hacia otra interpretación, aquella que no era, lo que verdaderamente ocurría en la cárcel de la Avenida 3 de abril en la fatal siesta del martes 21 de abril. Si hay a alguien que repudia la sociedad, es justamente a un violador. Además afirmaría que cuando los penitenciarios intentaron apaciguar la pelea, fueron atacados. En realidad, todo se inició con disparos de balas de goma de los guardia-cárceles, quienes interpretaron que un recluso quería fugarse, aunque lo que hizo, fue a buscar la pelota con la que estaban disputando un partido de fútbol (cruzó un tejido a otro sector). El amotinamiento terminó con un muerto y cerca de 11 heridos. Y la voz oficial del gobierno, prefirió mentir de entrada.

Conocedor Bravo que en el universo de las personas, la gran mayoría nunca estará a favor de los presos, prefirió la estrategia de ocultar la verdad hasta que las velas terminen de arder. Y cuando terminaron de quemarse, se supo la verdad. Alguien mató al interno de un balazo que le entró por su axila. Recibió tres impactos de plomo. El dato lo brindó el propio ministro de Seguridad, Juan José López Desimoni, tras conocerse los resultados de la autopsia y las pericias.

El violento desenlace sucedió entre los Pabellones 6 y 7 en un segundo episodio de la rebelión alrededor de las 15:30, cuando justo se entablaban las negociaciones por la huelga de hambre.
“Comenzaron a salir facas, punzantes de madera y en uno de los enfrentamientos, denuncian los propios internos que había una persona que estaba tirada. Una persona que fue sorprendida seguramente en una emboscada, por los propios internos, como un ajuste de cuentas prácticamente en un sector que es muy difícil de llegar y que estaba copado por ellos. Cuando llegamos ya estaba muerto porque recibió un puntazo en la axila izquierda, le provoco un sangrado por el que terminó perdiendo la vida”, fue el relato de Bravo, quien llegó a esa subsecretaría de la mano de Ricardo Colombi por ser su compañero de estudios universitarios. Hace 10 años está en igual cargo.

Los internos realizaban una huelga de hambre para pedir que la población de riesgo pueda ir a su casa a cumplir la cuarentena, por temor a contagiarse de coronavirus. La reconocida sobrepoblación en las cárceles correntinas es un campo fértil y peligroso de contagio. Parte del reclamo de los reclusos era que los que estén cerca de cumplir su condena puedan salir antes de tiempo, o acceder a la prisión domiciliaria. Más aún, luego de que la semana anterior se detectara un caso posi­tivo de coronavirus en uno de los penitenciarios.

El subsecretario Luis Bravo negó tajantemente que ese haya sido el motivo del motín. También aprovechó los micrófonos para decir que existe como funcionario. “Entiendo que esto es producto del clima que estamos viviendo, por otro lado la rivalidad entre pabellones existió siempre”, aseveró descartando la superpoblación en la Unidad Penal 1, donde su capacidad está superada en más de 150 presos.

“Nos toma de sorpresa porque nosotros estábamos negociando con los delegados de pabellones para que se levante la huelga de hambre, muchos de ellos estaban todavía en la negativa ya que no le estaban dando la libertad a las personas que eran muy vulnerables al COVID19”. Bravo destacó que algunos de los que estaban haciendo huelga de hambre participaron del motín y otros no. “El clima en el estado emocional de ellos no es el mejor, el temor existe, temen a que puedan terminar contagiados los que son más vulnerables. La salud de ellos no depende de nosotros, depende de la justicia, el Juzgado de Ejecución de Condena es quien tiene que resolver que los más vulnerables estén afuera”, indicó pateándole la pelota, no justamente la que provocó los desmanes, a la jueza Teresita Zacarías, que hasta el día de hoy brilló por su ausencia, y sabiendo que ocurrió un homicidio. El miércoles del Fiscal Gustavo Roubineau junto al Comité de Torturas inspeccionaron el predio carcelario. Recorrieron las celdas y hablaron con los detenidos. Se secuestraron celulares y no se encontró ninguna arma de fabricación casera. Además se procedió al decomiso de las escope­tas y pistolas de los uniformados que participaron, a quienes se los sometió al estudio de dermotest.

José María Candia fue asesinado de un disparo de arma de fuego utilizada por las fuerzas especiales antimotines (ver espeluznante video). Tenía tres orificios de bala en su cuerpo. No falleció por un puntazo en una reyerta entre los internos por un ajuste de cuentas como se mintió en un principio. El joven de 22 años, alias Kevin, cumplía condena por robo en el Pabellón 6, y quien lo último, seguramente no cumplirá ninguna por haberlo asesinado. Total, terminó matando a un delincuente. Diario 1588


Jueves, 23 de abril de 2020

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