Brasilia (4-3-21): En dos discursos inflamados apenas un día después del récord de muertes diarias -1.910- y con gran parte del país en crítica situación hospitalaria, toque de queda y restricciones, el mandatario defendió su posición histórica de no adherir al distanciamiento social para evitar contagios.
"Basta de caprichitos, de quejarse todo el tiempo", dijo el mandatario.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sugirió este jueves que quien cumple el distanciamiento social es un "cobarde" y "caprichoso", tildó de “idiotas” a quienes le piden que compre más vacunas contra el coronavirus y calificó de "estado de sitio" a las cuarentenas, aún en medio de cifras récord de contagios y con varios estados al borde del colapso sanitario.
"Ustedes no se quedaron en casa. No se acobardaron. Hay que enfrentar los problemas. Basta de caprichitos, de quejarse todo el tiempo. ¿Hasta cuándo van a seguir llorando? Obvio que hay que respetar a los más viejos, a los que tienen comorbilidades. ¿A dónde irá Brasil si paramos? La propia Biblia dice en 365 pasajes que no hay que temer", sostuvo.
Brasil es el tercer país más afectado del mundo por la pandemia en términos de contagios, detrás de Estados Unidos e India y el que más casos registra en Latinoamérica, con 10,7 millones, mientras que suma casi 300.000 muertes, según el último reporte sanitario.
Bolsonaro dijo que quien cumple el distanciamiento social es un "cobarde".
De fondo, al cuadro severo de casi todos los estados se agregaron este jueves nuevas restricciones en la ciudad de Rio de Janeiro, la segunda más poblada, que decretó nuevas medidas aislamiento social con restricción de funcionamiento de bares y restaurantes y toque de queda nocturno.
Y también el empeoramiento de Río Grande do Sul, estado fronterizo con Misiones y Corrientes y con Uruguay, que detectó casos de la cepa amazónica y se encuentra en colapso hospitalario, con fila de espera en la que los médicos deben elegir entre los pacientes quienes acceden a terapia intensiva.
Bolsonaro habló en el estado de Goiás ante productores rurales, de los sectores más aliados al Ejecutivo, aunque parte del agronegocio no está de acuerdo con su línea diplomática de confrontación ideológica hacia China, principal socio comercial de Brasil desde 2009.
"Ustedes no se quedaron en casa. No se acobardaron. Hay que enfrentar los problemas. Basta de caprichitos, de quejarse todo el tiempo. ¿Hasta cuándo van a seguir llorando? Obvio que hay que respetar a los más viejos, a los que tienen comorbilidades. ¿A dónde irá Brasil si paramos? La propia Biblia dice en 365 pasajes que no hay que temer".
Antes del discurso frente a los ganaderos, el mandatario se había pronunciado contra las cuarentenas decretadas en todo el país tras el colapso en la red de hospitales, las tildó de "estado de sitio" y convocó a la población a salir "de abajo de la cama" para no "morir de hambre", durante otro mensaje público en Uberaba, Minas Gerais, uno de los estados colapsados.
Bolsonaro volvió a desafiar las restricciones impuestas por gobernadores e intendentes luego que anoche surgieran nuevos cacerolazos en su contra, una protesta que selló una jornada con el mayor récord de muertos diarios de la pandemia (1.910 fallecidos) y con hospitales desbordados a lo ancho y largo del país.
"La Justicia le dio superpoderes a los intendentes para cerrar la economía. Impusieron un estado de sitio a través de los intendentes y esto está mal. Hay que enfrentar el problema sin pánico. La vida debe seguir", afirmó el mandatario.
En el país hay varios estados al borde del colapso sanitario.
Para Bolsonaro, "otros problemas matan más que el virus como el desempleo", así que “si la gente se queda en su casa todos van a morir de hambre".
Aclaró, no obstante, que no es un negacionista del virus y hasta se rio de que antes la prensa lo llamó “racista, homofóbico, dictador, y ahora terraplanista".
Tras bromear, el mandatario volvió a defender el uso de hidroxicloroquina -un remedio contra la malaria sin efectividad manifiesta contra el coronavirus- como tratamiento precoz, como lo hizo desde el inicio de la pandemia, pese a las repetidas alertas, pedidos y denuncias de científicos.
Bolsonaro volvió a desafiar las restricciones impuestas por gobernadores e intendentes.
En paralelo, elogió el acuerdo para comprar vacunas de Pfizer cerrado por el Ministerio de Salud, pero también destacó que una de sus búsquedas para solucionar la pandemia que prioriza su Gobierno es un spray nasal contra el coronavirus que está en fase de prueba en Israel.
Sobre las vacunas, Brasil recibió este jueves un cargamento procedente de China con los insumos necesarios para producir 14 millones de dosis.
El cargamento, con 8.200 litros de Ingrediente Farmacéutico Activo (IFA), equivale a 14 millones de dosis, que serán envasadas y etiquetadas en San Pablo por el Instituto Butantan, consignaron las autoridades estaduales.
De momento, este centro productor de vacunas ya entregó al Ministerio de Salud brasileño 14,5 millones de dosis del inmunizador desarrollado por el laboratorio chino Sinovac, según la agencia de noticias Sputnik, lo que permitió que sea el inoculante más usado hasta ahora en el gigante sudamericano.
Brasil recibió un cargamento procedente de China con los insumos necesarios para producir 14 millones de dosis.
Las entregas seguirán en los próximos meses hasta llegar a poder producir 100 millones de dosis antes del 30 de agosto.
El cuadro en Río Grande do Sul es mirado con temor desde Argentina y Uruguay, no solo por la detección de casos de la cepa amazónica de coronavirus sino por el colapso hospitalario, similar al de otros estados fronterizos como Santa Catarina y Paraná.
"Tenemos más gente necesitando atención que capacidad instalada. Los médicos eligen a quién atender por la gravedad", dijo el director del Departamento de Regulación Médica de Rio Grande do Sul, Eduardo Elsade, al canal local RBS TV.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), decretó la semana pasada ´bandera negra´ en el estado, la peor situación de cuarentena, aunque sin llegar al bloqueo total de actividades.
Y Rio de Janeiro, donde tiene residencia Bolsonaro, el intendente Eduardo Paes firmó un decreto para "evitar que se repita en 2021 el genocidio de 2020 en la ciudad", en una crítica a su antecesor, el pastor evangelista Marcelo Crivella, aliado en la pandemia en la línea del presidente Bolsonaro.
Jueves, 4 de marzo de 2021