Durante la procesión al santuario de la virgen de Itatí, en la que participaron más de 200.000 peregrinos, el arzobispo correntino llamó a la amistad social de los argentinos
En la celebración central por el 108º aniversario de la Coronación Pontificia de la Virgen de Itatí, el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik remarcó la responsabilidad que en estos tiempos caben a los cristianos en la construcción del bien común y se mostró sorprendido por la expectativa que se agita en el corazón de los peregrinos.
En su primera celebración de la Fiesta Patronal de Itatí como arzobispo de Corrientes, Stanovnik inició su homilía en la misa central aludiendo a la historia de esta festividad religiosa que este año reunió a cientos de miles de personas nuevamente en torno a la imagen de Itatí.
"Hace exactamente 108 años, la dulce imagen de la Limpia y Pura Concepción de Itatí fue llevada a la ciudad de Corrientes. En el atrio del templo de la Santísima Cruz de los Milagros, ante una multitud de fieles, la imagen de la Virgen de Itatí fue coronada" dijo.
Luego refirió que contemplar a la Virgen de Itatí es ver a "María, Reina y Señora", que atrae multitudes de devotos. Diferenció la devoción por Itatí de otras "reinas y señoras que fascinan de la piel para afuera y hacen delirar a sus seguidores". "María nos atrae para mostrarnos a Jesús, para reencontrarnos con nosotros mismos y con nuestros hermanos".
Citando al evangelio de San Marcos, explicó que "su estilo de reina y señora- de María-, se identifican con el reinado y señorío de Jesús, “que no vino a ser servido sino a servir. Ella es Reina y Señora por su fe y obediencia a la voluntad de Dios".
Stanovnik, uno de los obispos que actuó como secretario de la reunión de la Iglesia Latina en Aparecida, Brasil, señaló que "María es Casa de Dios y puerta del Cielo", lo que implica que, como dijo el Papa en Aparecida, "la Iglesia es nuestra casa! ¡Quien acepta a Cristo: Camino, Verdad y Vida, en su totalidad, tiene garantizada la paz y la felicidad, en esta y en la otra vida!
El obispo remarcó cuánta expectativa se agita en el corazón del peregrino mientras camina hacia el Santuario. "¡Qué conmoción lo envuelve al llegar y postrarse a los pies de la Virgen! ¡Cuántas cosas para confiarle a María! ¡Qué alegría nos da creer en ella y con ella creer en Jesús y en la Iglesia! No existe Jesús sin Iglesia, ni cristiano sin comunidad.
"Hoy queremos entregarle nuestro corazón agradecido, y decirle gracias, gracias tiernísima Madre de Dios y de los hombres, porque miraste con ojos de misericordia por más de cuatro siglos a todos los que te han implorado" expresó parafraseando la oración de la Virgen de Itatí.
Prosiguió, también en alusión a la oración, "en tu casa, codo a codo con tantos peregrinos, y ante ti, Madre, queremos contarte nuestros dolores y confiarte también nuestros pecados. Te suplicamos que mires a estos hijos tuyos que hoy humildemente recurren a ti y atiendas sus necesidades que tú conoces mejor que ellos”.
Reiteró luego, nuevamente, lo satisfactorio de ver tantos peregrinos, "es saber que Cristo mismo se hace peregrino".
Expresó que la Virgen es camino hacia Jesús y facilita encontrar el camino de la Iglesia. "Ella nos recibe en el “hueco de su mano” y nos muestra a su Hijo Jesús. Él es el enorme gozo de María. Ella, Madre y Maestra del encuentro con Dios y con los hombres".
Pero destacó además del alcance religioso de esta festividad, el compromiso al que debe mover la fe mariana, en los diversos ámbitos en los que el cristiano se mueve como la familia, el trabajo, en la calle, la escuela y en los espacios públicos.
"A los cristianos y cristianas, discípulos y misioneros de Jesucristo, nos cabe una enorme responsabilidad en la construcción de una nación, “cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común” sostuvo.
Dijo que la experiencia de compartir en las comunidades tiene que despertar y promover vocaciones que se interesen y trabajen por el bien común, y se integren activa y responsablemente en la vida social, política y cultural de la sociedad. Señaló que la fe en Jesús, la devoción a la Virgen de Itatí debe mover a ese compromiso.
"La ternura de María no es una burbuja de sentimientos pasajeros" señaló sino que muestra que el verdadero encuentro entre los hombres se realiza por el sacrificio de sí mismo a favor de los demás. "Cuánto tenemos que aprender todavía los argentinos para “amar a todos sin excluir a nadie”.
Indicó que no habrá patria para todos hasta que no sientan los argentinos el "irresistible" deseo de reconciliarse, disposición fundamental para trabajar con pasión por la verdad y la justicia. "El camino del encuentro entre los argentinos necesita marcarse de nuevo con la señal de la Cruz. En esa señal de amor, de libertad y de servicio abnegado, brilla “la sabiduría del diálogo y la esperanza que no defrauda”.
Llamó a los correntinos en particular a "prenderse" no sólo de la Virgen María sino además de la Santísima Cruz de los Milagros, cimiento sobre el que Corrientes fue fundado como pueblo de hermanos y hermanas.
"Ante la imagen de nuestra Reina y Señora, renovamos el firme propósito de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, con María de Itatí, junto a la Cruz, y le decimos con las dulces estrofas del himno: “por eso a tu frente ceñimos corona, de Reina y Patrona con grato fervor, pidiéndote en cambio nos des en el cielo divino consuelo corona de amor” concluyó el obispo ante los miles de fieles que tomaron parte de las celebraciones centrales en Itatí.
Miércoles, 16 de julio de 2008