Ituzaingó (1-8-21): El candidato a Gobernador por el Frente Corrientes de Todos, Fabián Ríos, criticó a la alianza que administra los destinos de la provincia y expuso los principios e ideología del modelo que proponen a la sociedad. El ingeniero Fabián Ríos no quería ser candidato en estas elecciones. Trabajando en la gerencia de Aña Cuá, obra hidroeléctrica que generará más energía al país, se siente cumpliendo el “sueño del pibe” como él mismo lo define.
Con 57 años, es uno de los cuadros políticos más importantes que tiene el peronismo correntino. Militante desde 1982, fue concejal e intendente de Capital, diputado provincial, diputado y senador nacional, director del Banco Nación, entre otros cargos.
Hace un año su destino fue Ituzaingó y a partir de allí comenzó a tomar distancia de lo que sucedía en la interna del Partido Justicialista (PJ) y en la política de la provincia.
Tras varias negativas y viendo que su partido comenzaba a unirse, con la intervención de Juan Zabaleta, decidió aceptar el reto y ser el candidato a Gobernador por el Frente de Todos.
Hoy sus días transcurren entre la obra de Aña Cuá y los desafíos de una campaña corta pero demandante.
Siente que pelea en desventaja. Se queja del aparato publicitario del Gobierno provincial. Dice que maquillan con marketing obras prometidas y abandonadas y señaló al puerto de Itá Ibaté como ejemplo.
Dejó de lado las diferencias ideológicas y de principios políticos con el senador nacional Carlos “Camau” Espínola. “Se sumó al objetivo de todos y con eso es suficiente”, argumentó.
Apoya a Gustavo Canteros. Pide una oportunidad al electorado. Contrapone un modelo diferente al de ECO y lo responsabiliza de la falta de políticas de empleo y de industrialización de la provincia.
Candidato a Gobernador siente que vino a poner la cabeza en una elección en que las encuestas y sondeos de opinión no le sonríen.
Piensa, cree y lucha por un modelo de provincia diferente. Está convencido de poder hacerlo. Explica, en una cita a Néstor Kirchner, cómo sería su gobierno: “Fuerte con los poderosos y complaciente con lo débiles”.
Se lo ve muy cómodo en Aña Cuá…
Una de las intenciones políticas es que Corrientes no le dé la espalda a esta obra, que se involucre y que saque sus ventajas económicas. La presencia de ustedes (por los periodistas) ayuda. En lo personal, cualquier profesional de la ingeniería que tuvo la suerte de llegar a un nivel universitario sueña con encabezar una de estas obras… y en el mundo hay muy pocas. Tener la posibilidad de gerenciar una infraestructura de estas características es “el sueño del pibe”.
Entonces… ¿Por qué es candidato a Gobernador?
Porque existe una responsabilidad mayor con mi provincia, con el peronismo. Es la motivación de representar un proyecto transformador que involucre a todos los correntinos. Estar en Aña Cuá es un reto profesional enorme pero representar a un proyecto renovador, como lo es nuestro frente, es un compromiso que no se puede eludir. Cuando arranqué en la política, en el Centro de Estudiantes de la facultad, no pensaba en ser gerente de Aña Cuá sino en gobernar y volcar en beneficio de la gente toda la experiencia que uno pudo acumular.
En una mano tiene a la obra más importante que está llevando adelante el Gobierno nacional. Y en la otra a la posibilidad de Gobernar la provincia. ¿Es más fuerte lo político que lo profesional?
Sin duda. El 1 de agosto será un año que estoy en Aña Cuá. Pero en la militancia política vengo desde 1982, desde la universidad. Pesa.
¿Están en desventaja en estas elecciones?
Sí. Hay desventajas que son claras. En la oposición, el método de comunicación con la gente es la militancia, las recorridas. Hoy ese camino tiene claras restricciones. También está atado a la publicidad. Y la permanencia es una herramienta: Gustavo Valdés lleva casi un cuarto de siglo participando del poder y el gobierno de la provincia. En este último tiempo, el presupuesto per cápita por habitante en el rubro publicidad del Gobierno creció a un ritmo mayor que el presupuesto per cápita de acción social. Pareciera que la publicidad pesa más que la acción directa sobre las necesidades de la gente. Eso te da ventajas comparativas a la hora de ir a un proceso electoral.
¿Haber conformado la lista de candidatos a último momento no es ventaja para el oficialismo?
No. No es darle ventaja. Es asumir las limitaciones que uno puede tener y utilizar y optimizar los tiempos y recursos.
Lo encontramos a usted acá, en Yacyretá, en su trabajo. El Gobernador está a unos cien kilómetros haciendo campaña. ¿Tampoco es darle ventaja?
No. Tampoco es darle ventaja. Nosotros no actuamos como una generación de puesta en escena en términos políticos. Actuamos con realidades concretas que permitan valorar a los correntinos. ¿Tendrá gimnasia? ¡Qué miércoles! En un cuarto de siglo seguramente la tiene. La gimnasia electoral, la publicidad, los jingles se contraponen con las realidades. El Gobernador está a 100 kilómetros pero acá, a 70 kilómetros, hay un puerto que fue parte de su puesta en escena, que lo puso como eje de su campaña hace cuatro años pero hoy no existe. Las obras están abandonadas, sepultadas por yuyos y tierra al igual que el sueño de un montón de gente. Y cuatro años después el Gobernador aparece y habla sobre el puerto de Ituzaingó… ¿y el de Itá Ibaté? Los sueños destruidos por las promesas que se dicen en campaña deben tener algún valor. A 70 kilómetros, la misma promesa con cuatro años de diferencia. Cuando las promesas no se cumplen, las campañas políticas terminan siendo un fraude.
¿Lograron la unidad del Partido Justicialista? ¿Alguien quedó afuera?
Todos están convencidos, no tanto en términos de pejotismo, sino de unidad. Unidad para qué. Con respeto y humildad interpelamos a la sociedad que invirtió casi un cuarto de siglo en un modelo político. Tal vez no sea mucha la pérdida en ilusiones, en sueños, en mirada hacia el futuro si nos da la oportunidad o invierte los próximos cuatro años en otro modelo. Ese es el mensaje que le queremos dar a la gente: que nos den la oportunidad, la posibilidad.
En un primer momento usted se negó a ser el candidato a Gobernador. ¿No siente que está poniendo la cabeza en estas elecciones?
No. Jugar en el peronismo implica poner el cuerpo, tomar riesgos, avanzar, saltar vallas, superar dificultades. En algunos momentos lo hicimos, algunas veces mal, pero hay un compromiso de vida de intentar. No se trataba de decir “no, no quiero ser”. Primero debíamos aglutinar a los sectores que tuviéramos un interés común de cómo hacer las cosas. No pasaba por mi cabeza ser candidato a Gobernador, quería estrictamente que primero construyamos, juntemos voluntades porque, o si no, esto se transformaría en un Juan contra Pedro.
Dijo que hay un modelo que lleva un cuarto de siglo y ustedes que encarnan uno diferente… ¿son tan antagónicos?
Son dos modelos absolutamente distintos. Entendemos que uno de los problemas estructurales de Corrientes es el empleo. No sólo la falta de empleo, sino el fuerte impacto del trabajo “en negro”. Cuando tuve la oportunidad de encabezar una oferta similar a esta, los números duros indicaban un 50% empleo sin registrar que se elevaba a un 70% en pueblos y zonas rurales y que llegaba, por ejemplo, en el trabajo doméstico al 90%. En 2021, a más de una década, los números duros en Corrientes son los mismos.
¿Qué significa la incorporación de Gustavo Canteros? Él es parte de este gobierno al que usted critica…
Significa coincidir en la construcción de un modelo distinto, hablar con naturalidad de los problemas estructurales y de las transformaciones que se deben realizar. Gustavo Canteros contrapone en Capital una oferta electoral. No consiento, me rebela cuando (desde el oficialismo) hablan de la protección de la juventud, dicen que la juventud es el futuro. Sin embargo el Gobierno municipal destrozó dos ejes claves para el desarrollo de la juventud relacionados a la prevención de las adicciones o para sacarlos de ellas. Destrozó y sepultó los dos institutos más grandes que generamos, con profesionales, con salida laboral. Hablan de la protección de la familia, de prevenir y luchar contra la violencia familiar pero cerraron un refugio, se lo pasaron a la Provincia, se sacaron de encima la responsabilidad y hoy es una oficina pública.
El Ministro (Secretario General de la Gobernación) Carlos Vignolo dijo que lo de Canteros fue un transfuguismo político. Usted tuvo como viceintendente a la liberal Ana María Pereyra, quien llegó a su banca de diputada de la mano del PJ. Sin embargo se pasó al oficialismo. ¿Ella qué es para usted?
Cada uno define los objetivos de lo que quiere lograr con la sociedad. Si hablara de términos de transfuguismos políticos… Años atrás, época sacó en tapa, en el triunfo electoral de (el exgobernador) Arturo Colombi, a Vignolo festejando junto a Aníbal Fernández. ¿Eso es transfuguismo político?
¿Cuál es hoy su lucha política?
Transformar la provincia. Apelo a los correntinos: en un cuarto de siglo, con el actual modelo lo intentaron y no lograron las transformaciones estructurales a las que se comprometieron. Les pedimos inviertan en otra visión y otros caminos, otra manera de hacer las cosas. Que hagan la prueba. Tal vez pueda ser una buena inversión.
Relación con “Camau”
¿Cuál es hoy su relación con ‘Camau’ Espínola? Usted reconoció tener diferencias de principios e ideológicas…
La relación está bien, es madura. Reconocemos objetivos políticos para el conjunto de la sociedad. A la gente le importa muy poco nuestra relación, lo que le interesa son las transformaciones, el progreso.
“Camau” Espínola parece contar con muchos votos fuera del PJ pero con poco respaldo dentro del partido. Ríos es, casi con seguridad, el cuadro político más importante dentro del peronismo correntino pero no alcanza a convencer al electorado independiente, precisamente lo que necesitan para ser gobierno. ¿Comparte esta teoría?
Sí, la comparto. Creo que tengo el acompañamiento del peronismo y de los sectores sociales. Por eso apelo a ese sector del electorado que no nos acompaña. Le digo que la transformación es posible, que toda acción de gobierno no puede ser respondida por odios o amores, sino sólo por los intereses de los correntinos. Si estamos de acuerdo, no nos miren como hombres y mujeres de un espacio político con los cuales no tienen coincidencia. Denos la oportunidad. A ese sector que dice “son kirchneristas, no los voto”, apelamos a su humanidad. Somos correntinos, tenemos buena fe, queremos aportar a toda la sociedad. Hay un sector político que lleva un cuarto de siglo en el poder y no sólo no construyó, sino que destruyó valores esenciales. Dennos la oportunidad. Cuatro años, en 25 no son muchos.
La frase de Kirchner
¿En el Frente Corrientes de Todos están hoy únicamente aquellos que comparten la misma idea del modelo político?
Nuestra visión es la de la ética del Estado. A mí me la enseñó Néstor Kirchner con una sola frase: ‘El Estado tiene que ser duro y firme con los sectores poderosos y condescendiente con los sectores que tienen necesidades’. El Estado correntino no tiene ni ha tenido esa figura en este último cuarto de siglo. Me dicen ‘ustedes no apoyan al sector ganadero, exportador de Corrientes’. No es cierto. Queremos acompañarlo, ayudarlo, pero con una relación fuerte, tensa. Los correntinos, con los malos salarios que tienen, no deben pagar la carne al precio de exportación a China. Esto no significa combatir a los más poderosos, sino decirles que ‘lo de ustedes está bien pero quien necesita una mano tendida es el otro’.
El tweet del Hospital de Campaña
En el inicio de la construcción del Hospital de Campaña, escribió un tweet en el que expresó su rechazo a esa construcción en el Hogar Escuela. ¿Se arrepiente de aquel comentario?
No. El momento en el que me preguntás es distinto y extremadamente delicado. Hoy estamos con las secuelas del COVID-19 y con demasiadas familias que han sufrido. Uno tiene ganas de sacarse la pregunta de encima porque mide la dimensión del dolor. A mí no me gustan los daños colaterales. Se hubiera podido montar el Hospital de Campaña en otro lado, como lo hicieron en todo el país. No había necesidad de desalojar a 200 chicos que en muchos casos no tenían hogar al cual volver o que estaban allí porque sufrían situaciones de violencia o abuso sexual en sus casas. No puedo justificar que el COVID signifique aceptar el costo de estos 200 chicos como daño colateral. Ningún Hogar Escuela se cerró en el país. Todos siguieron cubriendo y duplicando las atenciones de los chicos para no generar contagios o transmisiones a los mayores.
En Argentina ninguna escuela se cerró para actuar como lugar de internación para personas con COVID. Sólo ocurrió en Corrientes. Las cosas se pudieron haber hecho de otra manera.
Fuente: Diario Época
Por Carlos Simón y Gustavo Gamboa
Domingo, 1 de agosto de 2021