Los presidentes firmaron un documento con su "disposición de consolidar en Sudamérica una zona de paz", libre de amenazas externas. Pero la cumbre no dio tregua: Uribe y Chávez se agredieron a más no poder; Lula enfureció con Correa; y CFK medió en rol de anfitriona. La postura de cada país. Uribe contra todos.
El lujoso hotel Llao Llao, a 30 kilómetros de Bariloche, fue el escenario para que los presidentes reunidos en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) tuvieran siete horas de un encendido debate sobre las bases militares estadounidenses en Colombia. Álvaro Uribe y Hugo Chávez se agredieron todo lo que pudieron; Lula da Silva enfureció con Rafael Correa, y Michelle Bachelet y Cristina Fernández de Kirchner intentaron mantener el decoro intercambiando sonrisas.
La cumbre extraordinaria de la Unasur finalizó con la firma de un documento en el que la organización instruye al Consejo de Defensa para diseñar medidas de fomento de la confianza, la seguridad y las garantías en una reunión que tendrá lugar el próximo septiembre.
En cinco puntos, el texto reafirmó la "disposición de consolidar en Sudamérica una zona de paz" y se pronunció en rechazo el tráfico de armas y el narcotráfico". Asimismo, el texto reafirma que "la presencia de fuerzas militares extranjeras no puede, con sus medios y recursos vinculados a objetivos propios, amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación suramericana y en consecuencia la paz y seguridad en la región".
Para llegar a la elaboración de ese texto sin conclusiones contundentes, los presidentes se enredaron en disputas telenovelescas, airadas y, por momentos, muy entretenidas.
Cristina Fernández, quien ofició de anfitriona, dio la bienvenida a los mandatarios en el hall central y luego, en el Salón Bustillo, inauguró formalmente el encuentro. "El objetivo es preservar a nuestra América del Sur como una región de paz, una región donde las doctrinas de unilateralidad no venga a perturbar”, dijo Cristina, mientras los mandatrios se terminaban de acomodar en el salón.
La jefa de Estado fue la única, junto a Bachelet, que evitó declaraciones "altisonantes" y pidió "fijar una doctrina uniforme" respecto a la presencia de bases norteamericanas en la región. En su segundo discurso, luego de las intervenciones de distintos mandatarios, ratificó: "No es un problema de consenso el que tenemos, sino de confianza. Lo peor que nos puede pasar es que se afecte la unidad de la Unasur y no arribar a ningún resultado ni conclusión".
Posteriormente, CFK le pidió al presidente colombiano, Álvaro Uribe, que alcance a los cancilleres de todos los países el documento firmado con Estados Unidos: "Remitámonos a los hechos, no a lo que dijo uno u otro. No estamos hablando de problemas filosóficos, sino de aviones, radares, armamentos, cosas verificables".
Fernández de Kirchner explicó, además, que su objetivo es conformar un documento que siente los principios sobre la presencia de bases militares extranjeras a la región en cualquier parte de América del Sur, y que no se trata de ser "anti Estados Unidos ni anti ningún otro país".
CUMBRE NAO TEM FIM. El presidente brasileño, Lula da Silva -quien avaló la idea de pedir explicaciones a Barack Obama sobre las bases yankis en Colombia-, explotó de furia pasadas las 16.30. Víctima de su descarga fue Rafael Correa, aunque al mandatario brasileño se lo veía muy disgustado también con la paciencia de Evo Morales y las referencias históricas de Chávez.
A esa hora, Correa propuso hacer un receso de treinta minutos para que los cancilleres redactaran un acuerdo a firmar por los mandatarios. Colorado y con gestos ampulosos, Lula dijo que, para ese momento, la reunión podría haber finalizado si se hubiese ido al grano desde el principio.
"Cuando estábamos llegando a la formulación de un documento nosotros abrimos la discusión otra vez. No tenemos el derecho a estar un día entero discutiendo", enfatizó. Además, criticó el ámbito en el que se realizó esta cumbre de la Unasur: "Yo no creo en una reunión con la televisión transmitiendo en directo, cada uno hablando a su público no tiene buen resultado".
SILBANDO BAJITO. Para el momento en el que Lula se quejaba por la extensión de la cumbre y Evo decía querer irse a visitar "esa hermosa montaña nevada", dos jefes de Estado ya habían abandonado la sala.
El presidente de Perú Alan García, y su par de Uruguay Tabaré Vázquez, partieron hacia sus respectivos países alrededor de las 17, desde el aeropuerto de Bariloche. Ambos presidentes abandonaron el cónclave en plenas deliberaciones y se retiraron en aviones de la fuerza aérea de sus respectivos países.
En principio, estaba pautado que Chávez acompañara a Tabaré en su regreso a Uruguay, pero el venezolano decidió permanecer hasta el final de la cumbre de la Unasur. El viaje era para inaugurar las obras del nuevo Instituto Nacional del Cáncer (INCA), en cuya construcción el Gobierno venezolano colaboró con 3 millones de dólares.
Sábado, 29 de agosto de 2009