En terapia sexológica consideramos fundamental que la persona conozca bastante bien la forma en que responde a una situación sexual. Dicha situación puede producirse tanto de forma individual, como en pareja o colectivamente. El ciclo de respuesta sexual suele ser distinto para hombres o mujeres. En la consulta hemos podido comprobar que, aunque existen tendencias y generalidades —dependiendo si se es hombre o mujer—, cada persona cuenta con su propio ciclo y peculiaridades.
M. A. Martín
La excitación es la primera fase del ciclo de respuesta sexual. Cuando una persona se encuentra en una situación erótica, si no se produce ninguna interferencia, habitualmente su cuerpo responde con excitación, de una forma más o menos espontánea o automática. Empiezan a surgir manifestaciones físicas de esta fase de la respuesta sexual. En el caso del varón, el pene va creciendo y endureciéndose hasta llegar a la erección. Los testículos van ascendiendo y la bolsa que los contiene (escroto) comienza a engrosarse. Asimismo, los pezones pueden volverse más firmes y ponerse erectos. El ritmo cardiaco y la presión sanguínea aumentan, también lo hace la tensión muscular y nerviosa en general. Con todo esto, aumenta la rigidez de la erección del pene y puede llegar a su plenitud.
En el caso de las mujeres, entre los cambios físicos que se producen se encuentra la lubricación de la vagina, y los dos tercios interiores de la misma se expanden. Por otra parte, los labios externos de ésta se hinchan y se retiran de la abertura vaginal, mientras que los labios interiores se tornan más gruesos. El útero se desplaza hacia arriba y los pezones llegan a la erección. También aumenta ligeramente el tamaño de las mamas y puede aparecer rubor sexual en una de cada dos mujeres. Aumenta el ritmo cardiaco y la presión sanguínea, así como la tensión neuromuscular en general.
Esta fase marca el principio del ciclo de respuesta sexual y se caracteriza principalmente por los cambios físicos producidos merced a la información erótica que la persona está recibiendo. Paralelamente, a nivel mental o psicológico, la persona puede estar generando fantasías que le gustaría realizar con respecto a la actividad sexual. Huelga decir que si la persona está acompañada, las fantasías pueden estar asociadas, o no, con la otra persona. Si se encuentra en contacto físico con ella, puede estar experimentando sensaciones muy placenteras que retroalimentan la excitación, le llevan a una experiencia más intensa y la prolongan.
Sin embargo, a veces la excitación se ve bloqueada por pensamientos represivos, por ejemplo, o por considerarse inadecuado el momento para ésta. Puede presentarse alguna idea que le "enfría", por decirlo así. En algunas personas tales pensamientos pueden producir disfunción eréctil, en el caso del varón, y problemas en la excitación en el caso de la mujer, situación que será complicado disimular. Lo recomendable siempre es intentar centrarse en la experiencia sensorial, en las sensaciones que se están produciendo en cada cual. Si los pensamientos o las ideas son tan fuertes que imposibilitan el funcionamiento sexual, se recomienda acudir a terapia sexológica para solventar el problema.
Asimismo, existen personas (más a menudo varones) que en cuestión de un momento se ven desbordadas por la intensidad de su excitación. Tenemos, por ejemplo, casos de hombres que padecen "eyaculación precoz". A pesar de que esta disfunción es considerada propia de la fase del orgasmo, su origen se encuentra en la fase de excitación. Para estos varones, en particular, es de primordial importancia conocer sus procesos de excitación para, entre otras cosas, realizar una mejor gestión de los mismos. Ello, a la postre, suele llevarle a un mayor control eyaculatorio.
Sábado, 10 de octubre de 2009