Sanguíneo y temperamental como siempre, la vuelta del ex secretario de Agricultura, Miguel Campos, a la exposición pública viene de la mano de un cultivo que impulsa desde que estaba al frente de la cartera agrícola: el bambú.
En el contexto de la visita de Al Gore a la Argentina y el congreso forestal mundial, el intendente de Tigre, Sergio Massa, anunció el martes 20 que el municipio iba a implantar cien hectáreas de su dominio con esta especie, que combina características forestales con las de un cultivo agrícola. "Es la nueva soja", se entusiasma quien hasta hace poco se desempeñara en el ámbito del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
"El bambú nos plantea la posibilidad no ya de agregar valor, sino de construir valor. Con el bambú podemos participar tanto del mercado de bonos de carbono como del desarrollo social, porque los usos son tan amplios que van desde chips peleteados para que en Europa los usen en sus salamandras, a la construcción de viviendas y puentes, pasando por los muebles o la generación de energía renovable", dice Campos, que reconstruye rápidamente la historia del emprendimiento.
"Cuando estaba en Agricultura formamos el foro de la cadena de bambú. El problema es que no hay había tal cadena, porque había que desarrollarla. Por eso cuando pasé a Ciencia y Técnica armé con el ministro Lino Barañao un Grupo Estratégico, que trabajó en cuatro líneas: la genética, para saber qué especies se adaptan a nuestro clima y cuáles tenemos disponibles aquí; una segunda vinculada a cogeneración de energía y cambio climático; una tercera para los usos del bambú, y una cuarta para ocupación territorial y desarrollo social", relata.
"Pero hacía falta un plan piloto "pesado", y cuando se lo planteé a Massa, la idea le encantó, porque articula muy bien con toda la parte turística y con la logística del puerto", apunta. Lo concreto es que el martes a las 19:00 el proyecto fue presentado en sociedad por el intendente.
"El potencial es altísimo, porque, solamente en islas, Tigre posee 220.000 hectáreas, mientras que, por ejemplo, San Fernando tiene 700.000. Y a esto hay que sumar la parte del Delta de Zárate-Campana", comenta. Por lo pronto, hay un grupo inversor que instalará un vivero de bambú, que podría proveer la plantación de 10.000 hectáreas anuales.
También esperan despertar el interés de inversores europeos que necesitan compensar las emisiones de dióxido de carbono en el viejo continente. "Ojo que la tasa de crecimiento del bambú es impresionante. Una hectárea puede generar unas 20 a 30 toneladas de materia seca. El bambú gigante crece 30 metros en el término de seis meses", apunta este ingeniero agrónomo que vuelve al ruedo público de la mano de un emprendimiento que lo tiene en vilo desde hace años.
Domingo, 25 de octubre de 2009