Bs. As. (5-5-24): Una elección municipal, la primera en la era libertaria, refleja las tensiones en un sistema político en recomposición. UP espera sostener sus 33 votos en la Cámara Alta y seducir cuatro voluntades más para voltear la Ley Bases. Córdoba, en el centro de la escena.
Por Ariel Basile
Presidencia de la Nación
Si la victoria electoral de Javier Milei puso en jaque a todo el sistema político, desde mañana habrá dos escenarios donde se podrá analizar cómo se recompone el rompecabezas.
Por un lado, claro, el Congreso Nacional, donde las miras están puestas en el Senado y el tratamiento de la ley Bases. Por otro, los cierres de lista para una elección municipal, que a priori pareciera de baja trascendencia, como lo es Río Cuarto, pero que tiene dos particularidades: serán los primeros comicios de la era libertaria y se podrá mirar a escala los crujidos y reacomodamientos de la política nacional. De yapa, como bonus track, queda flotando la necesidad para el peronismo de repensar sus estrategias en Córdoba, para que no sea un Waterloo constante en cada balotaje presidencial.
Veinticuatro elecciones distintas
Las elecciones municipales de Río Cuarto serán el 23 de junio para suceder al intendente Juan Manuel Llamosas, alineado con el gobernador Martín Llaryora. Y el primer síntoma de que podrán ser un espejo nacional se dio con la postergación del plazo para inscripción de candidaturas. Debían estar cerradas ayer, y se estiró hasta mañana a las 10. Más allá de la obvia nacionalización que tendrán esos resultados, aparecen tensiones y rebotes del astillado de los partidos tradicionales que siguen tratando de despertarse el KO que les propinó La Libertad Avanza (LLA) el año pasado.
Por partes. El PRO no se inscribió en ninguna alianza. El dato refleja que Juntos por el Cambio se derrumbó y que no se presenta como tal en la provincia que la vio nacer. La alianza entre radicales y amarillos se hizo trizas, y cada cual marcha por separado. El partido de Mauricio Macri esperaba hasta agotar el tiempo para definir su estrategia sobre varias posibilidades: asociarse a los libertarios, a los radicales, jugar en soledad o directamente no jugar. Anoche, la decisión que decantaba era esta última, desentenderse de la segunda ciudad cordobesa y a lo sumo dar libertad de acción a dirigentes locales.
La traducción nacional es el berenjenal en el que está envuelto el partido de Macri, que es elogiado en público por Milei aunque luego eso no se hace carne en la práctica política. “Los funcionarios que fueron nombrados en el Gobierno están más a pesar del PRO que gracias al PRO”, dice el expresidente puertas adentro.
El líder del partido mira al libertario cada vez con más recelo y en silencio. Aunque ante los íntimos reconoce que en materia económica el nuevo Presidente está haciendo lo que él no hizo al llegar a la Casa Rosada, se van acumulando hechos en los que cree que Milei está equivocado. La gota que rebalsó el vaso fue la nominación del juez Ariel Lijo para ocupar un lugar en la Corte Suprema.
Por lo pronto, Macri apunta a asumir en dos semanas la presidencia del partido, normalizar la situación en las cuatro provincias en las que el PRO está intervenido (Tierra del Fuego, Mendoza, Salta y Tucumán) y después, en tal caso, opinar sobre lo que considera errores de Milei. En lo programático, el sello de origen porteño debe recuperar identidad a riesgo de que la licúen los libertarios, con la dificultad que arrojan los sondeos de opinión: el electorado PRO pide que acompañe al Gobierno en sus reformas del Estado.
Para salir del laberinto, una alianza con LLA sigue arriba de la mesa, de todos modos, y los amarillos tienen una carta para ofrecer: un armado territorial del que los libertarios carecen. De regreso a Río Cuarto: el espacio de Milei no tendrá candidatos, otro espejo de las dificultades de salir del personalismo del Presidente. El fortalecimiento de la figura del cordobés Gabriel Bornoroni como titular del bloque en Diputados no alcanzó para lanzar una figura competitiva en su provincia. En esas cuestiones, la carrera 2025 ya está en marcha, y en el PRO observan que Milei deberá buscar figuras fuertes en CABA y en Buenos Aires, donde se renuevan senadores.
“El año que viene no es una elección, son 24 elecciones distintas, y va a pesar lo territorial. Ahí Milei va a tener un problema, no se va a poder poner 24 campañas al hombro. ¿Dónde va a jugar Karina, en Buenos Aires o en la Ciudad? Milei tiene una hermana, no dos, ni cinco, ni veinticuatro. Tiene una”, analizan en cuarteles del PRO, donde ruegan por la continuidad de las PASO para que no se multipliquen candidatos que desafíen la conducción de Macri.
Una piedra en el zapato del PJ nacional
Como adelantó este medio días atrás, el peronismo se fragmentó en la segunda ciudad cordobesa. Pelea de damas, con ríos subterráneos de índole familiar, separaron a Natalia de la Sota y a Adriana Nazario, última pareja de José Manuel de la Sota, padre de la primera.
Natalia de la Sota apoya Guillermo de Rivas, candidato oficialista, sindicado en el PJ cordobés de Llaryora. Nazario se lanzó por su cuenta y rompió al PJ, aunque ahora podría declinar su candidatura a pedido del mandatario. También agotará el reloj hasta mañana a las 10, mientras sigue negociando. La expareja del exgobernador de la Sota fue diputada nacional y dos veces ministra del gobierno provincial, primero de Economía y luego de Producción y Trabajo. Una curiosidad, los avales a Nazario: el MID, referenciado en la diputada libertaria Cecilia Ibáñez; Libres del Sur, País, Fe, el Partido Solidario y Jóvenes Solidarios, con vinculación con la iglesia evangélica.
Aunque el llamado cordobesismo tiene una lógica independiente del PJ nacional, las divisiones asoman en ambos casos. También con dilemas a resolver. Por caso, la aparición de Cristina Kirchner hace una semana en La Plata la colocó por encima de la interna (aunque en lo gestual congeló a Axel Kicillof) pero le dio aire a Milei para tener un rival directo con quien confrontar en momentos en que el repunte de la actividad no asoma (mucho menos en V) y ya las encuestas empiezan a mostrar una menor confianza en su gestión por parte de quienes lo votaron. Lo advierte el último informe de la Universidad Torcuato Di Tella: tras arrancar en diciembre con valores superiores a quienes lo antecedieron, Milei ya descendió en el índice de confianza a guarismos más bajos que los que Macri o Alberto Fernández tenían para este mismo lapso de gestión.
Río Cuarto también deja a la vista otro problema para el PJ nacional: si no construye una alternativa que dispute poder y corra de los márgenes conservadores al cordobesismo, podrá ser sucesivamente la explicación de la derrota en cada elección presidencial. Por lo menos si llega al balotaje, alternativa que podrá perpetuarse en escenarios de tercios o de cuartos. Ya lo había sufrido Daniel Scioli contra Macri. Y el año pasado lo padeció Sergio Massa, que perdió 74-26 contra Milei en esa provincia. La diferencia allí fue 1,1 millones de votos. Ese caudal que regala en Córdoba puede atormentar al PJ en cada segunda vuelta. La alergia al kirchnerismo de ese electorado atenta contra cualquier proyecto nacional.
En 2023, un informe enviado a Unión por la Patria buscaba anticiparse. En las elecciones provinciales de junio de ese año, el kirchnerismo con la lista "Creo en Córdoba de Todos" obtuvo el 2,20%. Si bien fue una elección polarizada entre Llaryora y Luis Juez, la fórmula K no salió tercera, ni cuarta, ni quinta, ni sexta. Fue séptima, superada incluso por los votos en blanco.
El binomio y la lista fue articulada entre La Cámpora y Carlos Caserio, quienes lograron tener una mayor representación de funcionarios y legisladores que los que marca el resultado electoral, con mayoría de dirigentes de la capital provincial, pese a que en esa ciudad, de 1.130.000 electores, la lista Creo en Córdoba obtuvo 14.431 votos (los votos en blanco fueron 17.372).
“El acuerdo es funcional para el cordobesismo porque no le impide ganar las elecciones. Pero también es funcional para los K, porque sus referentes siguen estando en los cargos: diputados nacionales, lugares en reparticiones nacionales con asiento en Córdoba, etcétera. Además, tienen gente nombrada en el propio gobierno provincial”, mencionó a Ámbito un dirigente de Río Cuarto que estuvo ligado al kirchnerismo, como Eduardo Di Cola, exdiputado nacional y primer titular del Correo Argentino una vez recuperado por el Estado, allá por 2003.
“Una cosa es clara: cualquier proyecto nacional que encaremos no puede hacerse con el condicionamiento que sean los dirigentes de Córdoba los que definan el triunfo o derrota a nivel país. Muchos me preguntan: ¿Qué les pasa a los cordobeses? Reciben un discurso monocorde, todos les dicen lo mismo y van por el miso electorado: el cordobesismo, el PRO, la UCR y ahora los libertarios”, agregó.
Si el desbalance de Córdoba fue letal para Massa, hoy el excandidato presidencial mantiene el perfil bajo, abocado a su consultora, con trabajos a nivel regional, incluido pedidos por el gobierno brasileño de Lula sobre temas energéticos. No opina sobre la aparición de Cristina, ni sobre la puja entre La Cámpora y Kicillof, aunque sigue articulando desde su oficina de Libertador. “Hay que repensar el espacio, acá no sobra nadie. Al revés, falta gente, y que haya más albañiles que arquitectos, que estén dispuestos a ir poniendo ladrillo por ladrillo”, dice a quienes lo visitan. Mantiene diálogo con Máximo, con gobernadores y hasta con Nicolás Del Caño, y la tesis que baraja es que el empobrecimiento de la clase media está ligada a la abrupta devaluación inicial, aunque una crisis social es imposible de predecir. También sostiene que no habrá apertura de cepo porque ni el FMI, ni el BID y mucho menos el Tesoro estadounidense aportarán los dólares por los que ruega Luis Caputo. El swap chino, ni por asomo.
La nueva ingeniería, cree, deberá anclarse en algunos ejes, que ya pone en papel: construir vehículos de comunicación con la sociedad, rearmar diseños y organización política, crear nuevos significantes que vuelvan a seducir. “La coalición, sí, pero tiene que ser vertical”, menciona a sus interlocutores, en relación a la continuidad de un frente panperonista. La paralización de la gestión de Alberto Fernández, loteada por espacios políticos enfrentados en la diaria, es uno de los puntos que, analiza, llevaron a la emergencia de Milei. “Ganó un actor que puso en crisis el sistema político. Atrás del derrumbe del sistema político hay un derrumbe institucional”, es la lectura que ensaya Massa, abocado ahora a la presentación de su libro a finales de mes, acompañado de Jorge Asís y de los editores de Planeta.
Ley Bases: una moneda al aire
Los radicales en Río Cuarto estuvieron al borde de la fractura, pero lograron concertar la unidad en función de la candidatura de Gonzalo Parodi. Hubo tensiones con Gabriel Abrile, derrotado en la interna, quien amagó a unirse a los libertarios. Pero se quedó en la UCR.
La cercanía del radicalismo con LLA también es una de las intrigas de la política nacional, ya con la Ley Bases en el Senado a la vuelta de la esquina. “No quiero hacer futurología. Mi impresión es que la llave la tiene Lousteau. Si vos ves la conducta que tuvieron en Diputados los representantes de los gobernadores de Neuquén, Río Negro, de Chubut, Misiones y Santa Cruz, y en el Senado hacen lo mismo, vamos muertos”, mencionó a este medio una de las principales espadas de UP en la Cámara Alta.
Las negociaciones se aceleran en el Senado, y el peronismo tiene una prueba de fuego. Tras los petardos enviados por el ministro del Interior Guillermo Francos y la vice Victoria Villarruel al bloque panperonista para fracturar adhesiones, mañana habrá una reunión del bloque para garantizar los 33 votos sin fugas. Las tres provincias apuntadas son Catamarca luego de las declaraciones del gobernador Raúl Jalil, Santiago del Estero y Tucumán. En el espacio que comandan José Mayans y Juliana Di Tullio no solo se entusiasman con sostener los 33 votos, sino con seducir las cuatro voluntades que le faltarían para voltear, otra vez, la ley ómnibus de bolsillo.
Los senadores que escuchan ofertas son los provincialistas. Las mayores dudas son Santa Cruz, Misiones. Y los cordobesistas. “El tema es que en cuatro meses ya lo conocimos a Milei, es difícil creer que después va a cumplir con cualquier acuerdo”, explicó un legislador que responde a un mandatario provincial, que no obstante necesita oxígeno en las cuentas para que no se le incendie el pago chico.
Si no logran los 37 votos, el Plan B es introducir las modificaciones que hagan falta en facultades delegadas, en el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI, el punto más álgido del debate, con voces a favor y en contra) o en el capítulo tabacalero agregado contrarreloj. Un objetivo más modesto: que el proyecto retorne a Diputados. Lo mismo con el paquete fiscal en lo que concierne a la reimposición del Impuesto a las Ganancias, donde los patagónicos ya plantearon reservas. El Plan C es más jugado y puede tener como protagonistas a los diputados, ya que se investiga si se adulteraron las actas de la votación por el apartado del tabaco (cruzado de lobby). De confirmarse los “errores”, podría haber pedidos de retorno y hasta una judicialización para invalidar la decisión en la Cámara Baja.
Demoras que alargarán el debate, que pueden ofuscar a Milei con reacciones impredecibles y que pueden además poner en riesgo el Pacto de Mayo, previsto para Córdoba. De nuevo, en el centro del escenario.
Domingo, 5 de mayo de 2024