El verano es una de las estaciones en las que se da más actividad sexual. El estado de ánimo de la gente en general mejora debido a la proximidad de las vacaciones y la ampliación de la duración del día frente a la noche, y eso hace que haya mayor predisposición a desatar la pasión, incluso para los que durante el otoño andaban más inhibidos. Para muchos adolescentes y jóvenes estos meses veraniegos les brindan la oportunidad de iniciarse en el terreno sexual y de mantener encuentros íntimos en otros lugares más cómodos (playa, camping, montaña, hoteles) que el limitado espacio del coche, opción predilecta del invierno.
Esta época y su oleada de calor correspondiente hacen que nos precipitemos a las playas y a las piscinas, lugares donde no sólo poder refrescarse de las altas temperaturas, sino también poder desprenderse de la ropa con facilidad sin que sea censurado socialmente, y disfrutar durante unas horas del deporte, de los paseos y de las charlas con la desnudez de los cuerpos sin ningún tipo de tapujos. No obstante, aunque no haya agua de por medio, los calores estivales propician el llevar vestimentas insinuantes y transparentes, sin que todo ello pase desapercibido para todos aquellos que dedican estos meses a desplegar sus encantos para seducir y ser seducidos.
Sí, definitivamente el verano es un buen momento para ligar, vayas donde vayas siempre hay una terraza abierta donde poder relacionarse y “fichar” posibles candidat@s al flirteo, o al menos recrearse la vista, que no hace daño a nadie. Por otro lado, también son las fechas del culto al cuerpo, la tan conocida “operación bikini”, las rebajas al 50%, los anuncios de bronceados de cine, el filón para los centros de estética que atienden a los que deseosos de lucir tipito o angustiados por quitarse esos michelines de más se hacen clientes asiduos, etc., parece que todo gira en torno a un despertar del narcisismo y la necesidad de gustar más que nunca.
Después de todo este preámbulo, quizá no sea extraño comprobar que en general el deseo sexual se acrecienta. Pero ¿qué hace que en verano aumente la libido realmente?. Existen varios factores que contribuyen en este sentido:
* El aumento del protagonismo de determinadas hormonas que responden positivamente al sol y al buen tiempo. La testosterona, hormona que estimula el deseo sexual, alcanza sus niveles más altos durante el verano dado que responde a los estímulos de la luz. La serotonina y la endorfina están implicadas en la sensación de placer, y sus niveles en el cuerpo se acrecientan con la alimentación, el ejercicio físico y la luz, tres componentes que van especialmente asociados a estos meses. Por el contrario, cuando están en dosis deficitarias suele ser sinónimo de depresión y falta de apetito sexual.
* El papel de la estimulación visual como elemento de seducción importante. La menor tela empleada en la ropa estival y el semidesnudo a la hora de tomar el sol se convierten en incentivos que despiertan las fantasías sexuales que habían pasado más desapercibidas el resto del año.
* El cuidado en el atractivo físico. Durante esta etapa la piel está bronceada, lo que por contraste con la blancura del invierno se nos hace más sugerente y atractiva. Además los colores que se utilizan para vestir son más alegres y llamativos: amarillos, naranjas, rojos, estampados, etc.
* El periodo vacacional característico de esta estación. El hecho de no tener que madrugar y llevar una rutina de obligaciones hace que en general la gente esté más relajada, y sin prisas ni estrés, todo el mundo está más receptivo a la hora de concederse o buscar unos minutos de intimidad. El buen humor y la flexibilidad de horarios hacen que los defectos de la pareja sean percibidos con menor negatividad que en otras circunstancias. Además, con el pretexto de “estamos de vacaciones” muchas parejas se animan a llevar a la práctica las fantasías sexuales de siempre, pensando que en esos días todo está permitido y hay que desinhibirse.
* La playa y los escenarios al aire libre. El verano sirve de inspiración para los más creativos que saben aprovechar el encanto de hacer el amor en el agua del mar, en la montaña bajo las estrellas, en el césped de los parques, en el jardín de la casa, en un cine de verano, etc. No son pocos los lugares susceptibles de acoger el sexo apasionado al aire libre de todos aquellos que encuentran en los espacios abiertos un elemento más del erotismo.
* La famosa siesta también predispone a los momentos de placer. Una vez que el estómago está satisfecho, y aún hace demasiado calor para salir a la calle, los veraneantes emplean este sueño de tarde para relajarse en el más amplio sentido de la palabra, eligiendo así uno de los momentos del día favoritos para mantener relaciones sexuales.
* Tiempo para la pareja favorecido por las vacaciones. Los adolescentes y jóvenes disponen de la casa de sus padres durante unas semanas sólo para ellos, los padres cuentan con más intimidad tras haber dejado a los hijos en un campamento de verano o con los abuelos en el pueblo. Es decir, las parejas por fin tienen más espacio para los encuentros amorosos sin la continua preocupación de que les descubran o interrumpan.
* Viajes, actividades culturales y de ocio asociadas a esta estación estival. Muchas parejas han comenzado su historia de amor durante estos meses veraniegos, otros han vivido los famosos amores de verano que caducan con el otoño. Y es que es fácil que con tanta oferta de actividades al aire libre, viajes organizados para solteros, y la noche turística estival, quien más quien menos sienta el guiño de Cupido o de su análogo Eros
Jueves, 26 de noviembre de 2009